Noviembre 10, 2024

Nicolás Maduro contraataca

El fracaso del golpe de Estado del 30 de abril y, posteriormente, la visita a los militares a los cuarteles con el objetivo de motivarlos para que se pasen a la oposición, han provocado el agotamiento del poder de Juan Guaidó. En la oposición hay actualmente dos bandos: uno, el de los ultra, que exigen que Guaidó pida a Estados Unidos la intervención militar; el otro es partidario del diálogo y de una solución pactada.

 

Guaidó ha pedido el reingreso de Venezuela al TIAR, (Tratado de Asistencia Recíproca, una especie de OTAN americano), Organización de la cual el ex Presidente Hugo Chávez había retirado a Venezuela. El ingreso al TIAR permitiría la intervención de Colombia, Brasil y Estados Unidos.

 

Maduro, que está al parecer muy bien asesorado, y tácticamente no tiene un pelo de tonto,  ha aprovechado muy bien la desconfianza a Guaidó por parte de sus seguidores, para contraatacar en forma decidida a la oposición, para lo cual no ataca a cualquiera, sino que a la mano derecha de Guaidó, el primer vicepresidente de la Asamblea Nacional, Edgard Zambrano, que pertenece al más antiguo y poderoso partido de la oposición,  ADECO, (Acción Democrática), que hegemonizó la  IV  República, y  tuvo entre sus personajes notables al ex Presidente Carlos Andrés Pérez.

 

En la lista de los diputados a quienes se allanó la inmunidad parlamentaria y actualmente perseguidos por la policía por orden judicial, se encuentra Henri Ramos, el líder principal de ADECO; los demás imputados ya son huéspedes de las embajadas de Italia y Argentina.

 

La estrategia de Maduro consiste en dejar vacía y sin poder la Asamblea Nacional; a su vez, inyectar el miedo en los diputados que restan. Nada paraliza más a un ser humano que el terror a la cárcel.

 

Mike Pompeo ha reaccionado en forma airada contra el gobierno de Maduro y le da un ultimátum para exigir la liberación inmediata de Zambrano. En Estados Unidos hay una diferencia táctica entre Trump y su vicepresidente, Mike Pence, respecto a la intervención norteamericana en ese país: Tump, mucho más inteligente que su vicepresidente, sabe que una guerra a dos frentes – Irán y Venezuela – lo llevaría a la derrota, si no se deja dominar por los fanáticos ultra, el trío Pompeo – Pence – Abrams. No creo que Trump, que sólo ve dibujos animados, haya leído algunas páginas sobre las guerras mundiales perdidas por Alemania a causa de haber tenido que luchar en dos frentes, pero a alguien escuchó sobre este tópico.

 

El gobierno norteamericano no las tiene todas consigo, pues una repetición de su intervención en la guerra civil siria podría serle fatal, (además de los antecedentes de la invasión a Afganistán, Iraq y Libia), y Venezuela no es la pequeña Grenada, ni siquiera Panamá.

 

Los norteamericanos y los rusos no están dispuestos a entregar sangre de los suyos, por consiguiente, contratarían a ejércitos mercenarios, en el caso de los Black Waters y los rusos, a los ejércitos Wagner, es decir, tendríamos una guerra privatizada. Maquiavelo, el genial político estratega, tenía muy claro que los ejércitos mercenarios son muy inferiores en una guerra a los profesionales: los primeros luchan por la paga, los segundos por convicciones patrióticas. Maduro, además del apoyo de Rusia y China,  cuenta con el apoyo de los gobiernos turco e iraní.

 

En el caso venezolano, el predominio de los “halcones” sería fatal para el resto de países de América Latina, en especial para sus vecinos Colombia y Brasil. De seguro, los cuatro millones de venezolanos que han abandonado el país podrían multiplicarse por dos, es decir, en Colombia, por ejemplo, ya sumarían tres millones de venezolanos, y  además, una guerra asimétrica traería efectos colaterales en los vencidos, similares a una guerra de guerrillas interminable.

 

Ojalá venzan las palomas, pues ninguna persona con mediana inteligencia y sentido ético pueda desear la intervención de las grandes potencias y una guerra civil devastadora, que terminaría por convertir a Venezuela en una Siria, y de paso, dañar a los demás países de América Latina.

 

Hoy se hace difícil contar con una información veraz sobre Venezuela: la guerra psicológica trae miles de noticias, de las cuales el 90% son falsas, y es lógico que ambos bandos quieran dividir al contrario; por ejemplo, todos los días tenemos noticias de que el mandatario abandonó el poder, (ayer nos enteramos, por ejemplo, de que Vladimir Padrino López, ministro de Defensa y Jefe de las Fuerzas Armadas Bolivarianas, había abandonado a Maduro a petición de su familia, según las noticias de Jaime Bayle, que vive en Estados Unidos. Quien habló en el video no es su madre, que ya murió, sino su tía y los primos de Padrino López.

 

Los diversos análisis del trío norteamericano de halcones, además de falsos y malintencionados, muy pocos ciudadanos los avalan, y parecen, en muchas ocasiones, el cuento del lobo. ¿Cuántas veces han repetido que todas las opciones están sobre la mesa? ¿Cuántas veces han amenazado con el día D de la invasión? Así parezca una paradoja, cada vez vemos a un Trump con mucho más sentido común que sus asesores, “casi podríamos creer que se ha convertido en un estadista”, tal vez su odio a los demócratas ha provocado en él esta profunda transformación.

 

Está por verse qué resultados prácticos tendrá la ofensiva de Nicolás Maduro, pero en todo caso la existencia de Venezuela está en manos de las palomas partidarias del diálogo entre las partes, que puedan llegar a un acuerdo de elecciones libres.

 

Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)

10/05/2019       

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