Desde la tarde del jueves, se encuentra ocupada la sede de Unicef en Santiago por miembros de la Alianza Territorial Mapuche que piden una decidida intervención de este organismo en favor de los niños, niñas y jóvenes mapuche que han sido víctimas de graves vulneraciones a sus derechos humanos por parte de la policía en el marco de movilizaciones sociales de este pueblo por la recuperación de su territorio ancestral.
El caso más reciente de esta situación, afirman las voceras de la toma, se produjo el pasado lunes 23 de julio cuando cinco menores de edad de la comunidad Ignacio Queipul de Temucuicui resultaron heridos por proyectiles de escopeta disparados por Carabineros.
Meulen Huencho, vocera de los ocupantes, nos informa que la toma se inició para presionar a Unicef a asumir su misión de defensa de la niñez mapuche, que es constantemente violada en sus derechos por los agentes del Estado de Chile. Añadió que mantendrán la ocupación hasta lograr que el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos intervenga ante el gobierno de Chile, exigiendo la desmilitarización de la zona donde se focaliza el conflicto mapuche y el compromiso de respetar las normas y principios internacionales que protegen a niños y niñas y a los miembros de los pueblos originarios.
En la ocupación participa un grupo de mujeres representantes de la Alianza Territorial Mapuche, que reúne a un número importante de comunidades que se encuentra en conflicto con el Estado, las transnacionales y empresas forestales, por la reivindicación de territorios que le fueron usurpados a sus antepasados.
Represión en el centro de Santiago
Ayer, en tanto, Carabineros reprimió una manifestación en el centro de Santiago en apoyo a los niños mapuche baleados en la región de la Araucanía.
A pesar del carácter pacífico de la protesta, la fuerza policial arremetió con carros lanza agua y gases lacrimógenos y dispersó a los manifestantes.
Mujeres y hombres del pueblo mapuche portaban lienzos con mensajes de denuncia contra la militarización del territorio de la araucanía y contra la decisión del gobierno de aumentar la dotación policial en la zona.
Son habituales las marchas pacíficas de los representantes de los pueblos originarios por el céntrico Paseo Ahumada de Santiago, en reclamo de la recuperación de sus tierras y en defensa de sus derechos ancestrales.
Sin embargo, este viernes antecedió a la anunciada demostración un fuerte despliegue policial, motorizado incluso, en el popular paseo peatonal que se tornó irrespirable con los gases lacrimógenos.