Noviembre 12, 2024

El imperio también se enreda

Es posible que los imperialistas invadan Libia, pero no completamente seguro como parecía en los primeros momentos. La realidad los traba. 

 

 

 Durante la crisis de Libia muchas declaraciones de autoridades occidentales superaron en agresividad a sus actos posteriores. Después de casi anunciar una guerra relámpago al parecer se encerraron a meditar.   

 

Quizás es porque las potencias pasan en la actualidad por un mal momento.

 

Sus problemas económicos son graves. Tienen deudas gigantescas, el crecimiento económico es débil y no mejora el empleo. No hay confianza en el dólar ni el euro. La competencia china es implacable y aunque le exigen revaluar su moneda no cede. Los ajustes neoliberales para enfrentar los déficits tensan las relaciones con sus ciudadanos.

 

Suben los precios de los alimentos y del petróleo y se pueden producir estallidos populares que rompan el orden creado con la colaboración de gobiernos dependientes. La juventud de las capas medias pese a su calificación no encuentra un lugar en el sistema y ha dado pruebas de su ira en Egipto y Túnez. 

 

China se alza como una potencia emergente que les amenaza el futuro. 

 

En los primeros días los países dominantes parecían desconocer la existencia del gobierno de Libia y por consiguiente de cualquier medida que pudiera tomar frente a los rebeldes. Hillary Clinton y el secretario general de la ONU son un ejemplo. En cambio hoy hablan de una guerra civil entre un gobierno y rebeldes. Ya no se refieren a civiles desarmados asesinados en manifestaciones sino a combatientes que se han dado el objetivo de tomar el control del país. Se exige al gobierno de Kadafi solo no atacar a los a civiles.

 

La campaña de prensa obsesiva ha dado paso a informaciones a veces en segundo plano.   

 

Algunos mandatarios del bloque imperial daban señales de iniciar acciones inmediatas e individuales. Pero vino la declaración del secretario general de la OTAN que no habría intervención militar sin una autorización del Consejo de Seguridad. Un retroceso en comparación con la guerra ilegal que hicieron en Irak.  

 

Los resultados de sus guerras contra Irak y Afganistán les han sido negativos. Internamente enormes gastos y críticas. En los países víctimas más de un millón de muertos, aumento de la pobreza, destrucción material generalizada, migración de millones, odio a los agresores, divisiones nacionales y ningún ordenamiento político subalterno sólido de reemplazo. Consecuencias que conocen los libios.

 

Los ataques acordados contra Irán no han sido ejecutados. Movilizaron medios militares, lograron legalizar la inspección de barcos de guerra iraníes como detonante, pero han tenido que frenarse.

 

Al interior de los rebeldes los imperialistas no tienen una acogida unánime. Hay corrientes opuestas, los que rechazan toda intervención extranjera, los que piden una invasión, los que solo demandan una zona de exclusión aérea por las potencias, los que únicamente aceptan la entrega de armas. Eran rebeldes los que hicieron prisioneros y expulsaron a soldados ingleses que se habían infiltrado.  

 

Varias fuentes señalan como un factor importante en la indecisión de los imperialistas la conducta valiente de los pueblos árabes contra las dictaduras dependientes de las potencias. Se sabe que el ciudadano común musulmán no quiere a sus antiguos colonizadores ni a Washington, victimarios de sus hermanos iraquíes, afganos, paquistaníes, palestinos… y se teme su reacción durante una guerra contra Libia.

 

En Estados Unidos se acusa a Obama de vacilante. Él y su sector parecen estar conscientes que una intervención directa podría ser otra mala aventura como las de gobiernos anteriores.  Los servicios de inteligencia tampoco ven que sea clara la derrota de Kadafi, algunos piensan que se impondrá conservando el poder. La política de la supremacía global norteamericana si bien tiene consenso en sus círculos de poder presenta subjetividades durante las coyunturas que no logran superar pese al gran aparato de apoyo de que disponen.    

 

El gobierno libio ha atacado con determinación logrando avanzar en el control del territorio. Cuenta ahora con una mejor situación en lo internacional. China y Rusia han dicho que están por una solución interna sin intervención militar extranjera. Estados con influencia como Brasil e India no se han sumado como Colombia y Chile a la postura de los imperialistas. Los países del ALBA impulsan una propuesta de no injerencia extranjera y un encuentro entre libios.  

 

En este momento se ha empezado a pensar más que en una invasión en  una lucha civil larga alimentada por los países occidentales desde el exterior. Se menciona como medio a Arabia.

 

El grave accidente en los reactores nucleares de Japón es un nuevo contratiempo para el proyecto Libia de Estados Unidos y la OTAN. Lo nuclear se demuestra como un peligro a la humanidad y se levanta como tema de preocupación asociado inevitablemente a la violencia permanente de los que gobiernan el mundo imponiendo sus conveniencias. 

 

Los imperialistas nunca dejan de planificar nuevas conquistas en el globo; pero no siempre les son posibles. El gigantesco poder militar que poseen no es el único factor en la política internacional. Al menos por ahora.   

 

Contacto romulo.pardo@gmail.com

 

 

 

Rómulo Pardo Silva

www.malpublicados.blogspot.com

Agregar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos requeridos están marcados *