A través de toda la historia humana, el humor y la parodia, han permitido cuestionar libremente los aspectos políticos, sociales y culturales de la vida de las personas, en todas las clases sociales.
Palabra de origen griego, παρώδïα, compuesta por παρα = “para” (similar) y ώδή = “ode” (canto, oda); en tal sentido se refería a las imitaciones burlonas de la forma de cantar o recitar.
En su uso contemporáneo, una parodia es una obra satírica que caricaturiza o interpreta humorísticamente otra obra de arte, un autor o un tema mediante la emulación o alusión irónica y existe en todos medios, incluyendo la literatura, la música y el cine.
Caterine Galaz V. doctora (c) en Ciencias de la Educación, en su artículo Cómo decir lo indecible dice que “la Parodia con un versátil sentido del humor, es el reflejo de nuestra sociedad, de los modismos, los errores, los estilos y las formas del mundo político, deportivo, cultural y artístico que vemos en los personajes más conocidos, en los programas y en los noticieros”.
El humor, entonces, se convertido en un lenguaje, en un mensaje a través del cual, el autor coloca aquellos temas vedados por la sociedad en los ojos y bocas de todos, a través de la broma, del absurdo, de la ironía, del equívoco y a lo largo de la historia de la humanidad, los chistes y el arte se combinan con la crítica social para ser utilizados como medios de resistencia o lucha ya sea desde un punto de vista político, social, cultural o religioso
En esa situación, los vicios individuales o colectivos, las locuras, los abusos o las deficiencias se ponen de manifiesto por medio de la ridiculización, la farsa, el sarcasmo y otros métodos; ideados todos ellos para lograr una mejora de la sociedad, siendo el principal objetivo un enfrentamiento a realidad que desaprueba el autor, usando para este cometido el arma de la inteligencia.
En la última Feria Internacional de Santiago Elizabeth Subercaseaux, publicó bajo el sello de Catalonia, el libro Compro Lago Caburga, en el cual critica, una vez a la clase alta de Chile.
Ella escribe la segunda novela sobre el barrio alto y sus habitantes. La primera fue “Compro casa en el Barrio Alto”.
En su última novela, con un vocabulario fresco, chispeante y con un buen desarrollo sicológico de sus personajes nos da a conocer la irrupción en el poder de la nueva derecha, historia cuyo hilo conductor es el clasismo de la sociedad chilena sin caer en los clichés que no dejarían que sus libros tuvieran la aceptación que tienen.
En este libro, por medio de los personajes de Compro Lago Caburga, se hace evidente aquellos temas que socialmente son incómodos, como es la especulación en todas sus formas muestra la visión que la autora tiene de este mundo y de la época que nos toca vivir.
Subercaseaux transforma el humor en arte y muestra su dominio del idioma, al desarrollar la trama de la novela utilizando las sutilezas del lenguaje para presentar punzantes críticas sociales que posibiliten reflexionar sobre las profundas desigualdades sociales, económicas y políticas de Chile.
A través de la historia hay muchos ejemplos de artistas que haciendo uso del trinomio “humor-crítica-arte” han puesto en el ojo del huracán temas que pocos se atrevían a señalar. Uno de ellos fue Charles Chaplin que en sus múltiples películas mezcló un estilo tragicómico con una crítica sutilmente conmovedora como “El Inmigrante”, eras), “El chico”, “Tiempos Modernos” o “El gran dictador”.
Otro autor clásico que supo combinar la crítica social con diálogos irónicos y humorísticos, con gran ingenio y paradojas brillantes sobre el mundo que le tocó vivir, fue Oscar Wilde. “Un marido ideal” y “El abanico de Lady Windermere” o la “Importancia de llamarse Ernesto” que fueron un cuestionamiento a la hight society londinense y una parodia de las costumbres y seriedad de la sociedad en que vivió.
Sin embargo, a pesar de que Compro Lago Caburga es una crítica a una clase social que la autora conoce muy bien, no es un libro serio o dramático. El humor con que escribe, logra que su mensaje cale más hondo en los lectores.
En una sociedad tan “seria” como la chilena, reírse de sí mismos y de la propia cultura, puede llegara a modificar las propias acciones y las de los otros, generando nuevas reflexiones sobre nuestros entornos.
Es en esta combinación de crítica social y humor cuando más resuena la frase de Oscar Wilde, en El Retrato de Dorian Gray: “si el hombre de las cavernas hubiera sabido reír, la historia sería otra”.