Alí Primera, padre de la canción necesaria en Venezuela, acostumbraba a decir que cuando un luchador o luchadora partía, se le sembraba. Estoy segura que eso es justamente lo que procede con un hombre como Víctor Pey.
A los 103 años de vida se apaga la luz en lo terrenal del compañero y amigo, Víctor Pey, quien arribó a Chile junto a su familia en el barco Winnipeg, en septiembre de 1939, tras sobrevivir y combatir durante la guerra civil española, época en que estuvo en un campo de concentración.
Durante la dictadura chilena, Pey debió enfrentar el cierre del El Clarín, del que fue uno de los fundadores, un motivo que lo llevó a enfrentar gran parte de su vida al Estado chileno ante la justicia, aunque nunca logró ser indemnizado por la confiscación del periódico.
Víctor Pey, luchó cada día de su vida por un mundo más justo y humano, en definitiva, luchador incansable por la defensa de los Derechos Humanos y la emancipación en nuestra América. Hasta el final fue un luchador, militante y libertario, solidario con las causas justas de nuestra Patria Grande latinoamericana, y del mundo.
Hoy me sumo a este sentimiento que embarga a quienes conocieron y compartieron su existencia. Diremos del compañero lo que nos enseñó el padre cantor Alí Primera: “los que mueren por la vida no pueden llamarse muertos”.
Es por ello que en cada corazón de los seres que luchan palpitará el nombre de Víctor Pey. Su memoria vivirá con el despertar eterno de nuestros pueblos, tal como vive la memoria del Presidente Amigo Salvador Allende.
María Urbaneja
Escribe María Lourdes Urbaneja, embajadora de Venezuela en México, ex embajadora en Chile.