Al parecer el objetivo central y más importante que el presidente Trump tiene para reunirse con el presidente Putin en Finlandia, no es para pedirle explicaciones por su aparente intervención en las elecciones estadounidenses pasadas o para tratar de mejorar las relaciones diplomáticas de ambas superpotencias nucleares. Estos son objetivos importantes pero secundarios.
El verdadero y principal objetivo del presidente estadounidense al reunirse con Putin consiste en hacerle saber a sus partidarios y votantes en los Estados Unidos con toda la claridad posible, que el presidente cumple sus promesas. El fortalecer este sentimiento positivo entre sus leales partidarios blancos y de clase media o proletaria, es un tema vital para poder ganar las próximas elecciones para el congreso. Sin esta victoria parlamentaria, el presidente Trump no podrá organizar y luego dirigir la sólida y mayoritaria coalición política que urgentemente necesita a fin de poder cumplir con su programa electoral. El presidente está así obligado a derrotar la brutal oposición que hoy día su gobierno tiene de parte de la elite cosmopolita, globalizante y neoliberal y cuyo centro político está ubicado en diputados y senadores pertenecientes al partido demócrata y la prensa financiada por las multinacionales.
Trump también desea y aspira que Putin comprenda con claridad y con la máxima certeza posible, que los Estados Unidos bajo su gobierno, tienen objetivos de política exterior totalmente diferentes a las de sus antecesores, tanto demócratas como republicanos y que han gobernado corruptamente a los Estados Unidos por los últimos 30 años. Trump espera que Putin entienda a cabalidad que el neoliberalismo, cosmopolita, librecambista, intervencionista, globalizante y pro emigrante; está empezando a perder poder político en los Estados Unidos. Esta errónea y absurda política exterior estadounidense iniciada por Nixon y luego continuada por Reagan, Bush padre, Clinton, Bush hijo y Obama; ha fracasado rotundamente en sus absurdos intentos por reconquistar al mundo para el beneficio exclusivo de la decadente civilización occidental. Esta errada política, en vez de explotar al tercer mundo y favorecer a occidente, ha creado un poderoso y aplastante polo industrial en Asia. Esta es la nueva fábrica del planeta y que si su desarrollo continúa, terminará por arruinar y destruir el resto de la estructura industrial que occidente todavía tiene tanto en Europa como en Estados Unidos.
Este brutal fracaso civilizacional de las últimas tres décadas es la causa principal de por que los blancos de clase media y proletaria en Estados Unidos han perdido el paraíso que empezó a crear Franklin Delano Roosevelt en los años 30 del siglo pasado y luego se consolidó con el progreso que se obtuvo entre los años 40 y los años 70 del siglo XX. Ahora, esta aún mayoritaria clase social, sólo sobrevive con trabajos precarios y sueldos insuficientes. Esta clase social, también perdió un gran número de instituciones de apoyo hacia la sociedad y conformada por empresas públicas y estructuras burocráticas del estado de bienestar, creadas a partir de los años 30 del siglo XX. Todas ellas estaban diseñadas para garantizar buena salud, educación apropiada y jubilaciones decentes para la inmensa mayoría de ciudadanos. Un sector importante de estos ciudadanos blancos y de clase media y terriblemente perjudicados por el neoliberalismo, fueron los que eligieron al presidente Trump a fines del año 2016. Durante la última campaña electoral, Trump prometió cambiar la política estadounidense. Es decir, aquella actividad humana destinada a decidir “quien recibe que, como y cuando”.
Trump prometió revivir la industria estadounidense también prometió hacer volver a las empresas multinacionales al país con el fin de que crearan los puestos de trabajo que ellos traicioneramente exportaron al mundo exterior, particularmente a Asia. La idea aquí era volver a tener los buenos trabajos industriales donde un operario automotriz especializado pudiera ganar 70 dólares la hora, trabajar 160 horas al mes y así ganar un promedio de 11 mil dólares mensuales. Para lograr la reindustrialización de los Estados Unidos, Trump ha propuesto desarrollar un gigantesco programa para renovar la infraestructura nacional que ya muestra alarmantes signos de decadencia. Este programa incluye la reconstrucción de puentes, supercarreteras, puertos, aeropuertos, ferrocarriles de alta velocidad, acueductos, oleoductos, y particularmente la reconstrucción de ciudades hoy día abandonadas y ubicadas particularmente en lo hoy día llamado “cinturón oxidado”. Esta es la decadencia urbana que reemplazó al previamente poderoso “cinturón industrial” que se extendió por el medio oeste entre los grandes lagos y el golfo de México.
Para financiar este gigantesco programa de reconstrucción nacional, el presidente Trump deberá terminar con la política pro-inmigración, cosmopolita, neoliberal y globalizante. Esta política apoyada por todos los presidentes anteriores a partir de Nixon está basada en la creencia de que existe un mundo unipolar donde los Estados Unidos controla la política y la economía mundial mediante poderosas fuerzas armadas y enormes bases militares ubicadas en todos los continentes. No obstante, esta política unipolar, con sus enormes gastos militares ha creado un gigantesco endeudamiento en la economía estadounidense y si ella continúa terminará por arruinar al país de la misma forma como políticas erradas similares arruinaron a muchos imperios del pasado.[i]
Para reemplazar esta política cosmopolita, globalizante y neoliberal, Trump propone una política nacionalista, proteccionista y populista. Este programa de gobierno incluye no solo el proteccionismo aduanero para defender la industria nacional, sino también incluye la obligación hacia las multinacionales estadounidenses de volver al país, cerrar sus fábricas en el exterior y abrirlas en los Estados Unidos. Se asume que esta política nacionalista eventualmente creará millones de puestos de trabajo bien pagados. Esta política se complementa con una agresiva estrategia para terminar con la inmigración de latinos hacia los Estados Unidos. Esta política incluye la construcción de una gran muralla protectora a lo largo de toda la frontera entre Estados Unidos y México. La mano de obra barata de los millones de inmigrantes latinos, en décadas anteriores, fue una de las causas importantes en la destrucción de los sindicatos obreros y en la consiguiente drástica pérdida de ingresos de la clase trabajadora estadounidense. Es de esta forma como las multinacionales se verán obligadas a restaurar los buenos salarios y las buenas condiciones laborales existentes en las décadas anteriores a los años 80 del siglo XX. [ii]
Todo este enorme programa de reconstrucción nacional, elaborado por el presidente Trump, naturalmente requiere de trillones de dólares que hoy día se gastan en la mantención de cientos de bases militares repartidas por todo el planeta y también en el financiamiento de guerras coloniales, particularmente en el Medio Oriente y África. Hace algunas semanas atrás, el presidente Trump tuvo en Singapur una reunión con el líder de Corea del Norte. Ahí el presidente le comunicó al líder norcoreano, que Estados Unidos no realizará un ataque preventivo a sus instalaciones nucleares. De la misma forma, el presidente Trump le hizo saber al presidente chino, que él como líder del país hegemón regional, era el responsable principal por conseguir la eventual desnuclearización de Corea del Norte y mantener la paz en Asia. Como consecuencia de esta importante reunión de Singapur, el presidente Trump se sacó un peligrosísimo problema de encima. Ahora es China la que tiene la responsabilidad, como hegemón regional, de mantener la paz en la península coreana.
En la próxima reunión entre el presidente Trump y el presidente Putin en Finlandia, probablemente Trump le informará a Putin que él como líder del país hegemón de la civilización ortodoxa, debe ser responsable por resolver los problemas de su área de influencia. Los problemas de Siria, Ucrania, y el Cáucaso, ya no serán problema de los Estados Unidos. Rusia es el hegemón de los ortodoxos y por lo tanto Rusia es el que tiene la responsabilidad de resolver los problemas de la región y mantener la paz. El límite entre el occidente europeo y la civilización ortodoxa es una línea de falla civilizacional que empieza en el océano ártico y baja hacia el sur hasta el Mar Mediterráneo. Es probable que Trump le informe a Putin que su país no seguirá apoyando las políticas de la OTAN en mover las fronteras del neoliberalismo hacia el este. Trump ya ha criticado anteriormente esta política expansiva de la OTAN. Trump sabe que los líderes occidentales de los años 80 les prometieron a los rusos que la disolución de la Unión Soviética no significaba una corrida de la frontera occidental hacia el este. El presidente Trump sabe que esta promesa no ha sido cumplida por los exmandatarios estadounidenses que gobernaron al país en la última década del siglo XX y tampoco en las dos primeras décadas del siglo XXI. El presidente Trump ahora desea cambiar la situación y probablemente le dirá al presidente Putin que su área de influencia incluye a países tales como Bielorrusia, Ucrania, Moldova, Rumania, Serbia, Bulgaria, Albania, Macedonia y Grecia.
Por otro lado, el área de influencia de la civilización ortodoxa se extiende hacia el sur y limita con la civilización islámica en Asia Central. Todo el mar negro es ortodoxo, salvo la costa sur que pertenece a Turquía. El Mar Caspio, pertenece a la civilización ortodoxa, salvo la parte este que pertenece a la civilización islámica. Esta incluye países tales como Kazajistán y Turkmenistán. Otros países islámicos, al sur de la civilización ortodoxa, incluyen a Turquía, Azerbaiyán, Irán, Uzbekistán, Kirguistán, Tayikistán, Afganistán y Paquistán.
Todos los países con religión islámica y pertenecientes a la ex Unión Soviética se distanciaron de Rusia en la última década del siglo XX. No obstante, en los últimos años, ellos han vuelto a tener relaciones amistosas con Rusia, el líder de la civilización ortodoxa. Trump probablemente le manifestará a Putin con claridad, que los Estados Unidos no intervendrán en los asuntos internos de la civilización ortodoxa y que al mismo tiempo tratará de retirarse de los conflictos que afectan a la civilización islámica.
Este punto de clarificación de la futura conducta internacional de los Estados Unidos es importante y vital para la exitosa implementación de la estrategia doméstica del presidente Trump. El presidente necesita paz, tranquilidad y enormes recursos monetarios para reconstruir a los Estados Unidos. Es precisamente este programa de reconstrucción nacional, el tema vital y que más interesa a los blancos de clase media y trabajadora. Son precisamente estos planes, políticas e intenciones, lo que el presidente Trump aparentemente desea transmitirle con toda claridad, no sólo al presidente Putin, sino que muy especialmente a sus partidarios en los Estados Unidos. Seguramente, el próximo y futuro asunto crucial en el campo diplomático de las relaciones internacionales para el presidente Trump será el conflicto con la civilización islámica y particularmente con Siria, Turquía, Irán y Paquistán. Es probable que, en las reuniones de alto nivel, el presidente Trump se reúna con los líderes de dichos países. No obstante, todo este trabajo diplomático, relacionado con el mundo islámico, será de una enorme complejidad. Por lo tanto, se puede prever que el presidente Trump tratará de conseguir el apoyo del presidente Putin para tratar de resolver los candentes problemas que hoy los Estados Unidos tienen con la civilización islámica.
Se puede anticipar que todo este enorme trabajo, será menos difícil si Trump obtiene el apoyo de Putin. Putin tiene excelentes relaciones tanto con Turquía como con Irán, y un apoyo favorable de parte de Rusia, en la solución de estos graves conflictos, será algo sumamente apreciado por el presidente Trump.
Un último tema importante por tratar en Helsinki es el que está relacionado con las negociaciones estancadas sobre el control de la proliferación de armas nucleares. Aquí también la creación de vínculos de confianza entre ambos presidentes es de vital importancia. Existen importantes tratados relacionados con el control de armas nucleares y que están a punto de caducar, y, por lo tanto, ellos deben ser prontamente renovados y perfeccionados. Estos temas son de vital importancia para el electorado que apoya a Trump. Sus partidarios y votantes en casa estarán más que satisfechos si el presidente logra avances significativos en estos temas nucleares. Es preciso insistir, una vez más, que éxitos preliminares en estas negociaciones, son de vital importancia, para obtener una nueva victoria electoral en las próximas elecciones de diputados y senadores a realizarse en pocos meses más. La necesidad vital de demostrar progresos en el cumplimiento de las promesas hechas a sus electores en la campaña electoral realizada en el año 2016 es el tema central que explicaría en gran medida, la peculiar reunión que mañana tendrá el presidente Trump con el presidente Putin en Helsinki.
F. Duque Ph. D
Cientista Político
Puerto Montt, 15 de julio de 2018
[i]Es preciso clarificar y documentar con fuerza el hecho de que el presidente Trump conoce a fondo y concuerda con las ideas y teorías sobre relaciones internacionales sostenidas por el profesor Huntington. Huntington fue un académico de enorme prestigio que trabajó gran parte de su vida en la Universidad de Harvard. Para este académico, los Estados Unidos, ya a finales de la década de los 90 había dejado de ser el super hegemón mundial. Según él, continuar con estas políticas hegemónicas llevaría al país a su catastrófica destrucción. En el año 1999, escribió textualmente lo siguiente: “el sistema unipolar tiene en su centro una sola y super poderosa potencia global. Aquí no hay varias potencias mayores importantes e igualmente poderosas; pero sí hay una gran cantidad de países secundarios y menores. Como resultado de esto, el super poder hegemónico puede efectivamente resolver problemas y asuntos críticos en forma solitaria. Aquí no existe una combinación de potencias mayores que puedan impedir la conducta unilateral del hegemón. En la historia de la humanidad, sólo se dio algo parecido a la unipolaridad con el imperio romano en el mundo clásico y el imperio chino en Asia.” Ver: S. P. Huntington, “The Lonely Superpower”Foreign Affairs, March – April 1999, vol. 78 N°2. Pg. 35. El profesor Huntington analiza en forma extensiva la actual multipolaridad en su ya famoso libro titulado El Choque de Civilizaciones y la Reconfiguración del Orden Mundial Ed. Paidós, Buenos Aires, 1997
[ii]Es precisoseñalar que similares políticas populistas y antineoliberales se han implantado en la mayoría de los países europeos. Salvo Alemania y los países escandinavos, el resto de los países ha elegido líderes populistas, proteccionistas y fanáticamente opuestos a la inmigración de millones de pobres provenientes del medio oriente y de África. Es de esta forma como el populismo antineoliberal, debido a los rotundos fracasos del liberalismo, se ha apoderado de la civilización occidental, tanto en Europa como en los Estados Unidos.