Aunque el Grupo de Lima persigue el mismo fin que su mentor, Estados Unidos, el rechazo que manifestó en Bogotá a una intervención militar en Venezuela no le pudo haber gustado a Washington y a los sectores más reaccionarios del hemisferio.
Reunidos ayer en la capital colombiana con el vicepresidente de norteamericano, Mike Pence, los integrantes del bloque se desmarcaron explícitamente 'del uso de la fuerza'.
La coalición que actúa bajo la égida de Estados Unidos y que desconoce al gobierno legítimo de Nicolás Maduro, insistió en una 'transición democrática' en Venezuela, pero 'conducida por los propios venezolanos pacíficamente'.
Durante la instalación de la reunión el canciller colombiano, Carlos Holmes Trujillo, y el vicecanciller peruano, Hugo de Zela, dijeron que sus países están en desacuerdo con una salida bélica para derrocar al gobierno constitucional de Venezuela.
'No estamos apoyando el uso de la fuerza. Desde el principio apoyamos una solución pacífica a lo que ocurre en Venezuela', declaró el viceministro de Relaciones Exteriores del Perú.
Holmes Trujillo por su parte apuntó que Colombia favorece 'la acción diplomática y política' contra Venezuela, aunque la posición de avanzada asumida por Bogotá en la cruzada estadounidense genera recelos en diferentes sectores locales sobre la veracidad de tal planteamiento.
Luego en el transcurso del encuentro el presidente de Guatemala, Jimmy Morales, subrayó que su país se oponía a cualquier intervención militar o uso de la fuerza que ponga en riesgo la paz en la región.
Desoyendo argumentos contrarios a la guerra, el emisario de Donald Trump en la cita hizo gala del discurso amenazante y belicista de su gobierno, cuando volvió a reiterar que 'todas las opciones están sobre la mesa' y que 'si alguien amenaza a Colombia' enfrentará la determinación de su país.
'Colombia es nuestro socio más importante en la región y cualquier amenaza a su soberanía y seguridad enfrentará la determinación de los Estados Unidos', mensaje que derivó en suspicacias sobre futuras cartas que pudieran estarse manejando para invadir a Venezuela empujados por la codicia de arrebatarle sus riquezas naturales.
Pence, además, alentó nuevamente el golpe de Estado contra el gobierno bolivariano, al invitar a las fuerzas armadas venezolanas a unirse al autoproclamado presidente encargado Juan Guaidó, en lo que sí recibió el espaldarazo del Grupo Lima, de acuerdo con la declaración emitida en Bogotá.
Otro que fue por lana y salió trasquilado en la reunión fue Guaidó, quien recibió aplausos, pero tal vez esperaba más, cuando un día antes había alentado una invasión contra su propio país, usando los mismos términos de la Casa Blanca, al anunciar que abogaría ante la comunidad internacional por 'todas las opciones'.
Según el analista colombiano Víctor de Currea-Lugo, Guaidó podrá ser recibido con honores de mandatario de Estado en Bogotá; reunirse con Pence y hacer presencia en el Grupo de Lima, pero ni siquiera la oposición en su país le respalda.
'Guaidó no ha logrado el reconocimiento de la ONU ni de la OEA en pleno. No tiene un ápice de poder real. Ser presidente en Twitter no sirve. El poder es algo que se ejerce, no simplemente que se nombra, y Guaidó no ejerce ningún poder', sostiene el reconocido columnista.
Sin embargo, la apetencia de Washington por el petróleo, el oro y el coltán de Venezuela es muy grande y seguramente buscarán otros escenarios o pretextos para agredir a Venezuela.
El clamor por la movilización mundial contra esa barbarie es más urgente que nunca.