De acuerdo con un nuevo informe de la BEA, los gastos de consumo propio (GCP) aumentaron en $69.000 millones (7%), mientras que el ingreso personal aumentó solo en $38.000 millones (3%) en febrero.
¿Así que los consumidores han vuelto a gastar más de lo que ganan?
No exactamente. La verdad es que los gastos de los consumidores han bajado ya que la comida y la energía restan una porción mayor de sus salarios. Después de tomar en cuenta la inflación, el consumo personal aumentó solo un 3%, mientras que el ingreso real cayó al 1%. En otras palabras, los números cambian al tomar en cuenta la inflación.
La razón por lo cual todo esto importa es que el consumo es el 70% del PIB, así que si el consumidor está contra las cuerdas y está siendo golpeado por salarios estancados y por la inflación al mismo tiempo, uno puede apostar a que la economía va al basurero. Claro, buena parte de la culpa de este desastre le corresponde a Ben Bernanke, cuyo elíxir QE2 ha dejado al mercado de valores lleno de burbujas mientras que las materias primas y los precios de los alimentos aumentan sin control. Esa es la verdadera fuente del problema, una política dispareja que beneficia a la clase inversora y deja a las abejas trabajadoras –usted y yo— defendiéndose de los precios al alza.
Bernanke dice que no debemos preocuparnos por los altos precios, porque la inflación subyacente aún es baja (cerca del 1%). Eso es fácil de decir para alguien que jamás ha llenado un tanque de gasolina en su vida, pero para todos los demás la inflación es un asesino que obliga a recortar gastos o a contraer más deuda: ninguna, una opción fácil.
Así que sí, el consumo personal ha aumentado pero solo por un pelo. La verdad es que las personas están corriendo más rápido para quedarse en el mismo lugar, no están progresando. De hecho, el mito de compradores atontados por el crédito en Macy’s que se llenan de pantalones de diseñador y botas de cuero italianas es pura mentira. Para la mayoría, es una existencia básica 24-7. La mayor parte del tiempo consiste en ver cómo se puede estirar el presupuesto familiar o cómo alimentar a una familia de cuatro con frijoles pintos y Velveeta. No tienen efectivo para lujos, a menos que uno considere el SPAM un lujo.
Claro, la razón de todo esto es que las ganancias provenientes de la productividad laboral han ido a parar a los bolsillos de los ejecutivos. Las oficinas centrales toman el dinero, mientras los trabajadores reciben una palmadita en la espalda, y un “hasta luego, Charlie”. Es lo mismo en todos lados. Vea esto en el Wall Street Journal:
“Considere que en 1970 remuneraciones, salarios y beneficios asistenciales de empleados constituían las tres cuartas partes del ingreso personal en Estados Unidos, según la medición de Comercio. Dividendos, intereses e ingresos rentistas contribuían el 14%, mientras que los beneficios asistenciales públicos, incluyendo discapacidad, desempleo y bienestar eran menos del 8% del total.
Eso cambió en las décadas posteriores, conforme los programas de gobierno se expandieron, la población envejeció y las disparidades de riqueza aumentaron. En 2005, salarios, remuneraciones y beneficios asistenciales de los trabajadores eran ya sólo el 67% del total; en 2010, el 64%. Mientras tanto, aumentaron los porcentajes procedentes de dividendos, intereses, rentas y en especial beneficios asistenciales públicos.
Desafortunadamente, la menguante proporción de ingresos dimanantes de remuneraciones encaja con la más amplia erosión de la clase media norteamericana. Cerca del 40% del gasto de los consumidores es generado por el quinto de hogares más ricos. Harm Bandholz, economista de UniCredit, observa que la proporción del gasto norteamericano financiado por el proletariado ha declinado hasta el actual 61% desde el 85% de 1970.” (“Ganancias en Ingresos No Levantan Todos los Barcos”, Kelly Evans, Wall Street Journal)
¿No es gracioso? Es gracioso como el capitalismo al estilo americano; es como una gran banda transportadora que llevara toda la riqueza a los del piso de arriba. Y está empeorando. La salvaje desigualdad ahora excede holgadamente a la del período del desplome de 1929 y empieza a poder compararse ya con la de la Era de los Barones Ladrones del último tercio del siglo XIX. Hemos regresado a la Era de la Codicia.
¿Y qué hacen todos esos gatazos flatulentos con sus montañas de dinero? ¿Planear el futuro, diseñar una economía más fuerte, reinvertir en América?
Claro que no. Están intercambiando bienes de papel entre ellos para estafar al mercado y así poder dejar a sus hijos malcriados mil millones de dólares más antes de morir. ¿No me creen? Esto es de Bloomberg:
“Los ejecutivos americanos están comenzando a gastar la cifra récord de $940 mil millones en efectivo que juntaron después de la crisis crediticia justo a tiempo para las reuniones de accionistas. Las adquisiciones superaron los $256 mil millones este cuatrimestre. Compañías en el Índice 500 de Standard & Poor’s autorizaron un 38% más de recompras para 2011 que en el año anterior, y los dividendos podrían aumentar hasta una cifra récord de $31,07 por acción en 2013…
Los ejecutivos en jefe están buscando formas de aumentar las ganancias de los inversores después de revelar LAS GANANCIAS MÁS ALTAS DESDE 1988, sostenidas en tasas de interés cercanas a cero por parte de la Reserva Federal y en unos recortes de costos que han mantenido el desempleo cerca de un máximo del 26%… Las compañías en el S&P 500 han acumulado dinero por dos años conforme las ganancias por acción aumentaban un 36% en 2010, un máximo en más de dos décadas.
Compañías como Limited Brand Inc, los dueños de Victoria’s Secret, se apoyan en deudas para recompensar a los accionistas. La caída en los costos de préstamos a un mínimo en tres años ha dado a los ejecutivos el incentivo de vender bonos y utilizar las ganancias para volver a comprar las acciones y pagar dividendos…
Compañías en el S&P 500 han aprobado $149,8 mil millones en recompra de acciones en los últimos tres meses…
‘Tener todo ese efectivo en la hoja de balance ganando nada en esencia está perjudicando los números de las compañías. Resulta dañino para su capacidad de suministrar ingresos a los inversores a largo plazo’, dejó dicho David Kelly, quien ayuda a supervisar cerca de $445 mil millones como estratega de mercado en jefe para JPMorgan Funds en Nueva York. ‘Si no pueden encontrar nada mejor que hacer con este efectivo, lo mejor que pueden hacer es devolverlo a los inversores’.”(CEOs utilizan efectivo récord para dividendos conforme M&A levanta”, Bloomberg)
Claro. Disponer todo ese efectivo sin hacer nada es un gran problema. ¿Pueden creer la arrogancia?
En fin, ya pillan la idea. La Norteamérica empresarial y la de las grandes finanzas se han unido para incrementar los precios de las acciones al comprar sus propias acciones, fusiones y adquisiciones, pirámides de deuda e inclusive pidiendo préstamos para pagar dividendos; lo que sea necesario para tomar un poco más antes de que la economía vuelva a colapsar. También vale notar que ninguna de estas estrategias entraña aumentar la demanda, contratar trabajadores o construir una visión para el futuro. Todo es capitalismo salvaje: toma lo que puedas y pelea a muerte para esconderlo del recaudador.
¿Y esos tipos tienen la audacia de hablar de “consumidores despilfarradores”?
¡Por favor! Las grandes compañías no son más que robos legalizados disfrazados de empresas legítimas. Uno tendría que ser un tonto para comprar su imagen pública. Vean lo que dice Anne Lowrey en Slate:
“De acuerdo la Oficina de Análisis Económico, las ganancias corporativas reales casi llegan a una cima histórica en los últimos tres meses del 2010; las compañías obtuvieron $1,68 billones en ganancias operativas pre impuestos… La Reserva Federal estima que las compañías rayan los $1,9 billones….
¿Cómo es posible que la economía corporativa sea tan lucrativa, mientras el mercado laboral se mantiene tan débil? Parte de la respuesta está en la productividad mejorada. Cuando la recesión golpeó, los negocios despidieron a millones de trabajadores, exigiendo al resto que cubriera con su trabajo la diferencia: lo que, en muchos casos, hicieron. La productividad aumentó un 3,9% en 2010, mientras caían los costos laborales…
… en el último trimestre de 2010, la historia era Wall Street. Las ganancias cayeron en las firmas no financieras. Pero compañías como bancos de inversión y aseguradoras vieron como sus ganancias aumentaban hasta unos $426,5 mil millones anualizados. El sector financiero constituye ahora 30% de las ganancias operacionales totales de la economía…
Aún así, las ganancias récord no necesariamente se traducen en mejoras apara la economía: como podrían atestiguarlo así los 14 millones de trabajadores sin empleo del país. El año pasado, las compañías dudaron en gastar todo ese dinero, preocupadas por una falta de buenas oportunidades de inversión y temerosas acerca de la demanda. Lo bueno es que parece que comienzan a gastar su montaña de $1,9 billones; lo malo, que parece que esto no tredundará un beneficio inmediato para los trabajadores americanos.” (“Más ganancias, menos trabajos”, Annie Lowrey, Slate)
Así que los altos mandos corporativos y los alquimistas financieros se han dado cuenta de cómo engordar la última línea sin contratar trabajadores. Genial. Así que usted y yo podemos pasar nuestros días viendo telenovelas y pidiendo dinero en las entradas a la autopista, mientras los especuladores millonarios juegan a golf en el club. ¡Qué estafa!
Este sistema de dos niveles sólo sirve a los intereses de unos pocos privilegiados y sus niños malcriados. La única forma de nivelar el terreno de juego es rompiendo la baraja y volviendo a empezar.
Mike Whitney es un analista político independiente que vive en el estado de Washington y colabora regularmente con la revista norteamericana CounterPunch.
Traducción para www.sinpermiso.info: Pablo Yanes Thomas