Un ingenuo Chito Faro escribió: “Si vas para Chile, te ruego que pases por donde vive mi amada… El pueblito se llama Las Condes y está junto a los cerros y el cielo. Y si miras de lo alto hacia el valle, verás que lo cruza un estero. Campesinos y gentes del pueblo te saldrán al encuentro, viajero. Y verás cómo quieren en Chile al amigo cuando es forastero”.
A estas alturas ya sabemos quiénes nos pueden salir a recibir en las cercanías de Las Condes, y que, a la luz de las detenciones arbitrarias sufridas por los hinchas de Colo Colo en San Carlos de Apoquindo, queda claro que nadie quiere a los forasteros en la cota mil.
Excepto a los trabajadores útiles al sistema. Trabajadores que una vez concluida su tarea regresen al poniente, al norte y al sur. Lo impresionante es que nuestra democracia hemipléjica no tiene interés en desterrar la desigualdad que nos abruma. Sus beneficiados directos son los menos interesados. Lo patológico del cuento es escuchar a medio mundo hacer gárgaras con el tema, sin hacer más que comentarios inocuos.
Si en algún momento los “flaites” se organizaran en serio y decidieran llegar a la cota mil a exigir algo más que una entrada para ver un partido de fútbol, no debería extrañarnos el griterío que se armaría, frente al cual de nada servirían los anillos de seguridad, ni los vecinos “agredidos” por el mero mal aspecto de unos “delincuentes” que invadan sus privilegios.
Tal vez algún día Chile figure en los noticieros de todo el mundo como la nueva Palestina de Sudamérica. Tal vez seamos entonces el epítome de la desigualdad y el odio. Y el “Si vas para Chile” se instale en la mente de los extranjeros como otra más de las mentiras de un país que es menos de lo cree ser, y mucho más de lo que es en materia de convivencia humana.
Al final, el resultado del partido (U. Católica 4 Colo Colo 0) es una anécdota, o un dolor de cabeza para el DT albo. Lo que no debería ser una anécdota es la humillación de unos chilenos sobre otros chilenos. Eso debería preocuparnos y causarnos mucho más que indignación. En serio.
PATRICIO ARAYA GONZÁLEZ
PERIODISTA
patricio.aragon@gmail.com