La primera parte de esta nota aludió el despido -“con elástico”- de la periodista mexicana Carmen Aristegui como conductora de un importante noticiario de radio por presiones de
Esta entrega aborda la inmolación del vicepresidente de la cadena CNN Edson Jordan por haber dicho en el foro de Davos 2005 que los tanques estadounidenses convirtieron en blancos a los periodistas que el 8 de abril de 2003 captaban imágenes de la guerra desde el Hotel Palestina de Bagdad y el perdón que tuvo que suplicar la revista Newsweek, del grupo The Washington Post, después que sus periodistas Michel Isikoff y John Barry revelaran las torturas y profanación al Corán en la prisión de Guantánamo. Estas historias se conocieron poco o nada en América Latina. Una quinta historia describe el caso de la periodista mexicana Carmen Aristegui, que tuvo un final feliz y atípico: logró su reincorporación al trabajo.
¡El pez debe morir por la boca!
En un encuentro del 27 de enero de 2005 paralelo a la exclusiva cita anual del Foro Económico Mundial de Davos, que reúne a la elite del planeta -entre jefes de Estado, políticos, grandes ricos y representantes de mega corporaciones transnacionales-, el entonces vicepresidente de CNN -Eason Jordan- perdió su empleo por contradecir el discurso oficial estadounidense sobre las muertes de periodistas en la invasión de Iraq.
Cuando el congresista demócrata Barney Frank, de EEUU, afirmó que las muertes de periodistas eran “daños colaterales”, Jordan pidió la palabra para contradecirlo. En el debate, que llegó a cuestionar la línea informativa de CNN, Jordan citó la muerte de tres corresponsales extranjeros el 8 de abril de 2003 durante un ataque de tanques al Hotel Palestina, lugar que las fuerzas estadounidenses recomendaron antes como el alojamiento “más seguro” para la prensa extranjera. (Los periodistas muertos ese día fueron el camarógrafo español José Couso, de 37 años, de Telecinco; el ucraniano Taras Protsyuk, de 35 años, de la agencia británica Reuters; y el jordano Tarek Ayoub, de 35 años, de la cadena árabe Al Jazeera TV. Fueron atacados por un tanque de EEUU tripulado por el capitán Philip Wolford y el sargento Thomas Gibson, cumpliendo órdenes del teniente coronel Philip de Camp).
Las palabras de Jason en un recinto tan privado como esas reuniones de Davos, donde no existen registros oficiales de las intervenciones, desató una tormenta de indignación castrense estadounidense, sobre todo por haber citado el ataque al Hotel Palestina, que en 2005 era examinado por la justicia militar de EEUU y concluyó en la impunidad. (A fines de enero 2011 el juez español Santiago Pedraz logró viajar con testigos a Bagdad para reconstituir la escena del crimen del camarógrafo Couso a instancias de la acusación introducida en la justicia hispana por su familia de la víctima a través del abogado Enrique Santiago, venciendo obstrucciones y presiones del gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero).
El 12 de febrero Jordan dimitió, después de servir 23 años a CNN. También pidió disculpas y se excusó, diciendo que no quisto decir que EEUU mataba periodistas intencionalmente. Pero no fue perdonado. Bodes Gómez dijo que después lanzó un sitio en Internet llamado Iraq Slogger, sobre negocios con ese país, desde petróleo a envío de regalos a los soldados de EEUU.
El último caso relatado por Bodes alude a la revista Newsweek, del grupo The Washington Post, que sacó a la luz las torturas y malos tratos en Guantánamo, territorio ilegalmente usurpado por EEUU a Cuba y convertido en prisión de sospechosos de terrorismo desde 2002. Las violaciones de derechos humanos en “Gitmo” –así llaman a la prisión en la jerga castrense de EEUU- son tan reconocidas universalmente que para ganar votos Barack Obama prometió el cierre durante la campaña, pero todavía no hay señales de que cumplirá su oferta electoral.
En enero de 2005, el periodista Michel Isikoff reveló que
El 9 de mayo de 2005, los periodistas Michel Isikoff y John Barry publicaron en Newsweek que -según sus fuentes- una forma de ejercer presión sobre los prisioneros islámicos en los interrogatorios consistía en amenazarlos con tirar ejemplares del libro sagrado del Corán a las tazas de los inodoros (WC) y en un caso descargaron el libro completo. Esta técnica de tortura psicológica desató una tormenta en el mundo musulmán. Hubo manifestaciones de repudio en Gaza (Palestina), Paquistán, Yemen, India, Indonesia, Afganistán y otras naciones. El gobierno de EEUU negó tales prácticas.
Adenda ético-etílica
Otro caso reciente -pero con un buen final- acaeció en México y abunda sobre qué puede ocurrirle a una periodista famosa que se atreva a salirse del libreto diseñado por el poder de los grandes medios y los respectivos gobiernos. Carmen Aristegui fue despedida el 4 de febrero como conductora del noticiario Primera Emisión de la radio MVS, uno de los más populares del país por haber comentado una noticia real que sugería adicción alcohólica del presidente Felipe Calderón. Tras dos semanas de manifestaciones de protesta físicas, por twitters, redes sociales, notas periodísticas y afines, el 15 de febrero la empresa MVS y Carmen Aristegui dieron a conocer un acuerdo que pactó su regreso a partir del 21 de febrero.
Todo comenzó cuando Aristegui relató que legisladores del opositor Partido del Trabajo, encabezados por Gerardo Fernández Noroña, extendieron el día anterior -3 de febrero- un lienzo en el pleno de
La periodista, quien acaba de publicar en diciembre el libro “Marcial Maciel, historia de un criminal” -sobre el fundador de la poderosa secta católica Legionarios de Cristo-, también es conocida por su programa “Aristegui”, que transmite CNN en Español. Tras presentar la nota, Aristegui dijo: “No hay información específica, por lo menos que dispongamos de ella, para saber si el presidente de
Añadió que las democracias someten con frecuencia a los mandatarios a pruebas de salud y que los ciudadanos requieren conocer la situación de sus gobernantes, “saber cuál es la condición de quien está tomando decisiones a nombre del interés general”.
“¿Tiene o no problemas de alcoholismo el presidente de
Aristegui, que el 12 de enero cumplió 2 años en MVS -después de un año de estar fuera de los medios-, es una de las periodistas más populares de México, con 20 años de trayectoria. También escribe en el diario Reforma, es Premio Ondas 2006 y Premio Nacional de Periodismo de México 2007. Antes también tuvo problemas con sus empleadores: el 4 de enero de 2008 salió de W Radio, de Televisa y el grupo español Prisa, por lo que describió como “una incompatibilidad de modelos en términos de dirección editorial”. En otras palabras, no hubo compatibilidad con los dueños de la radio y el gobierno de Rafael Calderón.
MVS dio por terminado el contrato laboral con la periodista acusándola de “transgredir el código ético” de la cadena. “En nuestro código de ética nos comprometemos a rechazar la presentación y difusión de rumores como noticias. La periodista Carmen Aristegui transgredió nuestro código de ética y decidimos dar por terminada nuestra actual relación contractual”, dijo un comunicado de MVS.
Aristegui alegó que ese argumento fue una coartada y su despido “es, a todas luces, un hecho autoritario, desmedido e inaceptable”, producto de “la ira presidencial”, y añadió: “un hecho así sólo es imaginable en las dictaduras que nadie desea para México, castigar por opinar o por cuestionar a los gobernantes”.
En un discurso de 7 cuartillas que el 9 de febrero leyó en 28 minutos ante una multitud congregada frente al complejo cultural Casa Lamm, en Ciudad de México, la periodista expresó: “
Al parecer, las partes hicieron tal “valoración de lo sucedido”. El 15 de febrero la propia cadena MVS anunció como un “triunfo de la libertad de expresión” el regreso de Aristegui a su programa matutino a partir del lunes 21. Increíble:
A manera de epílogo
Últimamente el periodismo suele estar al servicio del poder. Aristegui tuvo éxito gracias a su popularidad y al apoyo que recibió en México, pero muchos otros periodistas menos conocidos también libran silenciosas batallas clandestinas por la libertad de expresión y la verdad mientras sirven a grandes grupos mediáticos. El periodismo corporativo se muestra cada vez menos interesado en informar, sino más bien embriagado por la pretensión de controlar las mentes de la gente para que sean obsecuentes con las decisiones de los centros de poder local, como
Imponer la mentira se ha convertido en tarea sagrada para los grandes medios, en tanto los periodistas que se salen del libreto sufren el castigo brutal del desempleo o deben pedir perdón, humillados y ultrajados. Sin embargo, todavía existen algunos que se atreven a rescatar la verdad, a veces en solitario y de manera clandestina.
*) Ernesto Carmona, periodista y escritor chileno, secretario ejecutivo de