Esos primeros días de septiembre cuando todo Chile era país sacudido, violentado y asesinado, nos trae a la memoria esos pusilánimes que escribieron en el muro de la infamia, la traición, la cobardía y se pasaron al bando de los vencedores en una guerra que ellos inventaron.
Cuando los militares comenzaron a sentirse los dueños de todo, y la vida había perdido su valor fundamental en la existencia (el enemigo desarmado, casi rendido y pobre), eran las medallas que ganarían por haber emulado otras escaramuzas anteriores: así decían los militares… habían vencido a los izquierdistas.
Un golpe gorila, eso fue. Los gorilas nacionales asaltaban el poder y se lo quedaban para ellos, nadie era capaz de presentir el tiempo que duraría aquel motín que financió los Estados Unidos con el apoyo de PN/PDC/PATRIA Y LIBERTAD.
Hubo traición a la patria.
Los militares entregaron a bajo precio su precario valor y chiquita dignidad como funcionarios de la CIA. No pudieron soportar el cañonazo de un millón de dólares. Asesinaron a su máxima autoridad, el general René Schneider, al general Prat lo mando a matar Pinochet.
Todo era y fue válido para oponerse en esos primeros días a la dictadura en sus inicios y los años posteriores de resistencia también.
Entre aquellos primeros gestos dignos está ese grupo de trece democristianos que dejan una carta firmada para la historia donde condenan el golpe militar. Fueron amenazados con fusilamiento si hacían pública aquella misiva condenatoria. La firmaron, la distribuyeron colocando entre el muro de la infamia a esos indignos que salieron para saludar la traición militar. Durante años han tratado de convencer que esa es la voz de todo el PDC, pero no, solamente es la palabra de esos TRECE.
El fallecimiento de Andrés Aylwin vino a recordar aquella carta que instala a los firmantes como demócratas. Reconocen a su adversario Salvador Allende en un escenario democrático, distante y alejado al de los golpistas Rafael Moreno, Ernesto Vogel, Hamilton, Andrés Zaldívar, Patricio Aylwin y de tantos jóvenes PDC que se alinearon con Patria y Libertad, o el Comando Rolando Matus para preparar las condiciones del golpe militar.
Sebastián Piñera estaba en esos tiempos estudiando en los Estados Unidos y los antecedentes lo muestran celebrando aquel día eufórico el golpe militar. Vociferó que los militares llegan en nombre de Dios para salvar al país del comunismo ateo y perverso.
En forma silenciosa los TRECE fueron buscando entre militantes del PDC los que quieran firmar la carta, que dejaran su firma en aquel documento donde condenaban en golpe militar. Entre los convocados estaba el padre de Sebastián Piñera, que durante el gobierno de Eduardo Frei había sido embajador en Bélgica. Militante PDC.
JOSE PIÑERA FIRMO LA CARTA PERO ALGUNAS HORAS DESPUES PIDIO QUE LE BORRARAN. No dio la talla y se vistió con abrigo de cobarde. Finalmente consideró era más seguro guardar silencio, bajar la cabeza frente a la bota militar, convertirse en cómplice pasivo, y dar con su silencio legitimidad al golpismo donde se daría carta blanca para matar, torturar y hacer desaparecer a miles de personas.
La DINA enviada por Pinochet disparó a matar en las calles de Italia a Bernardo Leighton y su esposa, mientras en el corazón del golpismo, habían democristianos trabajando para los militares; allá ellos, todos los conocen.
JOSE PIÑERA pudo haber pasado a la historia. Haberse instalado entre esos pocos dignos, ese encuentro donde la hora más fundamental en tu vida lo marcaría para siempre. El único punto de inflexión tan cercano. La hora pasó sin hacer ruido por su lado, no entendió que hay hombres colocados en un trance histórico como dijera Allende, finalmente una rara estirpe.
Los años setenta eran otros tiempos, otras orgánicas y también hombres convencidos de que era posible ganarle la batalla a la miseria. La misma que se mantiene en los cordones pobres de las ciudades de la patria. Los que viven con salarios miserables bajo los niveles de pobreza.
La carta que firmaron los TRECE, no es representativa del PDC.
Durante años han insistido en instalar que ellos la escribieron al no poder estar todos. Falso. Los que no firmaron y los que vociferan que esa misiva interpreta a todo el PDC, se suben a un carro que no les pertenece. Pretenden vestirse de demócratas cuando en esos días sin sol ellos corrieron las cortinas para saludar los días de muerte y terror, que azotaban a millones de chilenos y en los muros de regimientos, puentes y postes del alumbrado público, estaban las marcas de horror que se instalaba.
Los PIÑERA en verdad son una rara estirpe muy diferente a los TRECE.