Los grandes líderes sociales que han marcado la historia de nuestro país han surgido luego de soportar el juego de la opresión institucional. La derrota, ante la pseudo institucionalidad se transforma en un sentimiento comunitario significativo, que une a las personas en el pesar, que se hace carne en la vida, surgiendo así la solidaridad, frente a tanta injusticia que vivimos día a día.
Muchos pensarán que no es así, ya que enaltecemos a nuestros “héroes”, pero la verdad es que ellos no representan la vida diaria de las ciudadanas y de los ciudadanos. Son seres del Olimpo, inalcanzables para los seres comunes de carne y hueso que no pertenecemos a la elite, que día a día vemos nuestros sueños truncados, que no podemos resucitar como el ave fénix todos los días, para subsistir y dar a nuestras familias una vida más digna.
Como ciudadanía vivimos en carne propia las injusticias, el doble estándar de este puñado de “iluminados” y de sus acuerdos a nuestras espaldas, extraños a toda posibilidad de comprensión de nuestra realidad .Podríamos decir que el sinónimo de ser ciudadan@s es vivir la permanente injusticia.
Sin embargo, estas pérdidas del día a día van formando el temple y el coraje para enfrentar nuevos desafíos y llevan a la conformación de los grandes movimientos sociales para recomponer nuestro tejido social .Un sinnúmero de casos en nuestra historia ciudadana de ayer y de hoy nos muestra que las y los grandes líderes se formaron tras ser previamente denigrad@s, insultad@s y sabotead@s.
Fiel ejemplo es el movimiento de los derechos humanos en nuestro país, que paso a paso, logró el reconocimiento de los crímenes de lesa humanidad a nivel mundial .Fiel ejemplo es la muerte de Salvador Allende, que se transformó en icono de los pueblos del mundo .Unos escriben la historia, mientras otros se enriquecen a costa de la muerte, del dolor y de la opresión.
Contrariamente a la elite política, que continúa recurriendo a los mismos métodos de siempre para mantenerse en el poder, el cambio en la ciudadanía se forja como el acero, fundiéndose paso a paso en su piel .Es un cambio paulatino, lento pero seguro y sin retrocesos, hasta alcanzar la masa crítica que produzca el cambio político, económico, social y cultural .
Por cada injusticia, que la actual institucionalidad realiza, surge un o una líder dispuest@ a romper el sistema. Hoy día ya surgió una nueva líder a nivel de país .Un puñado de votos, extrañamente habidos, le ha quitado su lugar en su comuna, pero sin embargo la ha catapultado como un ejemplo nacional .Ya todo el país la conoce como la persona que fue destronada, siguiendo los pasos de su abuelo, al cual las armas le quitaron el poder. Hoy, ella se ha fundido con el movimiento social en contra de la injusticia y del abuso del sistema institucional. Hoy, ella está mucho más cerca que ayer del 60% de los no votantes, un voto duro de abstención por la falta de credibilidad en el sistema político actual.
Como continuar restándole poder al “poder representativo” y transformar la sociedad en participativa, es el gran desafío que ya partió hoy en Providencia, con una auténtica representante de la ciudadanía al frente del Gobierno local, en esta comuna hasta hoy, enclave de la dictadura militar.
Para justificar la ingobernabilidad del país, ya que más del 60% de la población dijo no al sistema económico y político establecido, la clase política y los medios de comunicación han expresado la necesidad de crear nuevas medidas de acción para aumentar la participación en futuras votaciones y lograr el reencantamiento de las y los votantes. Que diálogo de sordos, para tratar de perpetuarse en el poder. Que duda cabe que el voto duro de abstención exige un cambio al sistema electoral, una efectiva participación ciudadana, una Asamblea Constituyente y una nueva Constitución democrática, un control de los monopolios, una efectiva transparencia y una participación del Estado en la esfera económica, una educación gratuita y muchos otros derechos y otras reivindicaciones del pueblo que no han sido ni serán acogidas por quienes hoy controlan el poder y sostienen la actual institucionalidad y el modelo económico imperante.
Si quienes controlan hoy el poder, insisten en mantener cerradas las puertas para perpetuarse en el mismo, las organizaciones y los movimientos sociales, derribarán todas las barreras que sea necesario para cambiar el actual estado, ya que hoy con más fuerza que nunca, ha quedado una vez más en evidencia el sello y la impronta del dictador y de sus herederos políticos en nuestra institucionalidad.
*Katia Cotoras es arquitecta y dirigenta social de La Reina
Moisés Scherman es economista y dirigente social de Ñuñoa