Noviembre 27, 2024

Una “democracia digital”, la última invención anticubana

yoanisanchez

yoanisanchezEstados Unidos ha inventado ahora lo que sin base conceptual alguna llama democracia digital, denominación que oculta otra maniobra ilegal en contra de Cuba según denunciaron recientemente los órganos informativos habaneros Radio Rebelde y el portal Cuba Debate.

 

 

En breve, la entidad estadounidense Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) subordinada al Departamento de Estado ofrece entregar hasta tres millones de dólares a cubanos que se “conviertan en disidentes digitales” para que según Washington colaboren a un “cambio de régimen” en la isla.


 

La propia Casa Blanca reconoce que desde 1997 ha gastado más de 200 millones de dólares en intentos de subversión, cifra que no incluye los desembolsos de los aparatos estrictamente  de espionaje y además están referidos únicamente a un corto período de la extensa política agresiva hacia Cuba.


 

Atendidos los cambios político-sociales en Latinoamérica, Washington ha procurado asimismo el fomento y creación de acciones conspirativas en Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Venezuela, y a ello se refirió el presidente Rafael Correa cuando denunció la interferencia directa de grupos externos en los países del ALBA y señaló que “los gobiernos progresistas no agachamos la cabeza ante ningún imperio”.


 

El propósito de “comprar” ciberdisidentes es reconocido en una comunicación del Departamento de Estado dirigida al Congreso de EE.UU. y que fue publicada el 24 de junio pasado por el diario El Nuevo Herald .(Estados Unidos). Es en ese escrito donde se habla, con desparpajo, de la “democracia digital” y sugestivamente se hizo público 48 horas después del acuerdo de las naciones del ALBA de expulsar de sus territorios al USAID.


 

La misiva en cuestión revela que el intento de intromisión digital en Cuba es financiado por tres entidades del Departamento de Estado: la Oficina de Latinoamérica y el Caribe (de USAID), la Oficina de la Democracia, los Derechos Humanos y El Trabajo (DRL) y la de Asuntos del Hemisferio Occidental (WHA).


Conscientes de la ilegalidad de sus proyectos en Cuba no entrega detalles acerca de los destinatarios de los dólares, pero si apunta que seis de nueve programas yanquis para Cuba se centran en la tecnología.


 

El burdo invento de una “democracia digital” en 2012 marca un episodio más en la agresión permanente de Washington contra Cuba desde 1959, año del triunfo de la Revolución luego de la huida de Batista desde La Habana. Una documentación norteamericana confirmatoria de esas acciones criminales fue revelada en el texto “La oposición fabricada” editada en 2001 por la Editora Política. (La Habana).


 

En los hechos, la intromisión contra Cuba trascurre por más de medio siglo, posee muchas facetas, viola con descaro la Carta de Naciones Unidas (ONU) y otras normas básicas de las relaciones internacionales. Se inicia con fuerza en 1959 y se acentúa en 1961 luego del fracaso de la invasión por  Playa Girón y de la decisión cubana de establecerse como nación de régimen socialista y culmina en el período con el bloqueo económico surgido en 1964 y vigente hasta hoy.


 

En 1998 se desclasificó un documento de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) emitido en 1961 y en el cual pueden leerse confesiones del general Lyman Kirpatrick que era Inspector General de esa entidad y está referido a Cuba. (1) Al inicio aclara que la historia del proyecto cubano empieza en 1959 y señala sus aspectos básicos:


a)    Formar una organización de exiliados cubanos para dirigir actividades opositoras y darle cobertura a las operaciones de la Agencia;  

b)    Realizar una ofensiva de propaganda a nombre de la oposición;  

c)    Crear dentro de Cuba un aparato clandestino para la recopilación de inteligencia;  

d)    Desarrollar fuera de Cuba una pequeña fuerza militar para ser introducida dentro de la isla.


 

Advertía Kirpatrick que “la mano del gobierno norteamericano no aparecería.” Pero, sus “obras” si emergieron con la instalación de Radio Swan, la emergencia en Cuba de bandidos armados y la desastrosa aventura de Bahía Cochinos.


 

La injerencia y tropelías estadounidenses se remontan, en los hechos, a fechas anteriores a la victoria de la Revolución Cubana. Leamos: El día 23 (diciembre l958), cuando el régimen de Batista estaba al borde del colapso, los dirigentes norteamericanos buscaban fórmulas que frustraran el inminente triunfo popular. El entonces director de la CIA resumió la discusión en el Consejo de Seguridad Nacional de EE.UU. con una frase imperativa: “Debemos impedir la victoria de Castro” (2)


 

Al conmemorarse este julio del 2012 sesenta años del ataque al Cuartel Moncada, 56 años del desembarco del Granma y 53 del triunfo de la Revolución se constata el fracaso de aquellos turbios objetivos imperiales. La guerrilla primero y luego el Ejército Rebelde no fueron sorprendidos. En 1958 y en Sierra Maestra el actual presidente cubano, Raúl Castro, tuvo la misión de organizar el Servicio de Inteligencia Rebelde (SIR) y en enero de 1959, a propuesta de Fidel Castro, se fundó el Departamento de Investigaciones del Ejército, en tanto que en marzo surge el Departamento de Información de Inteligencia de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (DIIFAR).En junio de 1961 los órganos antes mencionados se fusionaron para establecer el Departamento de Seguridad del Estado.


 

El desempeño de esa área era imprescindible ante la agresión económica y el bandidaje pues EE.UU. había terminado con la cuota azucarera, se negó a refinar petróleo soviético y simultáneamente introducía armas bajo la falsa percepción de que triunfarían los fracasados invasores de Girón. Emergieron bandas de mercenarios y los bárbaros atentados como el caso del mercante francés Le Coubre, hundido por una explosión de terroristas dirigidos por la CIA.


 

La base naval yanqui instalada en el usurpado territorio cubano de Guantánamo, sirvió de sostén a grupos terroristas que fueron liquidados en 1963, aunque los últimos bandidos fueron capturados entre 1964/65 en el Escambray.


 

Las maniobras ilegales de diverso carácter y alimentadas por Washington están, en paralelo, acompañadas de una nutrida propaganda que caracteriza al socialismo cubano como carente de libertad y democracia. Acerca de ese tópico hay palabras esclarecedoras de Raúl  Castro:


 

“Cuando un Estado, como el nuestro, representa los intereses de los trabajadores, cualesquiera sean su forma y estructura, resulta un tipo de Estado más democrático que ningún otro tipo que haya existido en la historia, porque el Estado de los trabajadores que construye el socialismo es, bajo cualquier forma, un Estado de las mayorías mientras que todos los estados anteriores han sido estados de las minorías explotadoras. La propiedad de los medios de producción la convirtió de propiedad privada de unos pocos en propiedad común de todos” (3)


 

La historia no solo absolvió a Fidel Castro, líder primero del 26 de Julio y luego actor principal en las batallas que crearon el primer y único territorio socialista de América.


En enero pasado escribió en su Reflexión titulada “La fruta que no cayó”:


 

“Cuba demostró que- a partir de su condición de factoría yanki, unida al analfabetismo y la pobreza generalizada de su pueblo, era posible enfrentar al país que amenazaba con la absorción definitiva de la nación cubana”. En alusión al episodio de Girón, agregó: “La derrota y la captura de casi la totalidad de los mercenarios en menos de 72 horas y la destrucción de sus aviones que operaban desde bases en Nicaragua y de sus medios de transporte naval, constituyó una derrota humillante para el imperio y sus aliados latinoamericanos que subestimaron la capacidad de lucha del pueblo cubano.”


 

Grandes verdades en escasas palabras.


 

(*)Periodista/escritor chileno


 

Notas:  

(1)Ver: Inspector General, Survey of the Cuban Operation, octubre 1961. National  

Archive, The New Press, New York, 1998.  

(2) Foreign Relations of  The United States 1958-1960, Volume Cuba, Washington, 1991.  

(3) Harnecker, Marta et al.”Cuba y la Democracia”, México, Siglo Veintiuno, 1975  

23/7/12  

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