La histórica tasa de abstención de votantes en la última elección municipal abrió el debate sobre la crisis de representación que vive el sistema político en el país y que, según los expertos, podría combatirse avanzando en reformas estructurales que la ciudadanía ya demanda a través de los movimientos sociales. Sin embargo, el diagnóstico divide a representantes del oficialismo y la oposición, quienes de todas maneras coinciden en que el fenómeno debe ser analizado de cerca en miras de las elecciones del 2013.
Más de siete millones de chilenos no concurrieron a votar durante estas elecciones municipales, de un universo electoral que, con el debut del sistema de inscripción automática, se amplió a 13 millones 404 mil personas, totalizando un porcentaje de abstención que llega al 60 por ciento.
Si bien el indicador resulta histórico para un proceso electoral en Chile, el fenómeno de la abstención venía creciendo gradualmente con el paso de los años, incrementándose de un 21 por ciento en las municipales de 1992 a un 42 por ciento en las de 2008.
Es por ello que, en el análisis final, los expertos han consensuado en que la responsabilidad no puede atribuirse por completo a la implementación del voto voluntario, sino también a una crisis de representación política que vive el país y que urge por reformas estructurales de fondo.
En este diagnóstico coincidió el diputado del PPD, Felipe Harboe, quien indicó que el 60 por ciento de abstención es una señal de alerta hacia el sistema político, que no está siendo representativo de los intereses de la ciudadanía, por lo que se debe avanzar en reformas que vayan de la mano de las demandas sociales.
“Tiene una profunda falta de consideración respecto de la actividad política, una falta de sentido cívico que requiere de una revisión. Creo que la política y los políticos tenemos que entender el mensaje, el mensaje es un grito de alerta que está diciendo ‘señores, ustedes no están siendo representativos’ y se requieren reformas estructurales”, aseguró Harboe.
Pese a que compartió que la crisis de representación fue uno de los factores que contribuyó a la falta de participación del domingo, el vicepresidente de Renovación Nacional, Cristian Mönckeberg, aseguró que no se trata de la única razón, por lo que señaló que la cifra no debería apurar reformas que, de igual manera, ya se están discutiendo.
“No creo que sea una crisis de representatividad, esa una de las tantas razones. No creo que pase por cambiar el binominal y eso que yo soy uno de los que quiere cambiarlo y ha presentado proyectos para eso. Aquí no se trata de escuchar o no querer escuchar, sino que es una de las tantas razones, falta de representatividad, las personas no se sienten convocadas por los candidatos, etc. Responsabilizar a unos y a otros, o a una sola razón, no me parece lo más adecuado. Sí hay que entender y leer lo que ocurrió”, sostuvo el diputado.
Sin embargo, el subdirector del Instituto de Asuntos Públicos (INAP) de la Universidad de Chile, Robert Funk, señaló que en este escenario, “veo preocupante la combinación entre voto voluntario y sistema binominal. Si la gente cree que da lo mismo, porque sale uno y uno, y ‘para qué voy a ir a votar si siempre salen los mismos’, y eso se combina con el voto voluntario, vamos a ver un problema real en las elecciones parlamentarias”, dijo.
Asimismo, el doctor en Ciencia Política, manifestó que para evaluar la efectividad de una democracia, no solo debe considerarse la dimensión de la participación política, sino que “hay muchas cosas que debemos hacer, como modificar el sistema binominal, pero incluso una reforma tributaria. Si la gente cree que nada cambia tiene que ver con su situación económica y la desigualdad”.
Dichos cambios, más reformas a la Constitución, voto chileno en el extranjero, así como la respuesta a los petitorios de los movimientos sociales, que van desde modificaciones en aspectos como salud, educación, pensiones y vivienda, según los expertos podrían ser una señal potente de que la clase política está oyendo a la ciudadanía y podría combatir, en parte, el fantasma de la abstención que rondaría con más fuerza en las próximas elecciones del 2013.