Noviembre 24, 2024

Estados Unidos suma países para derrocar a Maduro y levanta escenario geopolítico

Estados Unidos continúa su plan intervencionista en Venezuela invitando a otros países a participar en el golpe contra el gobierno de Nicolas Maduro resucitando retórica de la guerra fría y con cubano-estadunidenses conservadores anticastristas efectivamente retomando el control de la política exterior de Washington hacia America Latina.

El secretario de Estado, Mike Pompeo, acompañado por el recién nombrado enviado especial para Venezuela, Elliott Abrams –condenado penalmente por mentir al Congreso sobre el escándalo Iran-contras y promotor de políticas intervencionistas en apoyo de gobiernos violadores de derechos humanos en Centroamérica– se presentaron en el Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas para instar a la comunidad internacional a reconocer al autoproclamado presidente interino de Venezuela Juan Guaidó.

 

En la reunión de emergencia convocada por Washington, Pompeo declaró que “ahora es el momento para que toda nación escoja un bando. No más demoras, no más juegos. O están del lado de las fuerzas de la libertad o están en liga con Maduro y su desorden”. Afirmó que era hora de poner fin a la pesadilla del país sudamericano y apoyar al pueblo para deshacerse del Estado mafioso e ilegítimo de Maduro.

 

Sin embargo, Pompeo no logró imponer su posición entre los cinco países con poder de veto en el Consejo, sobre todo Rusia y China, que repudiaron la maniobra estadunidense. A la salida, reporteros insistieron a Pompeo si podía responder a la pregunta de Rusia sobre si Washington estaba contemplando una acción militar en Venezuela, pero se limitó a declarar que no voy a especular y hacer hipótesis sobre qué hará Estados Unidos próximamente.

 

Pompeo también atacó a Cuba en esta sesión, y acusó a la isla de ser el país que más ha hecho para sostener al gobierno ilegítimo de Venezuela, enviando hampones de seguridad e inteligencia para ello. También criticó a Rusia y China por su apoyo a Maduro, a quien llamó el ex presidente.

 

Abrams, quien participó en la sesión, llamó a Venezuela un satélite de Cuba y Rusia e insistió que esto no se trata de una intervención extranjera en Venezuela para imponer un resultado, sino de defender el derecho de los venezolanos de decidir el futuro del país democráticamente. Con su vocabulario nostálgico de la guerra fría, Abrams generó cierto déjà vu, ya que argumentaba esto mismo hace más de 30 años cuando manejó la política hacia America Latina en el gobierno de Ronald Reagan.

 

Mientras tanto, en Washington, el plan desarrollado durante semanas entre el gobierno estadunidense del presidente Donald Trump y la oposición venezolana continuó su puesta en marcha con el Departamento del Tesoro que, se informó, actuará sobre la base de que Guaidó es el presidente legítimo de Venezuela para todas las transacciones comerciales del país. El viernes, el Departamento de Estado envío a directivos a la Reserva Federal de Estados Unidos para cerrar el acceso del gobierno de Maduro a sus bienes depositados en el extranjero, incluyendo ingresos de Citgo, empresa petrolera venezolana en Estados Unidos.

 

 

Este sábado Pompeo instó a otros países tomar medidas parecidas y desconectar sus sistemas financieros del régimen de Maduro para que esos bienes sean entregados al nuevo gobierno.

 

Regreso al futuro

 

Al gobierno de Trump parece no importarle que Abrams es recordado por su apoyo a regímenes latinoamericanos represivos y la contra nicaragüense, además de, entre otras cosas, por su papel en encubrir la matanza de más de mil hombres, mujeres y niños en El Mozote, en El Salvador. Después, como funcionario en el gobierno de George W. Bush fue de los que promovieron la invasión de Irak, y también estuvo en la Casa Blanca donde, según algunas versiones, fue de los que dieron luz verde al fallido golpe militar contra Hugo Chávez en 2002.

 

En otra vuelta al pasado la política estadunidense hacia America Latina parece haber regresado a las manos de cubano-estadunidenses anticastristas con raíces en Florida.

 

El senador republicano Marco Rubio ha sido tal vez el protagonista más influyente en impulsar el plan estadunidense ahora en marcha contra Maduro y, a la vez, contra Cuba. El New York Times lo identifica como un virtual secretario de Estado para América Latina.

 

Desde inicio del gobierno de Trump, fue Rubio quien ha buscado convencer al mandatario de intervenir para derrocar a Maduro, y fue quien acompañó, junto con el vicepresidente Mike Pence, a Lilián Tintori, esposa del líder de oposición venezolano Leopoldo López, a una reunión en la Casa Blanca con el nuevo presidente (ella publicó éste sábado un articulo de opinión en el Washington Post en apoyo a nuestro presidente interino, Juan Guaidó). La comunicación entre Rubio y el presidente sobre el tema ha continuado desde entonces.

 

La posición de Rubio sobre Venezuela se vio fortalecida con la llegada de Pompeo a la cancillería, y de John Bolton como asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca. El senador y ex candidato presidencial ayudó instalar a otro cubano-estadunidense, Mauricio Claver-Carone –opositor a la política de normalización con Cuba–, como el encargado del hemisferio occidental para el Consejo de Seguridad Nacional.

 

Miami, nuevo eje de la política de EU hacia AL

 

El pasado martes, un día antes de que Guaidó se proclamara presidente en Caracas, Trump aprobó el plan de reconocerlo de inmediato y más tarde, ese mismo día, el presidente se reunió con Rubio y su colega el diputado federal Mario Diaz-Balart. Con todo esto, se confirmó que Miami ha regresado como eje de la política estadunidense hacia América Latina.

 

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