Río de Janeiro.- En caso de mantenerse las estructuras actuales de producción y consumo abusivo de los recursos naturales en el mundo, los gobiernos tendrán que administrar niveles sin precedentes de daños y degradación ambiental”, advirtió el director ejecutivo del PNUMA, Achim Steiner.
“Estamos condenando a la gente a no tener más opciones. Este es el límite”, sentenció Steiner al presentar el quinto informe sobre las Perspectivas del Medio Ambiente Mundial (GEO-5) este miércoles 6 en Río de Janeiro, justo dos semanas antes de que comience en esta misma ciudad la cumbre Río+20.
Un límite que debe establecerse para un mundo poblado en 2050 por 9.000 millones de personas, con el consecuente aumento de la demanda de recursos, agua y energía.
Sin embargo, el mensaje completo “no es de fracaso”, matizó el jefe del PNUMA (Programa de las Naciones para el Medio Ambiente), quien hizo un llamado urgente a los gobiernos, a las corporaciones y a la sociedad civil a tomar conciencia del desafío que tiene la humanidad.
“Debemos hacer que los cambios ocurran”, alentó.
Después de tres años de preparación, el informe producido por 300 especialistas coordinados por el PNUMA advierte que, sin un cambio urgente en el curso de la humanidad, varios límites críticos pueden ser superados, desencadenando “cambios abruptos e irreversibles” en “las funciones de apoyo a la vida en el planeta”.
“Tratamos al planeta como si fuera inagotable y así estamos como estamos hoy”, analizó Steiner, al advertir que una “economía verde”, de bajo carbono, eficiente en el uso de recursos y generadora de empleos es “urgentemente necesaria”.
Carlos Nobre, secretario de Políticas y Programas de Investigación y Desarrollo del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de Brasil, fue el encargado de señalar esos límites “biofísicos” críticos, dos décadas después de la primera Cumbre de la Tierra (Eco-92), que ahora evaluará la Conferencia Mundial para el Desarrollo Sostenible (Río+20).
“En muchos aspectos ya pasamos el punto en que podíamos implementar el futuro que queremos y en otros estamos muy cerca”, alertó Nobre, quien participó en la elaboración del informe GEO-5.
Los ejemplos de lo “abrupto e irreversible” abundan en el documento que servirá de base para que la comunidad internacional reaccione a tiempo, “ahora con pruebas científicas que dejan poco margen de dudas”.
Entre otros problemas severos, menciona el deshielo acelerado del mar Ártico y el acelerado derretimiento de glaciares por el recalentamiento global.
También subraya que los impactos de los cambios complejos ya tienen consecuencias graves para el bienestar humano. En ese contexto se refiere a las sequías prolongadas que, combinadas con presiones socioeconómicas, afectan la seguridad alimentaria.
Los expertos resaltan el incremento de la temperatura global promedio por encima de los límites razonables, que en algunos lugares ya tienen impactos significativos en la salud humana, como es el caso de una mayor incidencia del paludismo o malaria, o provoca el aumento del nivel del mar que amenaza a pequeños estados insulares y a las costas continentales.
La mayor frecuencia y gravedad de episodios climáticos como inundaciones y sequías, en un nivel inédito, impactan tanto en los bienes naturales como amenazan la seguridad, agregan.
“Pérdidas significativas de biodiversidad atentan contra el abastecimiento de servicios eco-sistémicos, que llevan al colapso de diversas actividades pesqueras y a la desaparición de especies usadas para fines medicinales”, enumera además el informe.
El total de males fueron cuantificados en las 90 metas ambientales establecidas. De ellas hubo “pocos o ningún avance” en 24, entre ellas en el combate al cambio climáticos, a los procesos de desertificación y a las reservas pesqueras. Además fue observado un deterioro en ocho metas, como el estado de los arrecifes de coral.
Pero no todas son noticias negativas, según PNUMA, que identifico avances significativos en cuatro metas: la eliminación de producción y uso de sustancias que destruyen la capa de ozono, así como del uso de plomo en combustibles, el acceso creciente a las fuentes mejoradas de agua y el aumento de estudios para reducir la contaminación del ambiente.
En entrevista con IPS, Luiz Pinguelli, director del Centro de Posgrado de la Universidad de Río de Janeiro, considero que la situación exige políticas públicas y cambios de comportamiento, padrones y actitudes de las empresas y los gobiernos.
Para Pinguelli quien es especialista en energía, entre las buenas noticias está el logro de protocolos “eficientes”, como el que consiguió la disminución de sustancias nocivas para la capa de ozono en refrigerantes para heladeras y aparatos de aire acondicionado.
En cambio, otro problema que subsiste es la emisión de dióxido de carbono. Hasta 80 por ciento del consumo de energía primaria en el mundo se da en la suma de carbón, petróleo y gas natural, ejemplificó.
Por su parte, el colombiano Ernesto Gulh Nannetti, quien también fue parte del equipo que elaboró el informe, consideró que “la mala noticia primero, para seguir con la tradición”, es el agravamiento de la situación de “enfermedad económica del planeta”.
La mayoría de los indicadores muestran la tendencia de deterioro, dijo a IPS este experto que dirige en su país del Instituto para el Desarrollo Sostenible, Quinaxi.
El informe se refiere a los perjuicios económicos resultantes de los cambios climáticos, que se estiman hará disminuir en uno o dos por ciento del producto bruto mundial hacia 2100 si se concreta el aumento de la temperatura mundial en 2,5 grados.
“Si cruzamos esa línea, realmente las consecuencias son impredecibles. Puede haber fenómenos complejos, no lineales, muy fuertes, que alteren el clima del planeta con consecuencias inimaginables”, alertó el experto.
Gulh Nannettiagregó añadió que preocupa la contaminación de los océanos, con la consecuente desaparición de la pesca, de los corales y de la biodiversidad.
Pero “tal vez por la crisis ambiental, cuyos problemas y costos todos sentimos, se ha generado una conciencia mucho más grande en el sector empresarial, en la comunidad civil y en los dirigentes políticos, aunque a estos últimos todavía les falta involucrarse en el tema ambiental con más énfasis”, apuntó.
“Los líderes políticos son los que pueden darnos la llave de la sostenibilidad en el planeta”, concluyó.