Ha sucedido algo que nadie esperaba, pero que –por algún raro olfato-, se presentía: la reciente destitución del presidente Fernando Lugo de la hermana República del Paraguay flotaba en el ambiente y es un signo altamente preocupante para todos nosotros, los pueblos y gobiernos de Nuestra América.
Fernando Lugo no fue desplazado grotescamente –en tiempo record, digno del libro Guiness- por la derecha paraguaya por sus errores, sino por todo lo contrario. Fue depuesto por sus aciertos, pero mas que nada, por lo que se podía generar en la sociedad paraguaya desde su gestión.
Es muy evidente que las derechas los distintos países de América Latina y el Caribe –sean cuales fueran sus orígenes y hoy sus perspectivas-, con la complicidad de la diplomacia estadounidense, no se resignan a perder sus privilegios ni a que sus planes políticos, económicos, sociales y/o culturales vengan siendo derrotados una y otra vez por proyectos de características totalmente diferentes, absolutamente ajenos a las lógicas neoliberales y conservadoras de un pasado que no se condice en nada con las actuales circunstancias.
Esas derechas, nostálgicas de aquellos tiempos en que nada les estaba vedado. han intentado e intentan todos los caminos posibles: desde el golpe de estado abierto –como en Honduras-, pasando por intentos de guerra civil y secesionismo –Bolivia, Ecuador- , campañas mediáticas intensivas de descrédito –Venezuela-, o “revueltas” civiles con acompañamiento parlamentario –Argentina, Paraguay-.
Resulta que muchos de los gobiernos de la región están transitando caminos que apuntan a una mayor distribución de la riqueza, democratización de espacios de participación ciudadana, mejora general de las condiciones de vida de los sectores mas humildes y postergados de la región y todo eso resulta insoportable para los dueños del poder. Aun con debilidades, fallas e inconsecuencias, estas experiencias sociales y políticas muestran que hay caminos alternativos a lo ya conocido, cuyos mejores exponentes son los acontecimientos de Europa (España, Portugal, Grecia, Irlanda, Italia), donde el capitalismo ha fracaso estruendosamente.
Ante esta situación, levantamos nuestra voz en favor de Fernando Lugo, que es a favor de los sectores mas desprotegidos del Paraguay, de sus organizaciones sociales (estudiantiles, políticas, campesinas, obreras) mas consecuentes en la idea de un Paraguay libre y democrático.
Entendemos que mas allá, de los “procedimientos” institucionales y de los errores cometidos por Lugo mismo, a lo que se apunta es a frustrar una experiencia democrática y popular, capaz de encaminar a la patria guaraní a dejar atrás los pesados y terribles lastres del fascismo mas cruel y entreguista como lo fue el stronismo, hoy encarnado en los restos del partido Colorado, que en esta ocasión encontró aliados en otros partidos y grupos, que vieron la posibilidad de alzarse con un pedazo del trofeo.
Sea lo sucedido en Paraguay también una alerta para otros pueblos y naciones, particularmente los de esta región. Intentonas de ese tipo ya los hubo –recordemos el “voto no positivo” en Argentina- y seguramente los habrá nuevamente: la creatividad de los privilegiados para perjudicar a los pueblos y preservar sus prerrogativas y ventajas, es infinita. Hasta escudándose en justas reivindicaciones y reclamos, son capaces de montar escenarios destituyentes, de gobiernos legales y legítimos, con el apoyo de sectores conservadores y retrógrados, pero también de corrientes que, ¿ingenuamente?, les sirven de coro.
Somos concientes de las limitaciones de los distintos ejercicios de gobierno actuales; pero asimismo sabemos de qué es lo que viene y de que lo que se está haciendo son intentos superadores de aquello que ya conocimos y que padecimos.
Este verdadero “golpe institucional” es una afrenta a todos los pueblos de America Latina y del Caribe. De allí que compartamos las posturas de diversos gobiernos regionales de aislar al nuevo gobierno no reconociéndolo y cerrándole las puertas de los consensos continentales.
Repudiamos al golpe y a los golpistas, a los que se vendieron por cuatro monedas y a los cobardes que callaron; expresamos entonces nuestra mas firme y cálida solidaridad y con Fernando Lugo, pero fundamentalmente somos solidarios con el valiente pueblo guaraní –primer y principal víctima de esta verdadera sedición amparada en vericuetos “legales”- y con sus organizaciones sociales consecuentemente comprometidas con una transformación profunda del Paraguay.
* Historiador.