Grecia sigue el camino de Islandia. El Gobierno de Georges Papandreu decidió ayer hacer un plebiscito para someter a la voluntad popular la decisión de plegarse o no a las condiciones draconianas de pago de la deuda con los Estados y la banca europea.
Las manifestaciones y paros ciudadanos en Grecia han ido en un ritmo ascendente. Los planes de ajuste de las potencias europeas significan una baja brutal en el nivel de vida de los trabajadores y clases medias profesionales griegas. Despidos, recortes fiscales en programas sociales y baja de salarios son las consecuencias de un plan destinado a que el pueblo griego asuma el costo de la crisis financiera.
La radicalización política del pueblo griego exige la salida del plebiscito.
El Primer Ministro Griego anunció ayer 31 de octubre que convocó a los ciudadanos griegos para la realización de un plebiscito con el fin de decidir si Grecia acepta las condiciones impuestas por
La bolsa de Atenas cayó 6,31% ayer y la de París comenzó cayendo en 1,89% para más tarde perder 3,28%. En Alemania
Se asoma “el espectro de una nueva crisis” titulaba el parisino Le Monde ayer en medio de un clima de pánico en las capitales después de la decisión del Primer Ministro griego Georges Papandreu.
La decisión de convocar el referéndum fue el resultado al interior del Partido Socialista griego (Pasok) de tensiones y debates después que un sector constató que una medida tan impopular iba a significar un costo político enorme a la coalición dirigida por Papandreu.
La decisión ha sido condenada por las elites europeas porque en caso de rechazo del plan los riesgos de crisis de la moneda europea son enormes.
Una encuesta publicada el sábado por el periódico To Vima, muestra que cerca de 60 % de griegos juzgan el acuerdo de pago negativo y lo denuncian como una afrenta a la soberanía del país.