Este es el tercer paro comunal generalizado convocado por la Asamblea Ciudadana de Calama, para protestar contra la falta de respuesta del Gobierno ante la demanda de que los recursos de la actividad minera queden en la zona, para salir de la postergación y permitir su desarrollo. Dirigentes advierten radicalización del movimiento de no obtener pronunciamientos.
Hoy, la Asamblea Ciudadana de Calama cumple tres años en busca de nuevas vías para salir del estancamiento, con una marcha que, a esta hora, continúa desde las afueras de la planta de Chuquicamata en retorno a la ciudad, después de que hombres, mujeres y niños recorrieran casi ocho kilómetros a pie en una nueva movilización.
La jornada de protesta comenzó a las 0:00 horas con la paralización total de la ciudad, a la que adhirieron gremios del transporte, la salud, y los colegios municipalizados, que decidieron suspender las clases.
En las primeras horas de hoy, se registraron algunos incidentes en distintos puntos, como quema de neumáticos e instalación de barricadas para cortar el tránsito vehicular. Acciones que terminaron con cuatro personas detenidas.
Según explicó el vocero de la Asamblea Ciudadana de Calama, Luis Rosa, esta situación se da por la rabia de los ciudadanos ante la falta de respuesta de parte de las autoridades
“No nos han respondido en los últimos tres años, pese a que el Presidente ha reconocido que esta es una zona que se ha postergado durante mucho tiempo. Calama es una ciudad con gente totalmente enojada. En el último Cabildo se aprobó radicalizar esto y por lo mismo muchas gente se ha arriesgado a hacer barricadas, tomarse los trenes, entre otras acciones”, comentó Rosa.
La Asamblea está pidiendo que se declare a Calama como zona extrema, que se les compense con 400 millones de dólares por los años –afirman- en que han sufrido un abandono del gobierno central; que se destine un cinco por ciento de cobre que se extrae en la zona al desarrollo de la ciudad y que se renacionalicen recursos como el cobre, el agua y el litio, entre otras demandas.
Estas exigencias apuntan a avanzar al desarrollo de una ciudad que aporta al país y que no recibe nada a cambio, tal como indicó Daniel Ramírez, uno de los fundadores de este movimiento social.
“Aquí hay más de 30 mil personas trabajando de afuera porque es un polo de desarrollo importante. Yo creo que muchas familias en Chile tienen un hermano o un cuñado trabajando en Calama y si les preguntan cómo es nuestra ciudad, lo más probable es que respondan que es fea. Están laborando aquí, en las mineras que proporcionan buenos sueldos, pero aquí no queda nada. Eso es gráfico: Calama crea mucha riqueza, es el sueldo de Chile y no percibimos nada. Nosotros sólo estamos pidiendo el 5 por ciento de las utilidades del cobre”, afirmó el dirigente.
Ramírez indicó que después de tres años intentando visibilizar lo que ocurre en la ciudad, se han conseguido algunos logros, pero muy menores frente a la magnitud de los problemas que azotan a la región. Un ejemplo de ello es el llamado Fondenor, Fondo de Desarrollo del Norte, que ha sido calificado por los dirigentes como “una verdadera burla”.
En esa línea, el secretario general de la Confederación de Trabajadores del Cobre, Yedry Véliz, comentó que “ni siquiera la génesis del Fondenor refleja las solicitudes que hoy la ciudadanía está instalando para mejorar las condiciones. Por lo mismo, es que hemos pensado que si aquí no hay una radicalización del movimiento, vamos a seguir con las postergaciones. Si esta situación continúa, la población – pasando sobre toda la institucionalidad-va a tener que manifestarse de otra manera”.
Sin embargo, pese a la necesidad que expresan algunos dirigentes de radicalizar las protestas, frente a las prontas elecciones municipales la Asamblea está estudiando mantenerse al margen por un tiempo para evitar que se les acuse de hacer una “utilización política del tema” y que se entienda que este movimiento está planteando “un problema real, profundo y urgente”.