Junto al cineasta británico Ken Loach, el guionista Paul Laverty es de los últimos artistas que se reconocen abiertamente socialistas en Inglaterra. Sus guiones siempre hablan de la realidad, de la calle, de unidad, de resistencia y de amistad, y no se esconde al momento de meter el dedo en la llaga del racismo europeo, o de la corrupción que mueve los hilos de los gobiernos del mundo.
Ahora, mientras una dura crisis económica afecta a Europa, Paul Laverty estuvo en Madrid junto a su mujer, la directora española Iciar Bollaín, a quien apoya con el guión de ‘También la lluvia’, su última película.
El nuevo filme de la cineasta vasca es una mezcla de amistad y resistencia en medio de tanto individualismo e inoperancia política, donde se fusionan dos experiencias como son la llegada de Colón a América, que llevó a la explotación brutal del oro por parte España en el siglo XVI, y el desembarco de un equipo de rodaje en Cochabamba que es testigo de la batalla por el agua en el año 2000.
-¿Cómo nace el guión de ‘También la lluvia’, filme que dirige tu mujer Iciar Bollaín y que competirá por España en los Oscar?
-Es una mezcla de muchas cosas. Empecé con este guión hace 10 años gracias a mi amigo, el escritor norteamericano Howard Zinn, que contó la ‘Otra historia de EE.UU’ y planteó una historia alternativa sobre la evolución del mundo. Zinn no muestra la historia desde el punto de vista de los poderosos o desde la visión de JP Morgan, sino que desde la gente, desde los trabajadores, desde la base.
“Bueno, el primer capítulo de Zinn empieza con la llegada de Colón a América, que no es el marinero famoso que nos han vendido en Europa o en España sino un hombre obsesionado con el oro, con las especies y los esclavos. Es más, desde que pisó América, dijo “podemos llevar muchos esclavos para Cristo pero también muchas ganancias”. La novedad de Zinn es que habla del efecto en la población indígena de la colonización y celebra la noción de resistencia de los hombres que han luchado contra el poder”.
“También dentro de la historia de ‘También la lluvia” quise hacer énfasis en el trabajo del padre Fray Antonio de Montesinos, la primera voz que se levantó contra la colonización que implantó el imperio español y también hablar del padre Fray Bartolomé de Las Casas, férreo defensor de los derechos de los indígenas, ideas que se conocen más en América que en España”.
-¿Por qué fusionar la historia del levantamiento popular de los bolivianos contra la privatización del agua con la llegada de Colón a América?
-Lo que me fascinó es que la historia de la ‘Guerra del agua’ es que mostraba otra vez a la población indígena luchando con palos y piedras contra el ejército. Pero esta vez no se estaba robando su oro sino el agua, la esencia de la vida. Esto me impresionó mucho y me lancé a la idea de mezclar las dos realidades. Sin duda, el pobre en Bolivia ahora esta perdiendo el acceso a su agua por contratos comerciales o por tratados internacionales que son impuestos y empujados por el FMI. Y la verdad es que los gobiernos bolivianos anteriores fueron presionados para que vendieran estos derechos o los privatizaran con el fundamento de que se iba a generar dinero y riqueza. Lo que finalmente fue mentira
-”Por qué siempre tenemos que luchar en la calle para lograr nuestros derechos”, dice el personaje del indio boliviano Hatuey. ¿El levantamiento popular es necesario para recobrar los derechos?
-Por desgracia esta es una lección de la historia. Por ejemplo, el negro abolicionista norteamericano y ex esclavo Frederick Douglas, que se transformó en agitador entre sus pares, decía siempre en sus discursos que “el poder no concede nada sin una exigencia o demanda, nunca lo ha hecho ni nunca la hará”.
-En tu opinión, ¿la democracia ya no funciona?
-Es verdad que cuando hay una democracia se pueden hacer cambios mediante el Parlamento pero con lo que está pasando ahora en Europa, especialmente en Italia, donde los políticos son una pandilla de corruptos, es muy difícil. Por eso hay una reacción en la calle desde los estudiantes hasta los trabajadores, y yo saludo a la gente que se manifiesta en Europa. Ellos están enojados contra un grupo de la elite económica y social que ha causado un problema económico serio, generando desempleo y que ganó una fortuna especulando con dinero virtual. La gente está afectada por que están pagando el precio de una crisis que no produjeron.
-¿Frente a las injusticias se debe resistir, entonces?
-En circunstancias así tenemos que resistir y hay muchas maneras de hacerlo como en la calle, con canciones, con libros, haciendo cine. Por ejemplo, en Inglaterra, millones de personas salieron a la calle para protestar contra las mentiras de la guerra de Irak y las supuestas armas de destrucción masiva. Ahora, Wikileaks demostró que la guerra era ilegal, sucia, que genera millones de murtes inocentes. Sin duda, depende de la historia de cada país como luchar pero es parte de la política y no debemos perder la acción. En mi opinión es algo muy profundo del ser humano luchar por la justicia y por los derechos.
– Aunque la lucha en la calle siempre tiene sus contras: muertes por libertad.
-Sí, la gente aprendió de la ‘Guerra del Agua’ en Cochabamba que podían recuperar su derechos, pero le costó caro obtenerlos. En estas protestas murieron más de 60 personas a manos del ejército. Para mí, éste debate es fundamental en la película ya que la gente sabe que si salen a la calle les matarán pero si no luchan pierden el agua para su hijos. Es una decisión existencial. Yo tengo mucho respeto por esta gente humilde que no tiene abogados ni dinero. Para ellos luchar es la una opción para recuperar su vida y defenderla. En América Latina, a pesar de las dictaduras, siempre hay gente que va a resistir frente al autoritarismo o que busca la manera de hacerlo. Eso es admirable.
-¿Por qué no hay reacción en Europa o España?
-Hay crisis de ideas en la izquierda europea y tenemos que se autocríticos como también buscar alianzas alternativas. Además, los agentes financieros han utilizado su dinero para pagar a políticos y así desregularizar el mercado a su favor. Por supuesto, los políticos de todos los partidos se han llenado la barriga de tanto dinero que han cogido y han aceptado todas las leyes del neoliberalismo generando un desastre para muchos habitantes, que han perdido su trabajo, su vida, sus hipotecas. Frente a este panorama, es dificil reaccionar al comienzo. Pero los bancos no han perdido nada y la deuda privada es ahora, por obra de magia, deuda pública. ¿Quienes pagan el precio al final? Siempre son los jóvenes, los trabajadores, los pensionistas. En resumen, los más vulnerables están pagando el precio, como siempre.
-¿El cine es la única vía que queda para volver a la realidad frente al aumento de cadenas de televisión en manos de empresas que sólo buscan beneficios y no les interesa informar?
-Los comentaristas de televisión, en estos momentos, sólo repiten que no hay otra alternativa para mejorar o para superar la crisis que recortando todos los gastos sociales. Y es difícil plantear una idea diferente con este modelo de tv. Además, en mi opinión, la mayoría de las películas son de corte derechista. Especialmente las películas estadounidenses, que son las que más se ven, sólo celebran el individualismo, al blanco, o la violencia individual. Nunca se ve a la gente tomando decisiones colectivas.
“En mi opinión, el pueblo es muy inteligente y cuando se unen pueden reflexionar de manera muy compleja y profunda sobre su realidad. Creo que hay que hacer estas reflexiones para encontrar soluciones y para impedir que les impongan la pobreza a nuestros niños en el futuro”.
-¿Cómo fue la recepción de los bolivianos durante la filmación de ‘También la lluvia ‘?
-La gente y la comunidad de indígenas, nos apoyaron mucho. No sólo el Gobierno de Evo Morales. Desde un principio tanto Iciar Bollaín y yo buscamos las opiniones de las asambleas comunitarias de Cochabamba, quienes nos recibieron y nos escucharon. Fuimos a Cochabamba a pedir su ayuda y a explicar la idea de la película porque queríamos hablar con ellos desde el respeto. Por eso funcionó la película tan bien en Bolivia.
-¿Al indígena se le tiende a menospreciar en América Latina?
-Me indigna como tratan a la población indígena en Bolivia o en América Latina. Por ejemplo, a actor boliviano Juan Carlos Hatuey por años le han llamado inútil, y la gente es muy racista con él y su gente. Les dicen que son pobres desde sus genes. Para mí, lo importante fue trabajar con la gente que luchó en la ‘Guerra del Agua’. Por eso, pese a lo difícil que fue conseguir el presupuesto de la película, me encantó que hayan salido en la pantalla los indígenas, las asambleas, sus cuentos, sus características, sus acentos. Es un logro mostrarlos en la pantalla grande.
-¿Que otros proyecto hay con Ken Loach?
Bueno, vamos a estrenar nuestro último filme ‘Route Irish’, en marzo en Gran Bretaña. Es la historia de un mercenario inglés que regresa a Liverpool con la guerra de Irak en su cabeza. Asimismo, en primavera queremos empezar a grabar en Escocia otro filme
-”Por qué siempre tenemos que luchar en la calle para lograr nuestros derechos”, dice el personaje del indio boliviano Hatuey. ¿El levantamiento popular es necesario para recobrar los derechos?
-Por desgracia esta es una lección de la historia. Por ejemplo, el negro abolicionista norteamericano y ex esclavo Frederick Douglas, que se transformó en agitador entre sus pares, decía siempre en sus discursos que “el poder no concede nada sin una exigencia o demanda, nunca lo ha hecho ni nunca la hará”.
-En tu opinión, ¿la democracia ya no funciona?
-Es verdad que cuando hay una democracia se pueden hacer cambios mediante el Parlamento pero con lo que está pasando ahora en Europa, especialmente en Italia, donde los políticos son una pandilla de corruptos, es muy difícil. Por eso hay una reacción en la calle desde los estudiantes hasta los trabajadores, y yo saludo a la gente que se manifiesta en Europa. Ellos están enojados contra un grupo de la elite económica y social que ha causado un problema económico serio, generando desempleo y que ganó una fortuna especulando con dinero virtual. La gente está afectada por que están pagando el precio de una crisis que no produjeron.
-¿Frente a las injusticias se debe resistir, entonces?
-En circunstancias así tenemos que resistir y hay muchas maneras de hacerlo como en la calle, con canciones, con libros, haciendo cine. Por ejemplo, en Inglaterra, millones de personas salieron a la calle para protestar contra las mentiras de la guerra de Irak y las supuestas armas de destrucción masiva. Ahora, Wikileaks demostró que la guerra era ilegal, sucia, que genera millones de murtes inocentes. Sin duda, depende de la historia de cada país como luchar pero es parte de la política y no debemos perder la acción. En mi opinión es algo muy profundo del ser humano luchar por la justicia y por los derechos.
– Aunque la lucha en la calle siempre tiene sus contras: muertes por libertad.
-Sí, la gente aprendió de la ‘Guerra del Agua’ en Cochabamba que podían recuperar su de
rechos, pero le costó caro obtenerlos. En estas protestas murieron más de 60 personas a manos del ejército. Para mí, éste debate es fundamental en la película ya que la gente sabe que si salen a la calle les matarán pero si no luchan pierden el agua para su hijos. Es una decisión existencial. Yo tengo mucho respeto por esta gente humilde que no tiene abogados ni dinero. Para ellos luchar es la una opción para recuperar su vida y defenderla. En América Latina, a pesar de las dictaduras, siempre hay gente que va a resistir frente al autoritarismo o que busca la manera de hacerlo. Eso es admirable.
-¿Por qué no hay reacción en Europa o España?
-Hay crisis de ideas en la izquierda europea y tenemos que se autocríticos como también buscar alianzas alternativas. Además, los agentes financieros han utilizado su dinero para pagar a políticos y así desregularizar el mercado a su favor. Por supuesto, los políticos de todos los partidos se han llenado la barriga de tanto dinero que han cogido y han aceptado todas las leyes del neoliberalismo generando un desastre para muchos habitantes, que han perdido su trabajo, su vida, sus hipotecas. Frente a este panorama, es dificil reaccionar al comienzo. Pero los bancos no han perdido nada y la deuda privada es ahora, por obra de magia, deuda pública. ¿Quienes pagan el precio al final? Siempre son los jóvenes, los trabajadores, los pensionistas. En resumen, los más vulnerables están pagando el precio, como siempre.
-¿El cine es la única vía que queda para volver a la realidad frente al aumento de cadenas de televisión en manos de empresas que sólo buscan beneficios y no les interesa informar?
-Los comentaristas de televisión, en estos momentos, sólo repiten que no hay otra alternativa para mejorar o para superar la crisis que recortando todos los gastos sociales. Y es difícil plantear una idea diferente con este modelo de tv. Además, en mi opinión, la mayoría de las películas son de corte derechista. Especialmente las películas estadounidenses, que son las que más se ven, sólo celebran el individualismo, al blanco, o la violencia individual. Nunca se ve a la gente tomando decisiones colectivas.
“En mi opinión, el pueblo es muy inteligente y cuando se unen pueden reflexionar de manera muy compleja y profunda sobre su realidad. Creo que hay que hacer estas reflexiones para encontrar soluciones y para impedir que les impongan la pobreza a nuestros niños en el futuro”.
-¿Cómo fue la recepción de los bolivianos durante la filmación de ‘También la lluvia ‘?
-La gente y la comunidad de indígenas, nos apoyaron mucho. No sólo el Gobierno de Evo Morales. Desde un principio tanto Iciar Bollaín y yo buscamos las opiniones de las asambleas comunitarias de Cochabamba, quienes nos recibieron y nos escucharon. Fuimos a Cochabamba a pedir su ayuda y a explicar la idea de la película porque queríamos hablar con ellos desde el respeto. Por eso funcionó la película tan bien en Bolivia.
-¿Al indígena se le tiende a menospreciar en América Latina?
-Me indigna como tratan a la población indígena en Bolivia o en América Latina. Por ejemplo, a actor boliviano Juan Carlos Hatuey por años le han llamado inútil, y la gente es muy racista con él y su gente. Les dicen que son pobres desde sus genes. Para mí, lo importante fue trabajar con la gente que luchó en la ‘Guerra del Agua’. Por eso, pese a lo difícil que fue conseguir el presupuesto de la película, me encantó que hayan salido en la pantalla los indígenas, las asambleas, sus cuentos, sus características, sus acentos. Es un logro mostrarlos en la pantalla grande.
-¿Que otros proyecto hay con Ken Loach?
Bueno, vamos a estrenar nuestro último filme ‘Route Irish’, en marzo en Gran Bretaña. Es la historia de un mercenario inglés que regresa a Liverpool con la guerra de Irak en su cabeza. Asimismo, en primavera queremos empezar a grabar en Escocia otro filme