Diciembre 26, 2024

El agronegocio se dispone a arrasar en Brasil con Bolsonaro y la Musa del Veneno

La jefa de la bancada del agronegocio en la Cámara de Diputados, Tereza Cristina da Costa, será ministra de Agricultura de Jair Bolsonaro, embanderado con las causas de ese sector, motor de la economía brasileña. frente a sus tradicionales enemigos: los ambientalistas radicales y las invasiones de los sin tierra.

 

 

Costa, una agrónoma de 63 años, declaró su apoyo al candidato ultraderechista durante la campaña, junto a una bancada que abandonó a un candidato de la derecha tradicional al ver que Bolsonaro despegaba en las encuestas.

 

 

El viraje no fue difícil, dado que ya en su programa el ex capitán del Ejército respaldaba reivindicaciones de siempre de este sector, que según datos oficiales representa 23.5 por ciento del PIB y 44 por ciento de las exportaciones de la mayor economía latinoamericana.

 

 

Históricamente, la bancada ruralista es muy activa, muy eficaz y hace avanzar [en el Congreso] su propia agenda de intereses, apunta el politólogo André César, de la consultora Hold de Brasilia.

 

 

Y ese poder, todo indica, tiene gran potencial de avanzar. El propio Bolsonaro ya señaló que buscaría el apoyo de grupos transpartidarios –como los ruralistas, los evangélicos o el lobby de la seguridad– para sortear las negociaciones con los desprestigiados partidos.

 

 

En las elecciones generales de octubre, que provocó la mayor renovación del Congreso en dos décadas, la bancada ruralista logró la relección de apenas 99 de sus 218 diputados (de un total de 513). 

 

 

Pero con el inicio del nuevo periodo legislativo, los sobrevivientes esperan que muchos de los nuevos congresistas adhieran a ese grupo de presión.

 

 

Vamos a tener un ministerio de Agricultura mucho más fuerte por la convicción de nuestro gobernante [Jair Bolsonaro]. Él tiene una gratitud con el campo y eso nos va a ayudar, dijo al canal rural del sitio UOL el diputado Jerónimo Goergen tras la victoria de Bolsonaro.

 

 

 

Costa, oriunda del pujante estado agroganadero de Mato Grosso do Sul, se reunió con Bolsonaro el jueves en Brasilia y en declaraciones a la prensa se mostró abierta en algunos de los temas polémicos con los que tendrá que lidiar cuando asuma el cargo, el primero de enero. Pero sin ceder terreno en las cuestiones de fondo.

 

 

Defendió en particular el trabajo de la comisión legislativa que bajo su dirección aprobó reglas para flexibilizar el registro de agrotóxicos, base del sistema de siembra directa que le ha permitido a Brasil volverse una potencia agrícola mundial.

 

 

La batalla por esa ley, que aún debe ser votada en el plenario, le valió a esta mujer de baja estatura, cabellos cortos y ojos sonrientes bajo unos lentes rojos de marco grueso el apodo de Musa del veneno, según la prensa brasileña.

 

 

A diferencia de lo que muchos dicen, la comisión especial trajo modernización, dio al productor brasileño la opción de usar las mismas moléculas que en el exterior, con agilidad, transparencia y gobernanza.

 

 

Ahora, añadió, la prioridad será otro proyecto de ley que flexibiliza los procesos de licencias ambientales. De ese modo, se pretende dar mayor celeridad a la construcción de carreteras, obras de energía o saneamiento dentro de las propiedades agropecuarias de Brasil.

 

 

Costa reforzó también sus posiciones sobre la demarcación de zonas indígenas y la ocupación de tierras por parte de movimientos campesinos, dos banderas asociadas a la izquierda, a las que Bolsonaro ha prometido poner fin en nombre del progreso.

 

 

Sin embargo, la futura ministra dijo que tiene dudas sobre la propuesta de Jair Bolsonaro de catalogar como terroristas las ocupaciones llevadas a cabo por el Movimiento de trabajadores rurales Sin Tierra (MST).

 

 

 

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