Nueve muertos y 54 heridos deja el estallido el jueves de un coche bomba en una academia de policía, en el sur de Bogotá, en lo que fue calificado como un acto de terrorismo, informa la agencia AFP.
El ministerio de Defensa confirmó que la fuerte explosión de la mañana fue producto de una "acción terrorista", la más grave que ha sacudido a la capital colombiana desde que disminuyó la intensidad del conflicto armado por cuenta del pacto de paz con la exguerrilla FARC a finales de 2016.
El atentado fue dirigido contra la Escuela de Oficiales General Francisco de Paula Santander, y hasta el momento deja nueve muertos, según un balance actualizado.
La Secretaría de Salud de Bogotá informó, por su parte, que 54 personas sufrieron heridas y están siendo atendidas en cuatro puntos hospitalarios. De momento, no hay un balance sobre el número de uniformados afectados por el ataque.
El vehículo detonó tras una ceremonia de ascenso de oficiales y cadetes.
Rosalba Jiménez, de 62 años y vecina del lugar, estaba abriendo su local de confecciones cuando de repente estallaron los vidrios.
"Estábamos abriendo cuando sentimos una explosión, pero pensamos que era la bomba (estación) de gasolina que queda aquí", relató a la AFP.
Pero "cuando volteamos a mirar a la escuela estaba el cielo gris de humo. La gente corría, las sirenas…horrible, horrible, parecía el fin del mundo", agregó.
Las fuerzas de seguridad cerraron el acceso a la prensa y un fuerte dispositivo de vigilancia regía en el sur de la ciudad, según periodistas de la AFP. En varios sectores de la capital se escuchaban sirenas.
"No se doblega"
A raíz del ataque, el presidente Iván Duque debió cancelar un consejo de seguridad en la ciudad de Quibdó, en el noroeste del país, para ponerse al frente de la situación.
"Todos los Colombianos rechazamos el terrorismo y estamos unidos para enfrentarlo. COLOMBIA se entristece pero no se doblega ante la violencia", escribió el mandatario en Twitter.
Duque, quien asumió el poder en agosto de 2018, ha endurecido la política antidrogas tras una cifra récord de cultivos ilegales y de producción de cocaína en 2017.
Al mismo tiempo ha fijado condiciones para reactivar los diálogos de paz con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), última guerrilla reconocida en Colombia.
Ningún grupo se ha atribuido de momento este ataque, como tampoco las autoridades han deslizado hipótesis sobre los presuntos responsables.
Además del ELN – que en el pasado reconocido ataques con explosivos contra la policía -, operan bandas del narcotráfico de origen paramilitar y disidencias de las FARC.
Hace casi un año, el 29 de enero, la policía también fue blanco de un ataque con bomba dentro de una comisaría en la ciudad caribeña de Barranquilla. Seis uniformados murieron y 40 sufrieron heridas.
El ELN, cuya delegación de paz está en La Habana, se adjudicó días después la acción.
"El mundo en el piso"
La víspera del ataque, había ingresado un nuevo grupo de aspirantes a oficiales. Otros como Jonathan Oviedo había retomado sus clases.
"Mi hermano Jonathan, que es cadete, alcanzó a hablar con nosotros y nos dijo que estaba herido, luego pasó al teléfono un teniente y se cortó la comunicación. En dos años que lleva en la policía, nunca había enfrentado una situación así", comentó Carol Oviedo.
Junto a ella varios familiares se arremolinaban en los alrededores de la academia para saber de la suerte de los uniformados.
Las primeras imágenes de la televisión local mostraron el movimiento de ambulancias alrededor del sitio del presunto ataque, y lo que parecen ser los restos de un vehículo en llamas.
Una funcionaria de salud de las Fuerzas Militares señaló a la prensa que al parecer el vehículo irrumpió "abruptamente" en la sede policial.
"Entró abruptamente, casi atropellando a los policías y enseguida fue la explosión", comentó Fanny Contreras.
Según su versión, "hubo otra pequeña explosión", aunque de momento las autoridades de la capital manejan la hipótesis de un solo estallido.
"He dado órdenes a la Fuerza Pública para determinar los autores de este ataque y llevarlos a la justicia", agregó Duque.
Con unos ocho millones de habitantes, Bogotá había sido sacudido por esporádicas acciones de terror en 2017.
En febrero de ese año, el ELN se atribuyó un atentado contra una patrulla policial que dejó un uniformado muerto y varios heridos de gravedad en el barrio La Macarena de Bogotá.
Ese mismo año, un atentado en un centro comercial de Bogotá dejó tres muertos y varios heridos. Las autoridades culparon del hecho al Movimiento Revolucionario del Pueblo (MRP), un grupúsculo de izquierda radical.