Piñera y Ampuero: momios, incapaces y culebreros.
Anunciaron que estaban a favor de la propuesta de Naciones Unidas sobre la migración. Sorprendieron dándose vuelta y anunciando que, de todas maneras, votarían en contra.Se prepararon para votar en contra ¿cómo no? Y, finalmente, se abstuvieron. Es decir mandaron a un funcionario de segundo nivel, un señor Iglesias, de la legación chilena en la ONU, a decir que Chile se abstenía. El embajador chileno en la ONU pidió vacaciones y no estuvo en la votación. Se abstuvo…de estar.
Esto no es nuevo. Pero ahora es mundial.
Don Sebastián tuvo que andar con cara de caballero, fingiendo mucho tiempo, en el gobierno de Pinochet, cuando debió huir de la policía después de haber hecho de las suyas en el Banco de Talca.
Piñera dijo haber votado por el NO en 1988 y en 1989 fue generalísimo de la campaña presidencial del candidato del SI, el Sr.Büchi, contra Aylwin.
Ha criticado a los “cómplices pasivos de la dictadura” pero ha nombrado a varios de ellos en su gabinete (Chadwick, los dos Larraines, el de OO.PP., el de Economía, otras y otros).
Y así muchos culebreos. El rey del culebreo.
Gente de su gobierno afirmó, urbi et orbe, nada menos que “la migración no es un derecho humano” (está consagrado como tal en el art.13 de la Declaración Universal que cumple 70 años). El mismo Presidente agregó que la migración no es un asunto de política internacional sino “un asunto interno” y que él no estaba para nada interesado en discutir ese asunto en el extranjero.
Y finalmente obligó a Chile abstenerse en la votación de la ONU, en un revolcón de última hora en Marrakech, Marruecos, donde no más de siete países hicieron lo mismo. Casi 160 países aprobaron el documento.
Piñera y su canciller Ampuero se dieron todas las vueltas de carnero posibles y argumentaron lo mismo para rechazar y para abstenerse, cosa que hicieron en menos de una semana y, cara de raja, ante todo el planeta.
Ha sido una vergüenza nacional e internacional.
Ante el mundo el gobierno de Chile ha quedado como poco serio, incapaz de resolver, contradictorio, flotador y culebrero. Lo peor para las relaciones internacionales de un país que necesita de ellas para sobrevivir.
El actual canciller Ampuero, de un gobierno claramente de derecha, anticubano y antivenezolano, fue un joven comunista en Viña el Mar, un universitario comunista en 1973 en el Pedagógico, un militante comunista en la RDA, un militante mapucista-procomunista en Cuba, de nuevo un militante destacado de vuelta en la RDA por petición suya y, después de un tiempo, un recalcitrante escribidor y chivero anticomunista en la política chilena e internacional.
¿Qué se podía esperar de esta parejita?
Son un chiste.
Y, para mal del país, seguirán siéndolo.