Noviembre 27, 2024

Ganar y seguir ganando

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marcha_a18_2Casi me voy de espaldas. Leí en cooperativa.cl un articulacho de opinión que explicaba el porqué “los estudiantes habían perdido la pelea”. “Las razones del fracaso” creo que se llamaba el articulito. Bueno, cada uno escribe lo que puede, y cada medio publica también lo que quiere y lo que puede.

 

Pero es tremendo ver que es posible, en la misma cultura, en la misma sociedad, en la misma coyuntura, distorsionar, dar vuelta, desfigurar por entero –es mucho más que esquizofrenia- lo que llamamos la realidad.


Estamos en un momento en que “se puede decir cualquier cosa”.


Exigir, por ejemplo, que se respete que los cómplices de los torturadores rematados rindan homenaje al torturador rematado y, más, orienten a carabineros para que reprima a los que protestan contra la tortura y la apología del torturador, y protejan a los cómplices de los torturadores.


O calificar de “fracaso” el buen éxito de la movilización social de estos seis meses.


Es obvio que una movilización social antisistémica, profundamente reformista, tiene y tendrá siempre obstáculos tremendos en un estado donde la manija del poder político se reparte entre un gobierno electo de derecha y una oposición electa de centro con dos o tres injertos de izquierda. En una sociedad conservadora.


Ella tendrá que enfrentar “el buen sentido” o la hegemonía que el poder dominante impuso sobre la sociedad por décadas, en nuestro caso por casi medio siglo. Cuatro ex ministras y ex ministros de la Concertación, Molina, Brunner, Aylwin y Jiménez, por ejemplo, aparecieron recién, justito, repitiendo como monos – monos de circo, claro, interesados en el banano- una “verdad revelada” por el capitalismo chileno actual: ¡que no debe haber educación universitaria gratuita, cómo se les ocurre!


La movilización social antisistémica tendrá que soportar también el bombardeo comunicacional permanente de los reaccionarios que controlan prácticamente todos los medios de comunicación, y de los monitos.


La CNN, por ejemplo, que no es lo más derechista de nuestro espectro televisivo, “informa” de tal o cual marcha estudiantil y la califica de exitosa cuando “carabineros logró impedir la violencia”, no cuando la movilización logró arrinconar a todos los señores ministros, al señor Presidente y a todos los señores congresistas y los obligó con su fuerza multitudinaria y el apoyo de la mayoría del país, a poner la educación en el centro del debate y a aflojar, hasta ahora, que debe impedirse el lucro en la educación universitaria, que debe darse participación a los estudiantes en el manejo social y estatal de la educación, que debe ¡desmunicipalizarse el sistema impuesto por la dictadura y no modificado por veinte años de democracia! y que debe darse gratuidad a la mayoría de los estudiantes, entre otros avances.


¡Cuando la movilización logró detener la aprobación del Presupuesto de la Nación e impulsó el rechazo a las partidas de educación!


Nada menos.

¿Se tomaron La Moneda Giorgio Jackson y Camila Vallejos? ¿Se la tomó Ballesteros? No. ¿Cambió de carácter el dominio? No. ¿Se puso fin al sistema de dominación del capital financiero sobre el país, sistema también llamado, en el caso chileno, neoliberalismo o capitalismo salvaje? No. ¿Se optó (no se sabe quién opta) por “otro modelo” distinto al impuesto a troche y moche desde fines de los años setenta? No. Entonces ¿fracasaron Giorgio Jackson y Camila Vallejos y Camilo Ballesteros? No, ¡cómo se le ocurre!


A esas interrogantes bobas, simplonas, habrá que responder, porque hay académicos y encapuchados que sienten y claman que sí.


Chile ya no es el mismo de hace seis meses. Eso lo siente el país y lo conoce y admira, con sorpresa, el mundo.


Decenas de marchas, controladas y reprimidas por el Estado, sin publicidad, sin orgánica partidaria, quijotescas, remecieron la sociedad en seis meses. En un solo día un millón de personas marchó a lo largo de todo el país. Los estudiantes de América salieron a las calles movidos por parecidos intereses. Estudiantes europeos y norteamericanos solidarizaron.


La hegemonía, impuesta como siempre, primero por las armas y luego por la dominación ideológica, se quebró. Un nuevo sentido común nació (o renació) y puso en retirada la nube ideológica existente.


El estado democrático de compromiso (surgido de la gran derrota táctica de la derecha en 1988) ha sido cuestionado por decenas de miles en las calles, ya no sólo en el borde de algunos partidos o en pequeñas salas académicas). Se exige la ampliación y la profundización de la democracia.

Se abrió la creación de un nuevo sistema educacional.


Se abrió la perspectiva de una reforma tributaria, de la rechilenización o renacionalización del cobre, la baja en el costo de los servicios públicos, el cambio constitucional de fondo, el cuidado del medio ambiente, el fin del sistema binominal,


Occidente observó el impactante “invierno chileno”. Coexistió con “la primavera árabe” de Túnez, Egipto y Siria, y tuvo, hasta ahora, más éxito que ella. No definitivo, por cierto. Hemos aprendido que nada es definitivo en la lucha social, tampoco en la vida. Y que los grandes avances hay que cuidarlos para profundizarlos.


Los dirigentes estudiantiles serán criticados, y duramente. Pero ellos ganarán en sus universidades y en la sociedad. Serán los nuevos líderes.


Y para seguir ganando el movimiento deberá debilitar a los blandos y a los que se sienten “duros”. Y seguir adelante con las virtudes que hasta ahora ha mostrado: su creatividad, su especialización y sabiduría, su amplitud, su firme y tranquila dirección, su vocación mayoritaria tan excepcional, sus manos limpias, sus liderazgos nuevos, su dignidad.

Muy pronto no será sólo el gran invierno de 2011. Vendrán de nuevo las cuatro estaciones!

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