Los sindicalistas para sus luchas reivindicativas deben considerar la situación de sus bases, del país, el mundo… y las proyecciones del futuro. Es decir la realidad completa.
El dirigente sindical es un educador que debe explicar no solo el punto que comprende su lugar particular de gestión sino el panorama global en que está inserto.
Los salarios, el IPC, la legislación laboral y sus cambios, la previsión, el fuero, la huelga, son parte de sus datos. No los únicos. Hay otros menos visibles pero a menudo decisivos.
El calentamiento global va a ocasionar guerras, migraciones, caos de multitudes.
No se puede descartar una guerra nuclear.
El pico del petróleo con alza de precio y escasez tendrá consecuencias.
Hay escasez de agua para el vital consumo humano, la producción de alimentos y de bienes industriales.
Se va hacia el agotamiento de minerales.
La escasez de tierras para la agricultura y ganadería ha impulsado la destrucción de selvas.
Más de mil millones de personas carecen de electricidad, agua potable, sanidad, escuelas, médicos.
Y el hecho fundamental ineludible: un cálculo matemático simple demuestra que el crecimiento económico exponencial es imposible… y por tanto el capitalismo. El consumismo y la explotación de la naturaleza a las tasas actuales no se podrá sostener en el tiempo.
No es fácil para un dirigente escapar a las presiones inmediatas de sus bases, pero debe y puede integrar las peticiones en un discurso panorámico de la sociedad de hoy y mañana. Los intereses de más largo plazo de los socios que incluyen a sus descendientes.
Un sindicalismo que se limite al mejoramiento inmediato de las condiciones de trabajo aunque se diga de izquierda, es socialdemócrata, quizás sin darse cuenta; es un mecanismo integrado en conflicto en el sistema de los empresarios.
Un estudio de investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts predice que si los seres humanos continúan engullendo los recursos naturales en los porcentajes actuales es probable que en menos de dos décadas el planeta sea afectado por un “colapso económico global” que sea el fin del mundo tal como lo conocemos y se tenga un escenario totalmente distinto.
¿Algún dirigente podría decir que las amenazas del futuro o que la disyuntiva entre capitalismo y socialismo escapan del ámbito de lo sindical?
Contacto romulo.pardo@gmail.com
Rómulo Pardo Silva
www.malpublicados.blogspot.com