El estado norteamericano de Virginia se ha convertido en La Meca para los aficionados a las armas en el país, informa el sitio Russia Today (RT) Los principios de libertad y democracia, que son el ideal sagrado de Estados Unidos, ahora parecen estar ligados a cierta militarización de la población civil. Una realidad que habla de una sociedad bélica.
Los tiroteos ocurridos en diciembre pasado y también en el 2007 en un centro estudiantil en Virginia dejaron 33 muertos y alarmaron a todo el país. Estos sangrientos casos permanecen en la memoria de los estadounidenses, sin embargo, son tan solo dos de una serie de tragedias en este país que se erige como un ejemplo mundial, pero que vive sumido en una gran contradicción.
A pesar de estas tragedias, el legislativo de Virginia ha hecho cambios para liberar la venta de armas y municiones.
Armados hasta los dientes
Los datos muestran que en el 2007 en EE. UU. había unos 294 millones de armas. Un número que sería suficiente para armar a cada hombre, mujer е incluso a todos los niños estadounidenses.
Pero esta cantidad podría aumentar después de que el gobernador de Virginia derogó la restricción para que una persona comprara no más de un arma al mes. La cancelación de esta ley (que estaba en vigor desde 1993) muestra que las cosas están cambiando y los obstáculos para que las armas lleguen a la población civil son cada vez menos.
David Rojas, distribuidor de armas, de la compañía Blue Ridge Arsenal, de la ciudad de Chantilly, en Virginia, opinó que una sociedad armada es una sociedad cortés: “Estamos aquí por las armas, por muy feo que suene, pero nos hemos defendido a nosotros mismos y somos una nación libre. Y lo somos gracias a las armas”, señaló.
“La persona más segura en el mundo es la que porta legalmente un arma, consideró Jim Hanson, sargento jubilado y ex maestro de operaciones especiales. Según Hanson, EE. UU. es “un país que fue fundado con el principio de que las armas no son una cosa mala”.
Meca de las armas
Tras la derogación de la normativa se ha favorecido considerablemente el aumento de las ventas de armas. En las tiendas hay un gran número de diferentes marcas y modelos, todo para el gusto del consumidor. Así pues, el único problema que un futuro comprador enfrenta es elegir entre un revólver, un fusil de asalto o una escopeta.
“Hay un auge en las ventas. Últimamente se han multiplicado. Hay tantos modelos que quieres llevártelos todos. Te vuelves un adicto”, dijo David Rojas.
Así Virginia, que se consideraba uno de los estados más tranquilos, se ha convertido en La Meca para todos los aficionados a las armas de fuego.
La opinión que comienza a generalizarse entre la ciudadanía es que un arma es un sinónimo de libertad. “Definitivamente poseer un arma es una señal de libertad”, aseguró Michael, un ciudadano armado de Chantilly.
Sin embargo, ni Michael ni otras personas han respondido a la pregunta: ¿De qué o quién se están defendiendo, si la mayoría de las muertes por arma en el país se dan entre estadounidenses comunes y corrientes?
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