El aparato militar estadounidense recurrió de nuevo a la psicología, esta vez para lavar el cerebro o mantener en “buena forma comprensible” a las tropas que envía a países lejanos en nombre de la paz y la democracia, así como antes buscó psicólogos para lograr mejores resultados con los sufrimientos humanos inflingidos por la tortura en Guantánamo y otras cárceles tipo Abu Ghraib, Irak. Esta historia periodística ocultada por los grandes medios fue clasificada en el lugar 7º del ranking 2012 del Proyecto Censurado de California, que sacas a la luz las 25 historias más ocultadas por los grandes medios.
La revista American Psychologist, de
Según sus promotores, el nuevo programa de entrenamiento utiliza la “psicología positiva” (el manido “piensa positivo) para enseñar a los soldados estrategias mentales de resistencia a fin de auto-conservar su bienestar psicológico mientras enfrentan desafíos como la separación de sus familias y regularmente hacen frente a conflictos por la pérdida de amigos y colegas. El programa preconiza un ejército “equilibrado, con soldados sanos, seguros de sí mismos” y “aptitud y disposición mejoradas”. Lo presentan como “un plan para atender la salud mental de nuestros guerreros” y llevar un acercamiento más holístico a su endurecimiento para el combate.
Las críticas al programa no se hicieron esperar después de anunciada la iniciativa, incluyendo preguntas éticas sobre si los soldados deben ser entrenados para ser desensibilizarlos respecto a acontecimientos traumáticos. Y también surgieron preocupaciones sobre la metodología de este programa a gran escala, no muy distinto de otros que ya produjeron efectos nocivos en el pasado.
Otro aspecto problemático reside en que el proyecto se adapta primariamente al Programa de Resistencia Penn (Penn Resiliency Program, PRP), que ha tenido escaso éxito entre la población no militar, y ahora, en su primer lanzamiento piloto, se propone incorporar a un millón cien mil soldados. La pregunta clave es ¿cómo van a implementarlo si primero no lo probaron en pequeños grupos de soldados?
Básicamente, el programa CFS fortalece “resistencias” de los soldados en cinco áreas cruciales: emocional, física, familiar, social y espiritual. El componente espiritual de la evaluación contiene preguntas escritas concebidas predominantemente para soldados que creen en dios u otra deidad sea o no judeo-cristiana. Esto significa que decenas de miles de no creyentes califican mal y serán forzados a realizar ejercicios con imágenes religiosas que son opuestas a sus creencias personales. Probablemente, tampoco se fomentará la “resistencia” deseada.
El psicólogo Bruce Levine publicó un reciente artículo titulado “Cómo los psicólogos se benefician con las guerras interminables de EEUU”, que también fue reproducido en muchos medios especializados con este otro título: “Lavado de cerebro a los soldados norteamericanos con el ‘piensa positivo'”. Levine condenó el programa y señaló con el dedo a los psicólogos que se están embolsando una gruesa suma de dinero por entrenar a 40.000 sargentos, que a su vez entrenarán a un millón cien mil soldados.
Foto:
El general George W. Casey, habla con estudiantes de
Fuentes:
● “Comprehensive Soldier Fitness: A Holistic Approach to Warrior Training”, Jeremy McCarthy. August 17, 2010.
http://psychologyofwellbeing.com/201008/comprehensive-soldier-fitness.html
● “The Dark Side of Comprehensive Soldier Fitness.” Roy Eidelson, Marc Pilisuk and Stephen Soldz. April 1, 2011.
http://www.truthout.org/dark-side-comprehensive-soldier-fitness/1301814000
● “Army’s Spiritual Fitness Test Comes Under Fire,” Jason Leopold, Truthout, January 5, 2011.
● Proyecto Censurado:
http://www.mediafreedominternational.org/2011/04/09/psychology’s-largest-experiment-ever/
Student Researcher: Rene Arellano, San Francisco State University
Faculty Evaluator: Kenn Burrows, San Francisco State University
*) Ernesto Carmona, escritor y periodista chileno