¿Hay algo más cruel que la indiferencia hacia los demás? Es de sobra conocido que es una actitud de las más agresivas y dolorosas que podemos proyectar hacia nuestro entorno ya que mostrarse indiferente ante alguien, implica que se le está retirando todos los sentimientos, que no existe para uno.
La indiferencia está asociada a la insensibilidad, el desapego o la frialdad. Son estas características, que se presuponen contrarias a la condición social que tenemos los seres humanos y que provoca que nos relacionemos unos con otros. Las palabras tienen un poder oculto al evocar goce con su capacidad de seducción, con su sonido o su entonación, con todo lo que está más allá del significado. Indiferencia es una palabra que tiene una evocación de lo frio, que no despierta el calor del afecto, la curiosidad o el interés.
La vida está llena de momentos y circunstancias en la que optar por mostrarnos indiferentes, no siempre es lo mejor. Puede importarnos más o menos, pero nunca podemos dejar de sentir. Es un recurso que permite elegir unos estímulos para sentirlos o simplemente para apartarlos de nosotros. Por tanto, la indiferencia absoluta, nunca es posible.
Los seres humanos, necesitan “leer” en los demás aquello que significan para ellos. Es decir, deseamos que nos entreguen certezas y no dudas. Se ansia refuerzos, gestos de aprecio, miradas que acogen, sonrisas que comparten complicidades y emociones positivas, todo ello, para dar forma a la comunicación no verbal, donde quedan guardadas emociones que gustan percibir en el entorno próximo. El no verlas, el percibir solo una actitud fría, provoca ansiedad, estrés y tensión mental.
Ese comportamiento, es el hilo conductor del libro que la periodista Alejandra Matus, retrató en El libro negro de la justicia chilena, publicado por primera vez en 1999 por Editorial Planeta y luego en 2016 por Ediciones B.
El libro desató la furia del ex presidente de la Corte Suprema, Servando Jordán, quien interpuso un requerimiento por Ley de Seguridad del Estado siendo incautado y prohibida su circulación durante los 2 años y medio que duró el litigio. Matus, huyó de Chile antes de que se concretara la orden de detención que se dictó en su contra, primero a Argentina, luego a Estados Unidos, donde pidió asilo político. Allí vivió casi 3 años.
A pesar de estar prohibido, se leyó fotocopiado, se bajó por la incipiente internet o bien, se compró pirateado en las calles o en las ferias. La editorial estimó que por lo menos se vendieron unas cien mil copias “cunetas”.
El año 2001, la editorial recuperó los libros incautados, los distribuyó en librerías y luego publicó una nueva edición (con tapa verde para diferenciarla de los libros piratas) y agotada, el libro dejó de circular.
El año 2016, Ediciones B se publicó una nueva edición, revisada y aumentada pues se añadieron en esta edición, dos capítulos más con la intención de entender de mejor “el Chile de la Transición, sus contradicciones y deudas pendientes y por fin se puede leer sin censura.
La exhaustiva investigación, mostró ante la opinión pública lo que sucedía en el Poder Judicial y como se callaba por conveniencia o por ignorancia.
Prevaricación, actuaciones de ministros, la dilación interesada de ciertos fallos, grandezas y bajezas de muchos personajes de connotación pública, entretelones del Informe Retting, el desdén y la arrogancia de jueces en sus dichos y hechos, los problemas de la transición y sus actores, las mentiras y encubrimientos de crímenes, las amenazas, los recursos de amparo, el nepotismo, el rol de la Vicaría de la Solidaridad, los Conservadores de Bienes Raíces y muchas historias en las 433 páginas de este libro.
También se puede leer el rol que tuvieron los Tribunales durante la dictadura militar, durante la cual, como sombras humanas elegantes y cuidadosas de sus privilegios, presos de sus propias convicciones y normas, fueron la imagen misma de la indiferencia con el trasfondo de los gritos de los ciudadanos, que reflejaban la angustia personal o la protesta contra las injusticias sociales y las desigualdades económicas que acompañaron la dictadura militar.
En el libro, se muestra a una Corte Suprema, que al inicio de la transición era incapaz de otorgar certidumbre jurídica a nadie, pues sus fallos y opiniones variaban de sala a sala, de ministro a ministro, sin mayor fundamento y que habían decretado amnistías o traspasado a la justicia militar, la mayor parte de los juicios por los derechos humanos.
Una de las consecuencias de la publicación de este libro, fue la confirmación de que una reforma al Poder Judicial era absolutamente necesaria.
Quince años después de la primera edición, este libro vuelve a la circulación esta vez como una valiosa ayuda para entender la transición, sus contradicciones, sus errores y deudas pendientes.