Hoy en el mercado electoral falta un proyecto de sociedad que no se ofrece, el socialismo sistémico. Las opciones a votar son variantes para gobernar bajo el dominio de los ricos nacionales y extranjeros. Se silencian los problemas vitales del futuro porque invitan a pensar en un cambio de civilización para la humanidad.
En este engaño a la democracia participan izquierdistas que pese a obtener pobres resultados de votos ciudadanos eluden abrir la discusión sobre el socialismo como vía sostenible.
Así el debate político en lugar de apuntar al socialismo gira encerrado en el sistema:
Aumento de impuestos a los ricos.
Reducción o no del gasto militar.
Educación pública o privada.
Aplicación de tasa al movimiento de capitales.
Pagar o no la deuda internacional.
Rescatar o no los bancos.
Políticas recesivas o de incentivo en las crisis.
Necesidad o no de la energía nuclear.
Reemplazar el dólar por una canasta de monedas como medio de pago mundial.
Soberanía nacional o la intervención internacional a través de la ONU.
Políticas abiertas o penales para los migrantes…
No hay debate sobre un programa de sostenibilidad, solidaridad, decrecimiento, planificación global de recursos finitos, prevención frente al fascismo, término del consumismo, disminución de la emisión de gases de efecto invernadero, campaña por la paz ante el peligro de guerra nuclear…
La alternativa socialista necesaria para la supervivencia y seguridad de las generaciones futuras es tabú. Nada para cambiar el rumbo al abismo de la humanidad es conveniente en el mediocre cálculo político.
Izquierdistas, dejen a la derecha la exclusividad de la política capitalista. Su tema es la difusión, organización y crecimiento de lo nuevo.
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