Para los medios de comunicación nacionales, tales como la prensa escrita, la radio y la televisión, Chile es un país económicamente próspero y estable. Bajo la conducción del presidente Piñera, el país ha tenido, durante los últimos dos años, un crecimiento robusto y dinámico. Es altamente probable que el crecimiento de este año llegue al 6% anual, ubicando a Chile entre los países de más rápido desarrollo a nivel mundial.
En la olimpiada económica, Chile se ha llenado de medallas y esto contrasta con los patéticos resultados de Londres. Como la inflación es mínima, los sueldos y salarios en términos reales han subido considerablemente. La tasa de desempleo es baja y se ha llegado a argumentar, que debido a la alta velocidad del crecimiento, hace falta mano de obra y esto ha transformado a Chile en un país de pleno empleo. Las finanzas públicas y las políticas fiscales son un verdadero ejemplo y esto ha ganado el aplauso de organismos internacionales tales como el Fondo Monetario y el Banco Mundial. La salud y el vigor de la economía Chilena es óptimo y ello, más las altas tasas de interés existentes, explican por qué el capital extranjero está entrando al país a niveles record acelerando aún más las actividades económicas nacionales. Este buen estado de la economía nacional ha creado un gran optimismo entre la población. Se tiene la sensación de que estamos bien y mañana estaremos mejor, y esto en gran parte explica el enorme crecimiento del consumo interno de bienes y servicios. La compra de bienes durables, y particularmente la compra de casas se ha incrementado aceleradamente y ya algunos hablas de una posible burbuja inmobiliaria. En conclusión, Chile parece ser una excepcional isla de desarrollo y prosperidad dentro de un contexto internacional que sufre agudas recesiones sectoriales en Europa y Japón y una marcada desaceleración en Estados Unidos, India, América Latina y particularmente China. La principal razón o causa para este milagro Chileno radica en la fabulosa riqueza minera que el país tiene con el cobre y otros minerales. Los precios del cobre en los mercados mundiales han estado sumamente altos por ya una década, llegando a más de 10.000 dólares la tonelada el año 2011. Es decir, un promedio de más de 4 dólares la libra. Estos altos precios del cobre le han permitido al país acumular enormes reservas en divisas por varias decenas de miles de millones de dólares. Estas reservas también le permitieron a Chile salir de la crisis de 2007 – 2009 con relativa facilidad y luego crecer robustamente por los últimos dos años. La elite Chilena piensa que si estas tendencias continúan sin variación, el país podrá alcanzar el nivel de país desarrollado para el año 2018.
Desafortunada y lamentablemente, ya existen tendencias y factores que señalan que es probable que el país sea, una vez más, un caso de desarrollo frustrado. Es necesario hacer un poco de historia. La prensa de fines del siglo 19 pronosticaba que gracias al salitre, Chile sería un país desarrollado para las primeras décadas del siglo 20. Luego en los años 40 del siglo 20, la prensa pronosticaba que para fines de siglo gracias al cobre y a la CORFO, Chile sería un país desarrollado. Lo mismo se dijo durante la dictadura de Pinochet. En este caso el modelo neoliberal produciría el milagro para principios del siglo 21. Luego esta fecha se aplazó para el bicentenario y ahora se proyecta para el año 2018. Para los chilenos, el verdadero desarrollo se ha transformado en un mágico espejismo inalcanzable.
De esta forma al igual que en épocas anteriores, es probable que la fortuna no favorezca a los chilenos. Por desgracia, si esto llegase a ocurrir, es entonces probable que las tragedias sociales de las dos primeras décadas del siglo 20, y luego las crisis de 1929 a 1936, 1973 a 1976 y finalmente de 1982 a 1985 vuelvan una vez más a repetirse dolorosamente. Los tres factores principales detrás de estas gravísimas crisis son, primero la corrupción de la clase política, segundo la falta de ética y capacidades empresariales de los gerentes y líderes administrativos Chilenos y, tercero, la poca productividad de empleados y obreros. Debido a estas tres gravísimas debilidades competitivas, el país sólo puede vender en el mercado internacional productos con escaso o ningún valor agregado. De esta forma el país a pesar de todos los cambios sufridos en los últimos 100 años, sigue siendo un país injusto, desigual, poco productivo y dependiente de las exportaciones de materias primas. En otras palabras, el país sigue implementando políticas y estrategias liberales y sigue dependiendo de un producto de exportación clave. A comienzos del siglo 20 era el salitre y ahora es el cobre. Al igual que hace 100 años atrás los países corruptos y abiertos a la competencia y mercados internacionales y que sólo son productores de materias primas, son los países más expuestos a catástrofes económicas, sociales y políticas.
Hoy a mediados del año 2012, una gigantesca crisis económica y política ya se vislumbra en el lejano horizonte mundial. Ella como las olas de un monstruoso maremoto avanza inexorablemente por los meridianos del planeta. Europa ya lleva varios meses en recesión y algunos países de su periferia tales como Grecia, Portugal y España ya llevan una recesión de más de 5 años, lo mismo sucede en Japón. Estados Unidos sigue estancado al borde de un desastroso colapso fiscal de incalculables consecuencias. Ahora en los últimos meses, India, China y el resto de Asia, también están entrando en un proceso de desaceleración económica. La reducción de la demanda global, también está afectando a África, Oceanía y a América Latina. Es sólo cuestión de tiempo para que las olas de este enorme maremoto económico, también golpee a Chile. Las olas que tienen a Chile en la mira viene desde China. Este país es el principal mercado para el cobre Chileno. Hoy día a mediados de agosto del año 2012, el precio del cobre ha caído de 10.000 dólares la tonelada (más de 4dólares la libra) a mediados del año 2011, a 7.500 dolares en el presente. Es decir, de ha caído a un promedio aproximado de 3 dólares con 30 centavos la libra. Todo esto es un hecho evidente de que la desaceleración de la economía China ya ha empezado a perjudicarnos. El crecimiento anual de China en el segundo cuarto de este año fue de sólo 6.9% por año este crecimiento debe compararse con tasas de dos dígitos en los últimos años. Es preciso recordar que si China disminuye su crecimiento a menos del 8% anual, los problemas sociales y políticos del gigante chino se acrecentarán exponencialmente. Ya antes de este año, los conflictos violentos en China, superaban los 100.000 por año.
Todo este cambio en la velocidad del crecimiento del gigante chino ha hecho que algunos académicos y observadores especializados, sugieran que el periodo del buen precio de los metales esté llegando a su término. Por lo tanto se argumenta que los buenos precios se desplomarán y serán así, cosa del pasado. La última década ha sido una época de muy buenos precios para los metales. Esto pues desde el año 2000, la demanda de este producto ha sido muy superior a la oferta. Esta situación fue provocada en parte por la falta de inversiones suficientes en la industria minera en décadas anteriores. El promedio de la libra de cobre entre 1980 y el año 2000 fue de sólo 56 centavos de dólar y ello no era un incentivo suficiente para hacer grandes inversiones. No obstante para el año 2000 todo esto cambió con el rápido crecimiento de Asia y de China en particular. China ha sufrido en la última década el más alto proceso de urbanización que el mundo jamás haya conocido. China se ha convertido en la fábrica del planeta. La infinidad de nuevas fábricas necesitan dar techo a cientos de millones de obreros, esto se hace construyendo nuevas ciudades y también gigantescas obras de infraestructura. En los últimos 10 años China construyó una ciudad del tamaño de Santiago cada seis meses. Es así como la construcción de casas, carreteras, puertos, puentes, aeropuertos, ferrocarriles y electrificación masiva, requiere importar cobre y otros minerales a granel. La producción de acero en China creció al 16% por año entre los años 2000 y 2011. Por lo tanto, la mitad de la materia prima del planeta necesaria para producir acero (carbón y hierro) fue importada por China. Así también, China importó 40% de la producción mundial de cobre y aluminio. Este voraz consumo de metales hizo que los precios de ellos subieran drásticamente en los mercados mundiales.
Ahora, la desaceleración económica de China ha llevado a muchos analistas especializados a concluir que el ciclo de precios altos de los metales ha llegado a su fin. Hay cuatro causas o factores importantes que pueden explicar el inicio de la caída de los precios del cobre y su eventual desplome en los próximos años. Con facilidad la combinación de estos cuatro factores podría hacer caer el precio a menos de un dólar la libra. La primera causa o factor tiene que ver con el fin de un ciclo histórico en el precio alto de los metales. Un segundo factor o causa tiene que ver con la tendencia natural de los países tecnológicamente desarrollados a consumir cobre en forma más racional y productiva. La tercera causa tiene que ver con la implementación de planes y proyectos de infraestructura más económicos y productivos. La última causa tiene que ver con un drástico y simultáneo aumento de la producción de cobre de parte de las grandes empresas mineras del planeta y su acelerada expansión de la oferta del cobre, la cual se iniciará el año 2013.
Académicos especializados en el tema de la producción global de metales, señalan que la producción se ve directamente afectada por ciclos históricos de contracción y expansión de la demanda y de la oferta. En los últimos 200 años de historia de la producción minera, regularmente se ha producido un periodo de 20 años donde los precios caen. El último periodo deflacionario fue entre 1980 y el 2000 donde el precio promedio de la libra del cobre fue de 56 centavos. Esta deflación de precios es seguido por un periodo de 10 años donde los precios se disparan y suben drásticamente. Estos observadores señalan que el último periodo inflacionario de precios duró 10 años y él se produjo entre el año 2000 y el año 2011. El precio llega a ser de más de 4 dólares la libra. Se argumenta que este periodo inflacionario ha llegado a su fin y de ahora en adelante se esperan 20 años de precios bajos. Si la historia se repite, tal como lo ha hecho en los últimos 200 años, en los próximos años, la libra de cobre será inferior a un dólar. Por lo tanto, los países mono productores de cobre sufrirán las consecuencias y seguramente pasarán por enormes dificultades.
Un segundo factor importante que provocaría la futura caída del precio del cobre, tiene que ver con el proceso de creciente sofisticación y mayor productividad en el uso del metal y que China ya está experimentando. En los años anteriores al 2011 China usaba más de 100 toneladas de cobre para producir un millón de dólares de producto bruto. En esos mismos años los Estados Unidos sólo usaban 7 toneladas de cobre para producir la misma cantidad de producto bruto (un millón de dólares). China ya ha empezado a implementar medidas técnicas para así bajar drásticamente la cantidad de cobre necesario para producir una unidad de producto bruto. Esta tendencia, una vez completada, naturalmente tendrá un efecto significativo en la reducción de las importaciones de cobre y este será otro factor que afectará a la baja del precio del cobre en el futuro.
Un tercer factor en la baja del precio del metal rojo, es la nueva política de China de obtener una mucha mayor eficiencia y productividad en la implementación de sus enormes proyectos de construcción de infraestructura. Se señala por académicos especializados, que la era e las inversiones alocadas y disparatadas en China, está llegando a su término. La locura de inversiones apresuradas y poco productivas que se inició después de la crisis del año 2007 ya se ha terminado. Los préstamos de los bancos para este tipo de obras se duplicaran entre el 2008 y el 2010. Esto llevó a que más de 7 años del presupuesto de inversiones se implementara con alta corrupción y muy poco control en sólo 3 años. Muchos de estos proyectos ejecutados resultaron prematuros o innecesarios. Se construyeron estaciones de tren subterráneos en lugares donde todavía no había ninguna ciudad. Se construyeron carreteras, puentes y otras obras que en vez de conectar ciudades ya construidas se dirigieron a desiertos o cerros donde no vivía nadie y nadie las necesitaba. Esta locura de inversiones corruptas y poco productivas ya se acabó, y muchos ejecutivos corruptos y culpables fueron exterminados. Todo esto significa que nuevas inversiones masivas y poco productivas no se producirán en el futuro. Naturalmente que una mejor planificación y un mejor control en la expansión de obras de infraestructura de la nación China, tendrá como efecto importante un mejor y más productivo uso del cobre, y ello disminuirá su demanda, bajando así aún más, el precio de este metal.
Un cuarto factor en la caída del precio del cobre radica en la gran y simultánea expansión de la oferta del metal rojo. Esta expansión entrará en operaciones a partir del próximo año. Las empresas mineras del globo han gastado enormes capitales para expandir la producción de cobre y todo esto para poder satisfacer la gigantesca demanda China. Se indica por académicos especializados que hay planes en ejecución para seguir realizando grandes inversiones en la expansión de la minería del cobre. Es necesario agregar que estas inversiones son más voluminosas y mayores que el total de las inversiones realizadas por la industria en los últimos 20 años. Naturalmente que la expansión de la oferta de cobre en forma simultánea hecha por los países productores, también tendría un impacto importante en la caída del precio de la libra del cobre en los próximos 10 años.
El impacto de todo esto si llega a ocurrir sobre Chile podría ser devastador. Chile fue el país que más sufrió cuando los precios del salitre se vinieron al suelo entre 1910 y 1914 y luego entre 1918 y 1925, y finalmente, entre 1929 y 1936. Por su parte, la caída de los precios del cobre fue una causa importante en las crisis económicas de 1973 – 1976 y luego entre 1982 y 1985. Es altamente probable que si el precio del metal rojo se desploma durante muchos años a menos de un dólar por libra, el país sufrirá una crisis social y política parecida a la que el país sufrió en todas las grandes crisis del siglo 20.
La literatura Chilena está llena de trabajos académicos, novelas, cuentos y poesía donde se narran los sufrimientos extremos que el país padeció con la eufemísticamente llamada “cuestión social” y que atacó despiadadamente a Chile en las primeras tres décadas del siglo 20. Chile tiene dos premios Nóbel de literatura y estos dos poetas se inspiraron en gran parte con las tragedias económicas de Principios del siglo 20. Aquí se narra poéticamente el sufrimiento de cientos de miles de ciudadanos que perdieron sus puestos de trabajo en las minas del norte primero y luego en los campos agrícolas del centro y sur del país. La mortandad producida por el hambre, la falta de higiene y las epidemias, llevaron al éxodo de muchas compañías de seguros extranjeras. Estas compañías dejaron Chile pues pensaron que si la larga crisis del salitre continuaba, en pocos años Chile se iba a quedar si población.
Entre 1939 y 1973, en los años de la CORFO y el intervencionismo estatal. no se produjeron este tipo de crisis humanas, pero con la llegada del neoliberalismo, el fantasma del hambre y la miseria volvió a visitar Chile. Ello ocurrió con las dos grandes crisis que el país tuvo durante la dictadura de Pinochet. En cada una de estas crisis el producto bruto cayó en un 15%. La concertación de ex partidos de izquierda tuvo la suerte de gobernar durante un periodo donde el precio del cobre se mantuvo relativamente alto. Desgraciadamente para la coalición de derecha, de aquí en adelante el futuro se ve sumamente oscuro, y una vez más, Chile se enfrenta a este enorme desafío con una estructura productiva altamente vulnerable a una recesión global. La economía nacional está totalmente abierta a los vaivenes del mercado externo. No existe tipo alguno de protección aduanera y fiscal. El país sólo exporta materias primas con bajo valor agregado y bajos precios, e importa casi todas sus necesidades de maquinaria, petróleo, medicinas y un sin fin de productos industriales de altísimo costo. El mercado interno es sumamente pequeño y la producción de bienes y servicios de consumo interno está bajo la responsabilidad de un sector privado ineficiente y corrupto. La tormenta perfecta se avecina y ella sólo se podrá enfrentar con un barco viejo y en mal estado. Se hace muy difícil predecir en que terminará esta turbulenta historia que ya se inició. Pero hay una cosa muy cierta, lamentablemente Chile no será un país desarrollado para el año 2018.
F. Duque Ph.D.
Cientista político
Puerto Montt, agosto de 2012