El galardonado periodista estadounidense se encuentra en nuestro país realizando una serie de conferencias y cursos en el marco de la Iniciativa Bicentenario JGM. ¿El objetivo de su visita? Básicamente contribuir al fortalecimiento en la formación investigativa de los estudiantes de Periodismo del ICEI.
Pero también se dio tiempo de conversar sobre algunos temas que están en discusión: la deslegitimación del poder y el cuestionamiento a figuras como el alcalde Labbé, la concentración de medios y la responsabilidad le cupo a la Concertación respecto a este fenómeno que califica de “lamentable” y perjudicial para la democracia.
Testigo privilegiado de la evolución chilena en los últimos cuarenta años. Llegó a Chile siendo un joven interesado en cubrir lo que ocurría cuando el país navegaba por las procelosas aguas de la política chilena durante la Unidad Popular, poco antes del naufragio. Luego asistió a las violaciones masivas de los derechos humanos, supo de las protestas contra el régimen suscitadas a comienzos de la década del ’80 y experimentó la posterior transición a la democracia. Y hoy, cuarenta años después, se encuentra con otro Chile, con jóvenes despercudidos ya de los miedos y las injusticias que marcaron las vidas de las generaciones anteriores. “Es normal, más cuando hablamos de personas jóvenes que tienden a relativizar menos acerca de lo que está bien y lo que está mal”, dice John Dinges, acaso porque la misma historia nos enseña que ningún pueblo vivirá por siempre cautivo de sus traumas.
Visita Chile con regularidad, al punto que ha forjado vínculos con su pueblo y su historia. Pero no por eso este connotado periodista -de dilatada trayectoria en medios como el Global Post, The Washington Post y la National Public Radio- ha perdido la capacidad de asombro ante los cambios que ha experimentado el país en el último tiempo.
Pero arriesga una explicación, una hipótesis basada en la experiencia que otorgan cuatro décadas de vínculo. “La primera generación sufre directamente los abusos de una dictadura. Los hijos de ellos, que han sufrido indirectamente lo que les ha tocado sufrir a sus padres, los acompañan en su dolor. La tercera generación vive en la perplejidad pero comienza a hacerse preguntas. Pero la cuarta generación es distinta. Es más crítica, enjuicia la historia, analiza y reflexiona sin complejos, cuestiona el estado de cosas pues cree que su origen es de legitimidad discutible. Pasó igual en Alemania respecto al Holocausto, aunque claro, no quiero igualar lo sucedido en Chile con el Holocausto judío en la Alemania Nazi”, sostiene el profesor titular de Periodismo en la Universidad de Columbia, quien además es un verdadero referente en la investigación periodística vinculada a la acción represiva de las dictaduras sudamericanas -en específico de Chile- en el marco de Plan Cóndor.
Al cabo de cuarenta años se advierten otros cambios. Por de pronto, un cuestionamiento de situaciones que parecían haberse naturalizado con el tiempo: el lucro en la educación, por ejemplo, o bien la legitimidad política de personajes que participaron en organismos como la DINA y la CNI, como el caso del coronel en retiro y alcalde de Providencia Cristián Labbé (quien hoy va por su reelección), máxime cuando las objeciones morales a su persona no fueron pan corriente en elecciones anteriores.
Hoy la situación es distinta, el contexto social es otro, y eso explica que los fantasmas salgan también del clóset, según Dinges: “Hoy sus detractores hablan mucho de eso. Nadie puede decir que haber trabajado en la DINA no significa necesariamente que tenga responsabilidad en las crímenes que cometió la DINA”, dice el periodista estadounidense, ya que, en virtud de toda lo antecedentes conocidos en sus años de investigación, todo individuo que ingresa a un organismo similar ha de tener un perfil específico basado en un irrestricto compromiso ideológico y político con el régimen que sustenta y, por ende, mostrar un apego total a los procedimientos que esa institución estima necesarios para preservarlo en el poder. “No cualquiera entra a trabajar en una organización de esas características. Los procesos de selección son siempre rigurosos”, sostiene el director de ArchivosChile, quien además fuera cofundador de la desaparecida revista Apsi.
“Me imagino que estos temas deben ser muy incómodos para personas como (Cristián) Labbé. Por su rango de oficial, y por el destacado papel que cumplió en esos años hasta el día de hoy, de seguro debió desempeñarse en el grupo que diseñó, organizó, implementó y mandó a ejecutar los procedimientos represivos. Es sabido que esos grupos, que ocupaban un lugar destacado en la orgánica, además hayan evaluado la efectividad de los procedimientos que se empleaban. En algún minuto probaron con varias técnicas de tortura, pero luego dijeron: ‘mira, el submarino seco es menos efectivo que el submarino mojado’. Así las fueron puliendo y se quedaron con un par de técnicas nada más”, señaló el autor de “Asesinato en Washington”, investigación acerca del atentado con bomba que acabó con la vida del ex canciller Orlando Letelier y su secretaria Ronni Moffit, quien además dice estar al tanto de antecedentes que incluso vinculan al ahora diputado -otrora subsecretario del Interior en dictadura, Alberto Cardemil- en labores de seguimiento a opositores de la dictadura. “Todos esos antecedentes, los documentos escaneados, los tengo yo en un disco externo”.
Esa lamentable concentración de medios
Hay otras cosas en que Chile ha cambiado, y para mal, a decir del autor detrás de de “Operación Cóndor: Una década de terrorismo internacional en el Cono Sur” y “Nuestro Hombre en Panamá: el rápido ascenso y brutal caída de Manuel Noriega”. Por de pronto la concentración en la propiedad de los medios, “excesiva”, a su juicio, al punto que Chile “es el país de América Latina con mayor concentración de medios y con menor diversidad de todo el continente, ya que sólo hay dos compañías, El Mercurio y Copesa, que tienen el control del 80-85% de los medios impresos en Chile, con un claro sesgo ideológico. Todo intento por crear nuevos diarios ha fracasado o bien se ha hecho fracasar. La hegemonía de la derecha es total porque Pinochet así lo quiso. Por eso cerró y confiscó diarios que no eran de esa tendencia”. Tal concentración no sólo es excesiva, sino que además resulta muy lesiva para la salud democrática de un país.
Caso Clarín: “No me lo explico. O sea, puedo especular, todos podemos hacerlo, y algo he escrito acerca de eso. Pero no me lo explico. Me parece una cosa horrorosa para la democracia chilena. ¡Cómo un diario puede ser bloqueado por la misma Concertación!” |
Claro que no todo es responsabilidad de Augusto Pinochet, advierte John Dinges. “Hay un caso que me obsesiona y es el diario El Clarín, que era el diario más grande Chile. Ese diario fue cerrado el mismo día del golpe y de inmediato le fueron confiscadas sus propiedades, incluso una imprenta recién adquirida por Víctor Pey, su dueño. Víctor Pey tuvo que asilarse y con los años, ya en democracia, pidió que el estado le pagara una indemnización. Y el gobierno de la Concertación peleó hasta el final para no pagarle y bloquear así el surgimiento de otro diario grande. Es muy lamentable”, recuerda el profesor, en referencia a la demanda que presentó Víctor Pey contra el estado chileno en el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI).
“No me lo explico. O sea, puedo especular, todos podemos hacerlo, y algo he escrito acerca de eso. Pero no me lo explico. Me parece una cosa horrorosa para la democracia chilena. ¡Cómo un diario puede ser bloqueado por la misma Concertación!”, añade.
El caso “La Nación”
¿Y el bullado cierre del diario La Nación? La respuesta de Dinges puede sonar controvertida: “El problema de La Nación no es que sea un diario del estado. El tema es que estos medios tienden a convertirse en medios del gobierno de turno. Y esos medios no tienen mucha influencia y relevancia pues no hacen un periodismo independiente, aunque debo reconocer que me parecía muy respetable lo que hacía el diario La Nación Domingo. Yo mismo usaba textos de Jorge Escalante y de otros periodistas que trabajaban ahí y me parecían textos de mucha calidad”.
Tampoco cree en ideas que apunten a financiar medios independientes vía publicidad gubernamental. “Distinto es que el estado fomente y subvencione medios diversos y plurales. No sé si es muy sustentable pedir que destine la publicidad a medios independientes pues me parece de toda lógica que un gobierno difunda sus políticas públicas en medios de alta circulación nacional. Es una estrategia técnica muy lógica, muy fría, si se quiere. Pero asimismo debería destinar, por decir una cifra, unos cien millones de dólares a medios plurales y diversos. Eso es mucho más sustentable”, subraya quien fundara CIPER Chile junto a la periodista Mónica González, medio que ha puesto en el tapete una serie de irregularidades en la administración central como el caso “Sobreprecios”. “La Concertación ya se había comprometido a cerrar el diario La Nación para permitir la sobrevivencia del Diario Siete. Pero al final nada de eso ocurrió”, sentencia.
Precisamente por este fenómeno de concentración en la propiedad de los medios que John Dinges cree necesario fortalecer la faceta investigativa de los periodistas. “Siempre es bueno dedicarse a las noticias del día a día. También debemos informar. Pero en estos tiempos ya hemos perdido el monopolio de entregar información. Por eso recobra importancia la investigación, porque es mucho más importante en cuanto al servicio que presta a la sociedad y a la democracia”, concluye.