La consternación por el deceso del reconocido escritor israelí y respetado activista por la paz Amos Oz conjuntó a figuras de los ámbitos literario y político.
El autor de la novela autobiográfica Una historia de amor y oscuridad, culmen de su lucha contra los fanatismos, murió ayer de cáncer, a los 79 años.
Su hija, la historiadora Fania Oz-Salzberger, informó a través de la red Twitter que su padre falleció ‘‘pacíficamente después de una breve batalla contra el cáncer; estuvo rodeado de quienes lo quisieron y siempre lo supo, hasta el final”.
Además, lo definió como ‘‘un maravilloso hombre de familia,un autor, un hombre de paz y moderación”, y pidió ‘‘que su buen legado siga enmendando el mundo”.
La periodista Pilar del Río, viuda del Nobel portugués José Saramago, destacó que Amos Oz es ‘‘uno de los grandes: como ser humano y como escritor le puso sensatez a nuestro tiempo’’.
Ediciones Siruela, que ha publicado en español buena parte de la obra del narrador israelí, difundió: ‘‘Lamentamos profundamente el fallecimiento de nuestro queridísimo Amos Oz. Hoy el mundo será un poco peor sin él”.
Oz fue muy conocido por su crítica a la ocupación de Israel de territorios palestinos tras la Guerra de los Seis Días, en 1967. Se pronunció con claridad contra las políticas del primer ministro Benjamin Netanyahu, rechazando un cargo oficial en el exterior en protesta por lo que consideró un ‘‘creciente extremismo” de su gobierno.
Sin embargo, también fustigó a los que prometen la destrucción de Israel y a los fundamentalismos religiosos.
Netanyahu, según un comunicado, reconoció que Oz ‘‘ha contribuido enormemente al resurgimiento de la literatura hebrea, a través de la cual ha expresado con talento y sensibilidad elementos importantes de la experiencia israelí”. El presidente de Israel, Reuven Rivlin, tuiteó: ‘‘Una historia de amor y luz y ahora de gran oscuridad”.
La literatura, puente entre los pueblos
En su discurso al recibir el Premio Príncipe de Asturias de las Letras, en 2007, el más importante que se le concedió en sus últimos años, Amos Oz sostuvo: ‘‘Creo en la literatura como puente entre los pueblos. Creo que la curiosidad tiene, de hecho, una dimensión moral. Creo que la capacidad de imaginar al prójimo es un modo de inmunizarse contra el fanatismo. La capacidad de imaginar al prójimo no sólo te convierte en un hombre de negocios más exitoso y en un mejor amante, sino también en una persona más humana.
‘‘Parte de la tragedia árabe-judía es la incapacidad de muchos de nosotros, judíos y árabes, de imaginarnos unos a otros. De imaginar realmente los amores, los miedos terribles, la ira, los instintos. Demasiada hostilidad impera entre nosotros y demasiada poca curiosidad.”
Amos Oz nació en Jerusalén en 1939, con el nombre de Amos Klausner, fue hijo único de una pareja que emigró de Rusia y Polonia poco antes de la fundación de Israel.
Su infancia en Jerusalén, durante los últimos años del mandato británico en Palestina, la sombra del Holocausto y la amenaza de la guerra en una tierra reclamada por dos pueblos fueron los temas centrales de su obra, en libros como Una pantera en el sótano.
El suicidio de su madre es el eje de sus memorias: Una historia de amor y oscuridad, que ha vendido más de un millón de ejemplares y se adaptó al cine por la actriz israelí-estadunidense Natalie Portman.
‘‘Amos Oz es un escritor israelí al que admiro. Quizás baste recordar su libro de memorias, que bien podía ser también una novela: Una historia de amor y oscuridad. Ha vivido toda su vida en kibutz, como obrero y profesor, y no deja de hablar un solo día sobre la necesidad de la paz y la concordia entre palestinos y judíos”, destacó el escritor nicaragüense Sergio Ramírez, ganador del Premio Cervantes de Literatura 2017 (La Jornada, 1/12/05)
Cuando recibió el Premio Goethe, continuó Ramírez, Amos Oz dijo algo ‘‘que me ha conmovido: que imaginarse al otro es un antídoto poderoso contra el fanatismo y el odio. Es cierto. No simplemente ser tolerante con los otros, sino meterse dentro de sus cabezas, de sus pensamientos, de sus ansiedades, de sus sueños, y aun de sus odios, por irracionales que parezcan, para tratar de entenderlos”.
Tras el deceso de su madre, Amos vivió en un kibutz por 25 años, donde cambió su apellido a Oz, de una raíz más hebrea que simboliza la fuerza y la valentía. También comenzó su carrera literaria en ese lugar.
Por su obra, de más de 20 títulos en novela, colecciones de cuentos, libros para niños y ensayos que ha sido traducida a 42 idiomas, Oz recibió reconocimientos como la Legión de Honor francesa, el galardón Franz Kafka, el Premio Israel y figuró como eterno candidato al Nobel de Literatura.
En su carrera política, Oz cofundó en 1978 el movimiento Paz Ahora, la primera iniciativa israelí contra los asentamientos; en 1990 salió del Partido Laborista para integrar el izquierdista Meretz.
En México, el escritor y periodista cultural José Gordon señaló en redes sociales que Amos Oz ‘‘exploró con inteligencia e imaginación las capas más profundas de la condición humana. Descanse en paz”.
El narrador Mauricio Montiel destacó la obra del israelí: ‘‘Me entero con profunda pena del fallecimiento de Amos Oz (1939-2018), uno de los escritores contemporáneos realmente indispensables. La gran literatura, la única que vale la pena, está de luto.
En tanto Gerardo Kleinburg, promotor y crítico musical, escribió en su cuenta de Twitter: ‘‘Ha muerto Amos Oz: inmenso escritor israelí. Voz poderosa y brillante que alternaba incisividad y mesura, contención y emotividad. Un ilustre hijo de lo mejor que Israel y su literatura pueden ofrecer. Y un nombre más que agregar a la lista de los injustos no-ganadores del Nobel”.
(Con información de Afp, Ap y Sputnik)