Febrero 5, 2025

Plebiscito ciudadano por la educación: la fuerza de las mayorías

marcha_colegios_junio470

marcha_colegios_junio470Desde hace 38 años el patrimonio de nuestro país fue repartido entre unos pocos para su uso, como usufructo. Se desmantelaron industrias,  propiedades y empresas públicas que estaban en manos del Estado y sus  riquezas  pasaron a manos de unos pocos, los cuales han lucrado no solo a nivel  nacional, sino que ello les ha permitido alcanzar ratings internacionales de riqueza  gracias al aporte de todas las chilenas y los chilenos.

 

 

 

En la captura del Estado era insuficiente el reparto del sueldo de Chile, por lo tanto era además necesario instaurar un modelo económico que llenara las alcancías de dinero, de tal forma que los chilenos nos transformamos en esclavos del sistema. La libre competencia mercantil, dio paso al monopolio disfrazado en empresas coludidas en verdaderos carteles, otorgando condiciones excepcionales a ciertos privados, mediante mecanismos de subsidios a distintas actividades como minería, forestación, construcción y explotación de autopistas, incentivos tributarios a la industria inmobiliaria, etc. Desde el año 90 en adelante, los partidos políticos tanto gobernantes como continuadores de la dictadura,  avalaron este sistema y fueron cómplices de él.

 

Los pequeños comerciantes, las pequeñas industrias, los profesionales independientes y especialmente quienes sufrieron la desvalorización de su saber y competencias, como el jornalero, vieron como el esfuerzo de toda su vida caía en manos del sistema financiero y de estos grandes monopolios y cadenas del retail. Las farmacias, ferreterías, tiendas de ropa, zapaterías, almacenes de barrio, etc., todos fueron desapareciendo sumiendo a la clase media en la pobreza. El chileno se tuvo que reinventar con trabajos esporádicos, usar sus ahorros, endeudarse, adelantar jubilaciones, aceptar sueldos miserables para vivir. Mientras, la clase reinante adquiría a precios vejatorios el patrimonio de los que se vieron obligados a vender para hacer sobrevivir a sus familias.

Durante muchos años, se intentó desarticular la acción de  los escasos sindicatos que quedaban en el país, con modificaciones a la legislación, cambiando la contratación laboral en los municipios, en el sector público, en la minería, en la banca y en los servicios, comercio y la industria, en la construcción y la agricultura, etc.

No solo nos quitaron el derecho a trabajar en dignidad e igualdad, sino que la maquinaria bancaria se encargó de hacer más rico a los ricos y más pobres a los más pobres. Pero a pesar de todo el daño recibido en su patrimonio moral y ético, las chilenas y chilenos lograron mantenerse en pie, con coraje, con ingenio, con gallardía y traspasaron a sus hijos e hijas sus valores y sus luchas sociales.

Hoy, tenemos esta nueva generación de estudiantes que lucha por el bien común, por romper las cadenas de la esclavitud, dispuesta a perder su año académico por valores de igualdad, fraternidad y solidaridad. Ellos nos están dando un ejemplo a seguir: Decir no más, basta ya!!

Este es el principio del camino, para la ruptura de las cadenas que nos atan. La dominación gestada por la colusión de la clase política y el poder económico de las transnacionales y sus socios criollos.

Para ello, necesitamos a nuestros jóvenes empoderados, apoyados por la sociedad  para seguir enfrentando los nuevos desafíos que como ciudadanos conscientes de nuestros derechos y deberes – que hoy nos expresamos en las Organizaciones y Movimientos Sociales – nos plantean para superar el actual escenario.

Hoy el Presidente Piñera no es creíble ni en Chile ni en el mundo. Su forma de administrar el país, exponiéndolo a una vulnerabilidad económica extrema y a una enorme desigualdad social, producto de este sistema económico, nos está llevando a un descrédito internacional y por cierto al peligro de vernos envueltos en un estallido social de efectos impredecibles.

Él, su gobierno y los partidos políticos que lo apoyan, jamás van a aceptar reformar la Constitución para que la ciudadanía pueda convocar a un plebiscito nacional, porque nunca se expondrán a que los sectores que representan pierdan sus privilegios. Por ello, este Plebiscito por la Educación que se realizará en estos días en cada comuna de nuestro país, es una herramienta que debemos usar para derrotar el aval del Estado al lucro en la educación.

*Katia Cotoras es Arquitecta y miembro de Amigos de La Reina Ambiental

 Moisés Scherman es Economista, Miembro de la Red Ciudadana por Ñuñoa y del Movimiento Amplio de Izquierda

 

 

 

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