Noviembre 15, 2024

“No llores por mí Argentina…”

A comienzos del siglo pasado Argentina era una de las primeras potencias del mundo, y capital,  Buenos Aires, era una copia latinoamericana de París – El Obelisco,  varias veces más grande y majestuoso  que el que instaló Luis Felipe en la Plaza de la Concordia – y, en cuanto a economía y desarrollo, grandes fortunas de europeos se hicieron en Argentina.

 

 

En los años  40 del siglo XX Argentina era la sexta potencia del mundo y, prácticamente, se había eliminado el analfabetismo,  y hasta los obreros y sindicalistas usaban elegantes sombreros y corbatas como signo del auge cultural y económico. Buenos Aires era una gran urbe, reconocida en todo el mundo, mientras que Santiago de Chile, una aldea.

Hoy, hacia el año 20 del siglo XXI, después de haber sufrido el derrumbe del gobierno radical de Raúl Alfonsín y, posteriormente, el de Fernando de la Rúa, la Argentina con Mauricio Macri a la cabeza, marcha irremediablemente hacia el default: salvo el equipo económico del gobierno de Cambiemos – combinación política en el poder -, todos los economistas de ese país prevén que, en dos años más Argentina se declarará en default por segunda vez

El 15 de agosto comenzará el fin de la Lebacs, que estaba pagando un interés cercano al 40%,  (las Letras del Banco de Argentina se compran en la moneda de ese país). Se suponía que estas altas tasas de interés evitarían el derrumbe del peso argentino y la huida de los inversiones hacia el dólar.

Como es lógico, tasas de interés del 40% – en el mes de agosto subiría a 45% – hace imposible que cualquier empresa o persona natural pueda recurrir al crédito, con la consecuencia de que el país quedaría paralizado.

En una nación que va seguro al default, ninguna entidad le prestaría dinero, salvo que la tasa de interés de los Bonos – que  en poco tiempo estarán  en cesación de pago– dieran una rentabilidad muy alta; la deuda argentina paga el 10%.

Las empresas calificadoras de riesgo, aunque se equivoquen, informan al inversionista del riesgo  de que un país o una empresa no  paguen la deuda, (Argentina tiene, en la actualidad. Un riesgo país de 700 puntos; Brasil, 250, y Chile, 105), en consecuencia, en la actualidad, salvo el FMI, nadie más se arriesga a prestar plata a Argentina.

El FMI ha sido y va a terminar siendo el protagonista de las dos cesaciones de pagos más recientes en Argentina. En  días una Comisión enviada por esta Institución revisará la política económica argentina; 5 millones, (de los 50 millones aprobados por el FMI, que son entregados por cuotas según la evaluación permanente por parte de los inspectores), ya han sido gastados para detener el alza sostenida del dólar, reduciendo así las reservas del Banco Central.

El pueblo, que no tiene ninguna posibilidad de protegerse con la compra de dólares, difícilmente posee ahorros suficientes para comprar Lebacs, pero paga las consecuencias de las pésimas políticas económicas del gobierno de Macri; cada aumento en el precio del dólar se manifiesta en el alza del costo de los productos básicos, así como de los arriendos, de la locomoción y de los demás servicios.

En el caso argentino, como en los demás países con màs del 40% de pobreza, todo el ingreso de los ciudadanos se gasta en la adquisición de alimentos, y para los adultos mayores, en medicina.

Macri ha querido cambiar la economía argentina de una economìa donde el Estado jugaba un gran papel, a una economía financiera. Como en todas las situaciones de la vida, hay algunos que ganan y muchos los que pierden; el gobierno de Macri está marcado por la retoma del poder de la vieja oligarquía, integrada por muy pocas familias, y siente que el pueblo argentino es flojo e incapaz de ahorrar, y que no tiene idea de que para alcanzar algo se hace necesario el esfuerzo continuo, (las cosas no son gratis, hay que pagarlas, y no se puede vivir de los subsidios del Estado, es decir, hay que trabajar), en cambio, a la oligarquía no le hace ningún daño el que Argentina caída en la cesación de pago, pues hace tiempo que vendió sus “mugrientos pesos” y vive del dólar,  que le permite, además, tener tantas casas en Buenos Aires como en Miami.

La corrupción de los empresarios, cohechadores activos, y los políticos, que practican el cohecho pasivo, es decir, compradores y comprados, más allá de las apariencias, y aunque los ciudadanos crean que no los toca, tiene una decisiva influencia en la situación económica actual.

Ningún inversionista se asociaría actualmente con un par argentino, que pueda encontrarse entre los arrepentidos del caso “cuadernos”, y con otros casos de corrupción. Por lo demás, los fondos de inversión controlados por la SEC tiene prohibido invertir en empresas que estén implicadas en casos de corrupción.

En Argentina, desde la dictadura militar, los empresarios pagan un 20% para que sus proyectos concesionados para que sean aprobados por el Estado que le es devuelto como coima al estado sea el dinero que permite el enriquecimiento de los funcionarios. En el fondo, el cohecho no sale del bolsillo de los empresarios, sino del Estado.

En sus grandes momentos, Cristina Fernández quiso sr Evita Perón, hoy la nueva estrategia de los golpes mediáticos judiciales pretenden dejarla fuera de la carrera presidencial de 2019 que, según las encuestas, tenía bastantes posibilidades de ganar, sobre todo si consideramos el desprestigio del gobierno  de Macri – playboy, bailarín y de negocios sucios, perteneciente a una familia de corruptos en que destaca su padre, Franco Macri, y su primo, Ángelo Calcetera -hoy imputado arrepentido -.

En la indagatoria del día 13 de agosto Cristina Fernández negó  el saludo al corrupto juez, Claudio Bonadío, y al fiscal, Carlos Stornelli, y se permitió entregarle unos  escritos, en  que recusa al juez y al fiscal de parciales y perseguidores, negándoles la competencia, y sosteniendo que la Causa debiera haber sido sorteada; en otro, acusa a Macri de persecución y, además, implica a Ángelo Calcaterra de corrupción, (por lo demás, la familia Macri, desde la dictadura militar, ha formado parte del Club de la Construcción, presidido por Carlos Wagner).

Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)

14/08/2018                                

 

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