José Miguel Carrera acababa de cumplir veintiséis años cuando asumió la presidencia de la Tercera Junta de Gobierno, el 15 de noviembre de 1811, luego de deponer la establecida el 4 de septiembre del mismo año por no realizar las reformas prometidas.
El año 1812 es el del cumplimiento de las medidas de su gobierno. Su primera obra de gobernante consistió en fundar un periódico: La Aurora de Chile, aparecida el 13 de febrero de 1812. Ya había comprado para el Estado la primera imprenta llegada el 24 de noviembre de 1811 en la fragata estadounidense Galloway. El 16 de enero de 1812, Carrera emitió un decreto con el nombramiento oficial de fray Camilo Henríquez como redactor del periódico, asignándole un sueldo de $ 600 anuales. El semanario aparecería los días jueves, a veinticinco centavos el ejemplar.
El 21 de agosto de 1812, decreta la educación obligatoria para las mujeres, conjuntamente con lo que hoy podría considerarse la primera Ley de Educación Primaria. Mediante este decreto se ordena a todos los monasterios proporcionar salas especiales para impartir clases a los niños. Por su parte, los conventos de monjas deben hacer lo mismo para educar a las niñas. Fuera de enseñar el catecismo, deben impartirse diversas disciplinas, como leer, escribir y ejecutar operaciones aritméticas. Con respecto a la educación de las niñas, cosa impensada hasta ese momento, Carrera escribe: “…parecerá una paradoja en el mundo culto que la capital de Chile, poblada por más de cincuenta mil habitantes, no haya conocido aún una escuela de mujeres que diera ejercicio a los claros talentos del sexo amable”.
EL INSTITUTO NACIONAL
El 1º de junio de 1812 emite un decreto que ordena la creación del Instituto Nacional, entidad de enseñanza media y superior constituida por la fusión del Convictorio Carolino, la Academia de San Luis, el Seminario Conciliar y la Universidad de San Felipe. Este establecimiento educacional es inaugurado al año siguiente, el 10 de agosto de 1813.
Decreta la creación de la Biblioteca Nacional, a la que tendrá acceso libre toda la población de Santiago, el 10 de agosto de 1812. Desgraciadamente no obtiene los recursos para su inmediato funcionamiento. Amplía la Ley de Libertad de Vientres, establecida por decreto de la Primera Junta de Gobierno, proclamando: “Todo hijo de esclavo nacido en Chile, o aquellos esclavos que pisen el territorio nacional, serán considerados hombres y mujeres libres”. Y se redacta el Código Constitucional de las Provincias Unidas de Chile que deslinda las responsabilidades de los tres poderes del Estado; su cumplimiento alejaría de cualquier tentación dictatorial. Expone que el Congreso Nacional tendrá poder para: “proteger la libertad de prensa, propiedad y seguridad individual, permitiendo que el pueblo pueda congregarse pacíficamente para suplicar por la reforma de los abusos, y de que pueda tener y llevar sus propias armas, en cuanto fuera compatible con la tranquilidad pública”. Y algo que jamás nadie podrá decir que fue copiado de texto ajeno: tendrá poder para “hacer reglamento sobre el comercio interior de las mismas provincias, con naciones extranjeras y de indios”.
La patria reconoce la autonomía de la nación aborigen y los tratos con los mapuche serán de igual a igual. Tal reconocimiento de la nación indígena les significaría a la patria y a la revolución establecer muy buenas bases para un trato igualitario y respetuoso, con mayor razón si el reconocimiento ya provenía de los reyes de España.
PRIMERA CONSTITUCION
El 26 de octubre de 1812 se emite el decreto promulgando la primera Constitución de Chile, bajo el nombre de Reglamento Constitucional Provisorio, compuesto por 27 artículos que, en conjunto, dan el primer marco legal al Estado chileno. Participan en la redacción final de este documento, como asesores del gobierno, Francisco Cisternas, José Santos Rodríguez, Juan Egaña, Manuel de Salas, Camilo Henríquez y otros. El artículo 5 del documento es una abierta declaración de la independencia de la nación, al expresar: “Ningún decreto, providencia u orden que emane de cualquier autoridad o tribunales de fuera del territorio de Chile, tendrá efecto alguno”.
Dentro de los 27 artículos, la Constitución garantiza al ciudadano: recurso de amparo o Habeas Corpus (Art. 15); libertad de casas, efectos y papeles (Art. 16); principio de debido proceso (Art. 18); libertad de imprenta (Art. 23); libertad individual e igualdad de derechos ante la ley (Art. 24); libertades personales y seguridad individual (Art. 19, 20, 21 y 22).
Ese año también se proclama el Bando de Buen Gobierno, junto con el contenido de algunos artículos del Reglamento de Policía, para hacer la ciudad digna de sus habitantes, contemplando en primer lugar el respeto a las creencias y a la vida humana, dictando luego las normas éticas de la convivencia armoniosa y descartando todo elemento promotor de violencia. Entre muchas medidas de decoro, salud y bien públicos, considera el respeto de los casados a sus mujeres y a sus hogares, anticipándose en dos siglos a lo que hoy se llama lucha contra la violencia intrafamiliar.
El Cuerpo de Serenos de Santiago, cuyos miembros estarán a cargo de resguardar el orden público de la ciudad las 24 horas del día, se decreta el 9 de diciembre de 1812. Al mismo tiempo, se ordena la ampliación del alumbrado público para que ilumine toda la villa. Se ordena el saneamiento del brazo izquierdo del río Mapocho, hasta entonces convertido en un basural. Allí se plantan árboles y jardines, convirtiéndolo en un paseo que será punto de reunión social de Santiago. A ese paseo se le da el nombre de Alameda de las Delicias, columna vertebral de la ciudad hasta nuestros días.
Se advierte que no pueden andar ni perros sueltos ni medios de transporte invasores de las calles. Por ningún motivo, arrojar a las calles ropas de enfermos, animales muertos ni inmundicias. No estará permitida la invasión de veredas por vendedores callejeros ni artesanos y habrá horario para los fruteros. No se podrán contaminar las aguas. Y se dictarán medidas para impedir desbordes de aguas servidas.
EJERCITO RESTAURADOR
Se inició la construcción y reparación de caminos para facilitar el desplazamiento de civiles y militares. Se inicia la reorganización y profesionalización del ejército, con énfasis en la disciplina operativa. Se compran armas en el extranjero y se abren maestranzas y fábricas para proveerlo de uniformes, armas y municiones. Se organiza el Ejército Restaurador para resguardar y consolidar la república. Se organiza la primera unidad, Batallón Granaderos de Chile, con novecientos cincuenta hombres de dotación; dos escuadrones de Húsares, una unidad de artillería y milicias sustentadas en batallones reclutados en la mayoría de los pueblos de mayor importancia como Melipilla, Rancagua, Santa Rosa de Los Andes, San Fernando, Los Angeles. También se funda la Compañía de Jóvenes del Estado, para la formación de oficiales, que constituye los cimientos de una escuela militar. Se procede a la formación de las Milicias Provinciales.
El once de octubre de 1811 se proclama un bando de servicio militar obligatorio. Crea el Batallón de Ingenuos de la Patria, constituido por esclavos libertos. Con este nuevo título borra las condiciones jurídicas de esclavos y liberto, pues ingenuo significa nacido libre. Luego Carrera da el nombre de Infantes de la Patria al Batallón de Mulatos o Pardos, unidad muy pronto distinguida entre las mejores y que constituye el verdadero núcleo del ejército de la República de Chile.
Auxiliares de Chile se llaman los doscientos soldados de infantería y doscientos Dragones de la Frontera, al mando del teniente coronel Andrés del Alcázar, quienes parten a Buenos Aires para reforzar la protección de la naciente república hermana. Esta unidad es la primera en cruzar la cordillera de los Andes en misión internacionalista, precursora del Ejército Libertador.
El compromiso por la defensa iguala a los vecinos, los une a todos como soldados y ciudadanos armados. Al integrar las milicias y el ejército, no se diferencian los portadores de lanzas y los esgrimidores de espadas. El ejército y las milicias son el escenario de participación democrática: “en vista de que ciudadanos que irían a la defensa de la Patria, no debían distinguirse con título alguno que supusiera diferencia entre ellos y los demás cuerpos”.
Decreta, el 5 de abril de 1812, la”Instrucción para los Diputados de la Junta sobre la Vacunación Virolenta”. Esta es la primera ley sobre salud pública que es promulgada en nuestro país y tiene como propósito específico prevenir y aminorar el impacto de las epidemias de viruela. Es deber de los médicos y cirujanos acudir para atender a los pacientes postrados en sus lechos, “pobres o ricos”, sin discriminación.
El 7 de agosto de 1812 decreta la formación de brigadas para combatir incendios, contemplando la división de la ciudad de Santiago en cuatro cuarteles. En cada uno de ellos se ordena a albañiles y carpinteros concurrir a los incendios que se produzcan dentro de su cuartel, portando sus herramientas, baldes y escaleras. En el mismo decreto se menciona la adquisición de bombas de agua manuales “como las que existen en Europa para combatir el fuego”.
El 1º de noviembre de 1812 se reúne por primera vez el Senado de Chile, creado mediante el artículo séptimo del Reglamento Constitucional, compuesto por siete miembros -dos por Coquimbo, dos por Concepción y tres por Santiago-. Es nombrado presidente don Pedro de Vivar y como secretario se designa a fray Camilo Henríquez. Se establece además, que el gobierno deberá rendir una cuenta pública cada seis meses ante dicho organismo.
EE.UU. RECONOCE
A CHILE INDEPENDIENTE
El 24 de febrero de 1812 llega el primer diplomático extranjero acreditado en nuestro país: el cónsul de EE.UU. de Norteamérica, Joel Robert Poinsett, quien presenta sus credenciales ante el gobierno de Carrera. La llegada de Poinsett representa nada menos que el reconocimiento de la República de Chile por Estados Unidos, el primer país de América que logró la independencia.
En Anales de la República, tomo 1, página 272, que compila los textos de todas las Constituciones que ha tenido Chile, el investigador e historiador Luis Valencia Avaria establece claramente que la Junta de Gobierno, presidida por José Miguel Carrera y compuesta por los vocales señores Prado y Portales, nombra como primer ministro de Relaciones Exteriores de Chile a don Manuel de Salas y Corvalán, quien tendrá la importante misión de obtener el reconocimiento universal de Chile y de entablar relaciones con otras naciones del mundo.
La bandera nacional de Chile (franjas horizontales de colores azul, blanco y amarillo) se despliega por primera vez el 4 de julio de 1812, con motivo del aniversario de la independencia de Estados Unidos. La enseña patria fue diseñada, confeccionada y presentada oficialmente a la ciudadanía por doña Francisca Javiera Carrera.
El 30 de septiembre de 1812 se da a conocer el escudo nacional, expuesto en un lienzo colgado en la portada principal de la Casa de Moneda, incorporado, además, al centro de la bandera tricolor chilena. En él se ve una columna, en cuya cúspide aparece un globo y en su cumbre una lanza y una palma cruzada; encima, una radiante estrella encumbrada con alguna distancia. A la siniestra de la columna está un gallardo joven mapuche, y a la diestra una hermosa mujer también mapuche. La inscripción superior dice: Post Tenebras Lux (“Después de las tinieblas, la luz”); y la inferior: Aut Consiliis Aut Ense (“O por consejo o por espada”).
Ese mismo día se celebra por primera vez el Tedeum en la catedral de Santiago, conmemorando la instalación de la Primera Junta de Gobierno en 1810. Lo oficia el sacerdote Buenaventura Silva y a la ceremonia asisten todas las autoridades de gobierno, del ejército y los notables de la ciudad. En la noche Carrera ofrece un baile. Se usa por primera vez la Casa de Moneda (hoy palacio de La Moneda) en un acto de gobierno. Doña Javiera Carrera oficia de primera dama de la nación. También asiste doña Mercedes Fontecilla, de sólo trece años de edad, quien el 20 de agosto de 1814 se convertiría en la esposa de José Miguel Carrera.
El gobierno de José Miguel Carrera realiza el formidable plan de fundar la República de Chile llevando a cabo en un solo año un programa revolucionario que abarca educación, salud, vida digna, formación de un ejército patriótico, seguridad de la población. Esta épica tarea debía quebrantar muchas barreras en un país que por tradición colonial sólo reconocía como ciudadanos al pequeño círculo de descendientes de encomenderos y gente de muy buena situación económica,
“Dijiste Libertad antes que nadie.
Liberaste al hijo del esclavo.
Iban como las sombras mercaderes
vendiendo sangre de mares extraños.
Liberaste al hijo del esclavo.
Estableciste la primera imprenta.
Llegó la letra al pueblo oscurecido,
la noticia secreta abrió los labios.
Estableciste la primera imprenta.
Implantaste la escuela en el convento”.
Pablo Neruda
VIRGINIA VIDAL
Publicado en “Punto Final”, edición Nº 766, 14 de septiembre, 2012