La actitud de la derrotada Concertación ante la negativa de la ex-presidenta Bachelet para pronunciarse sobre su futuro respecto a Chile, es muy parecida a las películas sobre las apariciones de la Virgen de Fátima y Lourdes, que muchos hemos visto en el viejo TV blanco-negro.
En efecto, la alicaída y desacreditada Concertación, ya sepultada (aparentemente, eso sí) por el clamor de la ciudadanía; embobadamente espera “una señal” tal como los niños de la historia, confiando únicamente en la Señora que la llevará a la salvación, rescatándola del infierno a que ha sido condenada por la gente.
Así, dan a conocer, ansiosos, cualquier palabra que envíe la hoy ungida como “salvadora” de la obra Concertacionista.
Una carta, un video; es acusiosamente desmenuzado, como si se tratase de una de las profecías de Lourdes. ¡¡darían toda sus posesiones en pos de un milagro!!; se emocionan ante una mención, apoyo desganado u otro…
Sin embargo, Nuestra Señora de Bachelé nada indica por ahora, salvo superficiales diagnósticos y saludos realizados desde otras latitudes.
Los pastorcitos Concertacionistas, esperan que se produzca la aparición y miran hacia el horizonte con una fe fantástica.
Puede que Nuestra Señora de el Sí, lo que reviviría al hombre muerto caminando; sin embargo no va a ser fácil para ella estes nuevo “encarne” en el país.
Partiendo por los estudiantes, seguramente se le pedirá explicaciones respecto de su gestión, toda su estructura (heredada de Epidemia Lagos y los otros) que ha permitido el saqueo, la expoliación de recursos naturales y el ninguneo permanente a la juventud. Deberá explicar su política nefasta hacia la Araucanía, su aplicación de encuentas chantas para medir la pobreza, su identificación sin complejos, en fin, con el sistema económico y cultural hoy cuestionado.
Sus feligreses más lúcidos habrán de presionarla para que exponga un Programa acorde a las nuevas realidades, ya que de lo contrario, puede ser barrida por candidatos más vivarachos que logren sintonizar con la gente.
No es carrera corrida y como están las cosas, cualquier situación puede cambiar rápidamente.
Es de esperar que la gente este “ojo al charqui” y tenga la claridad para determinar si Nuestra Señora, viene clarita o como siempre, cubierta de su velo protector: su ternura y sonrisa, capaces de ascender a cualquier incauto y sigamos con lo mismo, por los siglos de los siglos…
Víctor González
Comunicador Visual.