Condenar a Venezuela se ha convertido en casi el obligatorio peaje que se cobra para transitar, poder ser admitido y considerado un demócrata en el club de los puristas. Unas gotas de sangre ideológicamente condenatoria debe ser entregada en los tiempos actuales, y la natural foto mercurial condenando todo lo que sea, huela, y se parezca a chavismo.
Se exige prueba de blancura para marchar por los espacios que han construido los dueños de PENTA/SQM/RIPLEY/PESQUERAS/OAS/PONCE LEROU, todo un laberinto de la corrupción, el pasillo del soborno, la práctica del cohecho junto a un largo listado de tránsfugas, traidores, vendidos y rendidos.
Algunos nuevos políticos algo despeinados con camisas rebeldes, y otros que se han acomodado por años para seguir viviendo del voto y del limosneo, se olvidan que fue justamente desde Venezuela donde les llegaba el dinero para hacer política y representar a la ciudadanía. Eso lo olvida justamente el PDC en esos tiempos del COPEI, los mismos que ahora levantan banderas de consecuencia cuando en su interior habitan desde golpistas hasta coimeros de baja estofa.
En Chile existe toda una precaria clase política que conociendo la estructura institucional heredada de la dictadura juegan de forma cotidiana vistiéndola con ropajes democráticos, a partir de las miserables reformas que pactaron con la derecha en política de gatopardo.
Parecen los parlamentarios olvidar la Constitución de 1980 redactada desde el oscurantismo gremialista, heredada desde los tiempos de la dictadura que convierte a todo un país esclavo de una seudolegalidad, por donde transitan millones de hombres y mujeres, bajo las normas de un modelo neoliberal que empobrece y excluye en derechos a las grandes mayorías.
Chile un país sin derechos fundamentales redactados.
Desde la extrema derecha hasta los medios del duopolio se llegó al uso de una campaña del terror, ellos la conocen. Venezuela es el estandarte para llevar agua al molino UDI/RN/PIÑERA. No son pocas las voces en el Frente Amplio que exigen para hacer política y opinar, condenar primeramente a Venezuela, a la que agregan también Cuba y Nicaragua. Nada dicen de China país que funciona con un solo partido, y un comité central, sin libertad de prensa, sin libertad religiosa, con pena de muerte, tanto así que el partido comunista tiene hasta su propia y particular iglesia católica que compite con el Vaticano.
De memoria corta son los inquisidores que rasgan vestiduras en defensa de los Derechos Humanos. Chile firmó un TLC con Turquía, pero se olvidaron de recordar el Genocidio Armenio, dos millones de asesinados, (1915-1917), y la violación constante de los derechos de otros pueblos en Turquía con un parlamento restrictivo, con los ataque a las poblaciones armenias en la frontera con Irak, de eso guardaron silencio. Eso no se comenta.
Recuerden políticos chilenos los tiempos del COPEI, la democracia cristiana venezolana en los tiempos de Carlos Andrés Pérez, el más connotado presidente déspota y ladrón, tanto así que en su segundo periodo presidencial, que no alcanzó a terminar por las exorbitantes evidencias de robo y corrupción, el mundo político latinoamericano se preguntaba qué más le quedaba por robar a él, su familia, sus amigos latinoamericanos, y el COPEI.
Sucede que Venezuela lleva bastantes años como país y Pérez Jiménez no fue un montaje ni un conejo flaco que arrancó del sombrero de un mago, fue un dictador que ordenó que a los pobres se les corriera bala por ser pobres, y un riesgo para la sociedad. Algo parecido a esa democracia es la que apoyan algunos rostros mediáticos del actual parlamento, los que se dicen y actúan como inquisidores del pasado.
No llegó Venezuela a la historia de América Latina con el chavismo, eso era una necesidad, una urgencia que hoy cuestionan los duendecillos de los tiempos actuales por hacer más extensos los derechos para todo un pueblo. Antes de Chávez. Malo es llevar agua al molino del imperialismo norteamericano, las cuentas en política en ciertas ocasiones se deben pagar.
Como todos los países del continente ha pasado por gobiernos de todo tipo, dictadores, demócratas, populistas de más variado estirpe, traidores al pensamiento de Bolívar, lacayos del imperio.
Qué se puede esperar de algunos en el Frente Amplio que apoyaron al golpista diputado UDI que fue enrostrado valientemente por Pamela Jiles. A la derecha no se le pide cuentas, se les conoce y sabe de su criminalidad, pero empezar a cobrar peaje para vestirse con ropas ajenas no es el lugar al que deben llegar los justos tiros.
Hay un largo listado de productos políticos gubernamentales en todo el planeta, a los cuales se les puede utilizar como peaje para usar zapatos blancos, con los cuales se puede jugar para ganar espacio en las páginas del duopolio de la información en Chile, pero el chavismo llegó por la precariedad y miseria de sus gobernantes anteriores, y Venezuela no será nunca más a los presidentes como Carlos Andrés Pérez o Pérez Jiménez.