Noviembre 27, 2024

Siria, el lugar donde Occidente busca excusas para una invasión

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assadLa matanza en la aldea siria de Houla, donde fueron asesinados más de 100 de personas, podría ser uno de los pretextos que EE. UU. y Occidente usen para justificar una invasión militar.

 

El enviado especial de la ONU, Kofi Annan, no excluye la creación de un nuevo plan para Siria donde no cesa la violencia. Al mismo tiempo, Rusia y China abogan por la resolución pacífica del conflicto frente a los llamamientos bélicos de algunos miembros de la ONU.  

Mientras tanto, varios expertos alertan de que la masacre de Houla podría ser usada por Washington y sus aliados como uno de los pretextos históricos empleados para justificar una invasión militar, como ocurrió antes de las guerras de Vietnam, Serbia, Irak y Libia.

Analizando los enfrentamientos en Siria, se puede descubrir que tienen bastante en común e incluso podrían dar con la clave para que la historia moderna no manche sus páginas con más sangre.

En cuanto a los asesinatos de Houla, el Gobierno los atribuye a grupos armados, diciendo que el país está bajo un peligro de un ataque desde el exterior. Los rebeldes, en tanto, aseguran que fueron las fuerzas del presidente sirio Bashar al Assad las que ejecutaron a ese centenar de civiles.

Los expertos ven en este desacuerdo una clara señal de que los rebeldes buscan instigar una guerra civil  y que acuden a métodos que ya han sido utilizados en otra ocasión, aunque en distinta localización.

“Es curioso, los rebeldes sirios mencionaron que están aprendiendo la democracia del Ejército de Liberación de Kosovo. Pero la única cosa que pueden enseñar es cómo usar la masacre para iniciar una guerra y es lo que está ocurriendo”, dice el historiador y escritor, Nebojsa Malic.

Y es que la masacre de Houla tiene precedentes históricos. Hace más de una década, en la región serbia de Kosovo y, en concreto, en una pequeña localidad tuvo lugar una matanza que se cobró la vida de decenas de personas.

Los separatistas albaneses denunciaron que las víctimas del tiroteo eran civiles y acusaron a las fuerzas gubernamentales de haberlas asesinado, un pretexto que bastaría a Occidente para iniciar una intervención militar.

Eso fue “exactamente lo que pasó” en la Guerra de Kosovo en 1999. “Había una aldea llamada Rachak. El embajador estadounidense atribuyó la responsabilidad de lo sucedido a Serbia. Serbia fue acusada y después la bombardearon”, recuerda el experto.

Posteriormente, investigadores independientes revelaron que las víctimas tenían pólvora en sus manos, lo que indicaba su pertenencia a grupos armados. La Unión Europea llevó a cabo su propia investigación pero nunca publicó el resultado.


Siria como blanco, Al Assad como premio

Y la historia parece repetir un capítulo ya pasado. El régimen de Bashar al Assad fue acusado de los ataques antes de que la matanza en Houla haya sido investigada correctamente. Así la embajadora de EE. UU. ante la ONU, Susan Rice, y el primer ministro turco, Tayyip Erdogan, entro otros, inculparon rápidamente a las autoridades sirias. Y un clérigo de Arabia prometió un premio por la cabeza de Al Assad de 450.000 dólares.

Sin embargo, las opiniones y las versiones de lo sucedido llegaron antes de que se realice un profundo análisis de los hechos.

“El empuje para llevar a cabo una intervención militar en Siria por parte de EE. UU., Francia y Gran Bretaña es enorme”, cree John Laughland, uno de los dirigentes del Instituto por Democracia y Cooperación.

“Hemos oído a William Hague (ministro de Exteriores del Reino Unido), al nuevo presidente de Francia… Todos optan por una injerencia y en ella EE.  UU. toma el liderazgo. Ellos repiten este mensaje de manera obsesiva, así todos lo empiezan a tomar por la verdad. Claro que lo usan como pretexto para una intervención”, cree Laughland.

Mientras tanto, Damasco parece estar haciendo todo lo que está en su mano para que el conflicto se resuelva de manera pacífica. Así, deja entrar a los observadores del Consejo de Seguridad de la ONU y realiza numerosas reformas políticas que exigen tanto Occidente como el propio pueblo sirio.

Sin embargo, la presión de EE. UU. y sus aliados en la ONU socava la posibilidad de que las partes enfrentadas en esta crisis política acorten sus diferencias y las posibilidades de llegar a la paz se alejen una y otra vez.

Se suele decir aquello de que la historia se repite, pero si “de los errores se aprende” habría que atender a los escenarios dibujados en guerras tales como las de Yugoslavia, Irak (donde jamás encontraron armas de destrucción masiva) o Vietnam (donde la flotilla estadounidense organizaría una provocación para iniciarla) para ver que ninguna sirve de ejemplo para aplicar al caso sirio.

Pero parece que todo es lo contrario. Ya que en aquellos casos la política invasora no frenó el derramamiento de sangre: el horizonte que se atisba para esta crisis está marcado por la confrontación civil y el creciente peligro de invasión desde el extranjero.

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