El presidente estadounidense, Donald Trump, ha alterado la agenda de la cumbre de la OTAN este jueves para volver a lanzar reproches a sus aliados por lo que entiende como gasto militar insuficiente. Trump ha interrumpido una reunión que celebraban los 29 jefes de Estado y de Gobierno aliados con Ucrania y Georgia para retomar el único asunto que merece su atención en la Alianza: la inversión en defensa. El líder norteamericano ha interpelado directamente a la canciller alemana, Angela Merkel —se dirigía a ella como “tú, Angela”— y ha mencionado también a otros países, entre ellos España, Francia y Bélgica, según explican fuentes diplomáticas.
Los aliados estaban gratamente sorprendidos de que la cena del miércoles por la noche hubiese transcurrido con mucha más armonía de lo esperado. El magnate estadounidense se comportó, con mensajes relativamente sobrios y explicaciones sobre sus tratos con Corea del Norte. Pero con la llegada de la segunda sesión de la cumbre, casi íntegramente dedicada a las relaciones con los socios de la Alianza, Trump ha vuelto a su papel de agitador.
Después de que Merkel y el presidente francés, Emmanuel Macron, hubiesen intervenido ya para hablar del asunto sobre la mesa, la relación con Ucrania y Georgia, el magnate estadounidense ha empleado su turno para retomar el asunto del gasto. Los ataques contra sus aliados han durado aproximadamente 20 minutos. Pero cuando el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, ha comprobado que el debate se deslizaba por esa pendiente, completamente ajena a la agenda de hoy, ha pedido a ucranios y georgianos que abandonasen la sala y se han quedado solos los mandatarios aliados, con algún otro alto cargo (en el caso español ha sido la ministra de Defensa, Margarita Robles).
Quien sí ha podido responder al líder estadounidense ha sido el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, que ha optado por un tono más conciliador que el de Trump, según las fuentes consultadas. Sánchez ha argumentado que España cumple sus compromisos con la Alianza en las tres vertientes: dinero, equipos militares y contribución a misiones.
Tras toda la arenga antigermana, el presidente ha acabado acercándose a Merkel a darle un beso. La actitud del líder estadounidense desconcierta enormemente a las autoridades alemanas, que optan por no entrar en la despectiva retórica trumpiana.
Antes incluso de que concluyera la cumbre, el dirigente norteamericano ha comparecido ante la prensa para ofrecer su particular visión de estos encuentros, “dos días realmente increíbles” tras los cuales “la OTAN es una máquina puesta a punto en la que la gente paga más que nunca”. Trump ha asegurado que los aliados se habían comprometido a respetar el 2% del PIB dedicado a gasto militar al que prometieron tender en 2024 y que, “en última instancia, el 4% será la cifra correcta”. Tanto Stoltenberg como el resto de líderes han evitado hacer suya esta cifra, que Trump ha presentado como compromiso de futuro.
Pérdidas y ganancias
Más allá de esa concreción, Trump se ha enredado en la cuenta de pérdidas y ganancias que tanto cultiva. “La OTAN ayuda más a Europa que a Estados Unidos, pero también es útil para nosotros”, ha declarado, una afirmación que echa por tierra toda la relación trasatlántica construida tras la Segunda Guerra Mundial. Y como si aún representara intereses empresariales, se ha permitido decir que “Estados Unidos fabrica de largo los mejores equipos militares del mundo”.
Preguntado sobre si había amenazado con retirar a Estados Unidos de la organización, ha preferido coquetear con el equívoco: “Seguramente podría hacerlo, pero es innecesario. Porque la gente [por los gobernantes] se ha comprometido hoy más que nunca. Stoltenberg me lo ha agradecido y todos los que estaban en la habitación también”. Con mensajes que mezclaban continuamente lo cómico y lo grotesco, Trump ha llegado a felicitar a Stoltenberg “por su fantástico trabajo” y ha añadido: “Ahora acabamos de darle una extensión de su contrato”.
El responsable de la OTAN ha acabado defendiendo que la organización ha ganado fuerza y unidad tras estas discusiones. Sin negar la confrontación que ha planteado Washington, Stoltenberg ha tratado de buscar el ángulo positivo: “Esta discusión abierta, y el mensaje tan claro de Trump, están teniendo un impacto”. El ex primer ministro noruego se refería al aumento del gasto militar que han aplicado los países europeos en los últimos años para aproximarse al 2%.