Pese a la alerta de tsunami impuesta por el gobierno central en la zona costera del territorio chileno por los eventuales efectos del maremoto ocurrido en Japón que ha dejado a más de mil personas muertas al menos, agrupaciones políticas y sociales llegaron hasta la Plaza de la Constitución, a metros de La Moneda en Santiago, para protestar por la creciente y antipopular alza del costo de la vida en el país.
En el puerto de Valparaíso, donde los habitantes de la ciudad se recogieron temprano a los cerros y los servicios y lugares de trabajo cerraron mucho antes de lo habitual, también se efectuó una marcha de protesta por las mismas razones, cuando se cumplió un año justo de la administración de Sebastián Piñera. En este caso, la convicción de los participantes en la manifestación fue altamente valiosa debido a que Valparaíso queda al borde del mar, y a la hora de la manifestación las calles estaban vacías.
Las imágenes repetidas una y otra vez por los medios de comunicación de masas de la tragedia japonesa actualizó el temor de las comunidades chilenas provocado por el maremoto-terremoto del 27 de febrero de 2010. Ello llevó al gobierno a efectuar un despliegue extraordinario de fuerzas militares y traslado de personas de distintas zonas del país a terrenos altos, especialmente en la Isla de Pascua. Afortunadamente cuando se escribe esta nota (03:00, hora chilena), existe una absoluta tranquilidad costera. Sin embargo, aún se mantiene la alarma de tsunami.
La protesta en Santiago se llevó a cabo al mediodía, donde alrededor de 600 personas vitorearon consignas contra las políticas económicas antisociales de Piñera y la Concertación. Los voceros del Comando por los Derechos Sociales y Populares hicieron entrega en La Moneda de de una carta donde exigen, entre varios puntos, el término de las alzas del transporte colectivo; un sueldo mínimo de $ 350 mil pesos; igualdad de salarios y trabajo entre hombres y mujeres; salud, educación y seguridad social estatales; y demandas ambientalistas, sindicales, sexuales, de los pueblos originarios y libertad a los prisioneros políticos.
También en la capital de Chile, por la tarde, se realizó una marcha que terminó en La Moneda, y manifestaciones en las afueras de estaciones del metro subterráneo.
Naturalmente, la situación de intranquilidad generalizada en la población por lo ocurrido en Japón y que podría haber repercutido, según fuentes oficiales, en el país, atentó de manera significativa con la dimensión de la protesta. Es de esperar que no ocurran eventos naturales que lamentar y que las placas tectónicas no le jueguen una nueva mala pasada a próximas convocatorias que expresan la mala vida a la que está sometida la mayoría de los chilenos.