Diciembre 26, 2024

¿Por qué gana la ultraderecha? Una lectura posible

De triunfar Bolsonaro en la segunda vuelta en Brasil,  con  sus 207 millones de habitantes, pasaría a formar parte de los países  que tienen gobierno de ultraderecha en América, conformando el 66% de toda población de este continente, esto es, más de 600 millones de seres humanos. El tercer Reich de Hitler en su mejor momento (1941), logró  tener bajo su dominio una población, que apenas superaba los 107 millones de habitantes. Es duro constatar que los herederos de este fracasado  imperio del  siglo pasado, con un pensamiento muy cercano a éste,  hoy dominan en tan vastos sectores de la población mundial. ¿Qué ha estado pasando para que esto sea así?

 

 

No podríamos decir que estos Gobiernos son tan eficientes, justos y humanos que han resuelto los problemas de  estos vastos sectores de la población mundial. Los hechos muestran que esto es al revés. Los problemas y las necesidades  de las grandes masas no solo no se resuelven por estos Gobiernos,  sino que se agravan cada vez más. Esta es la evidencia mundial.  Cómo explicar entonces esta conducta paradojal de los ciudadanos de estos países donde triunfa la extrema derecha. Quizá si es aquí donde podríamos afirmar corrigiendo   la máxima que sostiene  que cuando la realidad se torna irracional, hay que usar categoría irracionales para entenderla, pero ampliarla para precisar también que lo que se requiere explicar hoy son conductas en apariencias socialmente irracionales. Para ello debemos recurrir a los aportes  de las ciencias sociales y biológicas. Eso es lo que me propongo hacer a continuación.

 

¿.Que caracteriza el sujeto que elige vivir bajo la dominación de regímenes de ultraderecha y  de orientación neo liberal? Para responder a esta pregunta debemos brevemente analizar el contexto en que este sujeto emerge.

 

En los albores del siglo pasado el historiador alemán Oswald Spengler  vaticinaba la decadencia de occidente. Hoy pensadores modernos sostienen que vivimos una mutación económica, pero que  el problema es más amplio. Según ellos surgen relaciones inéditas entre la economía, la política y la sociedad. Sostienen que asistimos al agotamiento de un modelo de sociedad y el final de un marco de inteligibilidad del mundo. Estamos en el centro de un gran punto de inflexión de la modernidad.

 

 El siglo XX creyó haber consolidado el edificio de un modelo de sociedad con la instalación de los regímenes de protección social. Pero fue sacudida por la internacionalización de la economía  y la crisis del Estado de Bienestar. Lo que hay que enfrentar hoy es un nuevo punto de inflexión, para reformular las condiciones del vínculo social y cívico en la era de la globalización.

 

Jean-Paul Fitoussi, intelectual francés experto en estudios políticos, y Pierre Rosanvallón, director de estudios de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de Francia, sostienen que si la globalización produce efectos desestructurantes, es porque tiene lugar en el marco de una transformación de largo plazo de nuestras sociedades, de orden interno. Según ellos, dos padecimientos se superponen en primer lugar en el malestar contemporáneo. El más visible se relaciona con las turbulencias económicas.

 

Sostienen estos intelectuales  que hay otro, más subterráneo, que remite a los efectos destructores del individualismo moderno. La crisis que atravesamos es indisociablemente económica y antropológica: es a la vez crisis de la civilización y crisis del individuo. Fallan simultáneamente, las instituciones que hacen funcionar el vínculo social y  la solidaridad (crisis del Estado de Bienestar); las formas de relación entre la economía y la sociedad (crisis del trabajo) y los modos de constitución de las identidades individuales y colectivas (crisis del sujeto)

 

Es mi parecer que lo que se observa en el avanece del neoliberalismo y de la ultraderecha es expresión de todo este proceso, pero más concretamente como manifestación política de la crisis del sujeto que emerge en este contexto.

 

Para entender la importancia de la crisis del sujeto de la sociedad neoliberal, tomo textualmente el razonamiento y aporte de Guy Bajoit, sociólogo belga,  en su  análisis sociológico del cambio social y cultural en las sociedades contemporáneas   Sostiene el siguiente razonamiento que comparto y que traduzco literalmente.

 

·      La ciencias sociales no pueden comprender la vida social actual si no es colocando al sujeto individual en el corazón de su búsqueda

·      La vida social implica apremios del colectivo sobre los miembros que forman parte de él

·      Los apremios sociales son soportables y eficaces solo porque tienen un sentido cultural legítimo a los ojos de los individuos.

·      Por la práctica de las relaciones sociales estructuradas por esas coacciones y esos sentidos, los individuos se socializan y forman sus identidades colectivas

·      Hoy las identidades colectivas están atravesadas por las tensiones existenciales que los individuos manejan para construir su identidad personal.

·      Para realizar su identidad personal entre los otros, los individuos se comprometen en lógicas de acción social

·      Comprometiéndose en esas lógicas de acción, los individuos reproducen y cambian los apremios y los sentidos culturales que estructuran sus relaciones sociales.

En este marco de análisis son las lógicas de acción social del sujeto de esta sociedad de dominancia neoliberal el que explica porque éste se inclina a favorecer el acceso al poder de los políticos de ultraderecha.

 

El mercado es hoy el regulador de la vida social. Sin su acceso y participación en  él no es posible construir una identidad acorde con esta sociedad desarrollada de consumidores. Un grupo significativo de la población de nuestros países según muestran las últimas elecciones, tiene la capacidad de decisión sobre sus resultados Según se incline hacia la derecha o la centroizquierda el gobierno resultante es dirigido por la fuerza política que ellos  apoyan. El voto duro de la centro izquierda y de la derecha se aproxima a un 30% del electorado para ambos lados. El otro tercio es el que inclina la balanza y este es el sector en que domina el sujeto emergente producto del propio sistema neoliberal.

 

Aunque este sector no atisba muy bien que su bienestar es el producto del “chorreo” del sistema económico neoliberal, si atisba que cuando éste no se produce es porque este poder retira sus inversiones y paraliza la economía cuando gobierna la centro izquierda. Así se percata que si gobierna la derecha  este chorreo que le da su estándar de vida puede retornar. Con esa esperanza vota por la derecha en cualquiera de sus versiones. A ellos les da lo mismo porque su identidad no pasa por ahí.

 

Y dónde queda la interpretación del voto de protesta por la corrupción. Esta postura es parte del cinismo con que este sujeto sostiene su identidad. Viste bien justificar su voto con este argumento, como viste bien el seguir contando con el acceso al retail y al crédito de consumo para cambiar su auto. La rabia de las frustraciones de no poder sostener ese estándar los lleva a votar por la ultraderecha. No es raro además que algunos de  ellos sean parte de la corrupción cuando su astucia política les permite ocupar cargos en los gobiernos de centro izquierda, vestidos con ropaje de progresistas.

 

Los teóricos psicosociales en sus análisis tienden a coincidir en que la personalidad modal del sujeto de la sociedad actual, está marcada por rasgos de narcisismo y egocentrismo. Esta es una compensación de una identidad débil. Por eso es presa fácil de los medios,  ya que carece de capacidad de tener un juicio propio que le permita hacerse cargo y responsable de sus actos. Son muchos los que aprisionados por un hedonismo exacerbado termina siendo víctimas de un consumismo patológico. Así son fáciles presa de las promesas de que con los gobiernos de  derecha vendrán tiempos mejores.

 

Materia de otro análisis es la responsabilidad de quienes no dieron la debida importancia a la despolitización de las masas. El fenómeno que observamos es, sin duda, una de sus más claras manifestaciones.

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