El Presidente Mauricio Macri admiraba a Jorge Sampaoli, y a tanto llegó el amor que lo invitó a su casa para sostener un diálogo sobre el estado del fútbol argentino. Sampaoli es peronista y, consecuentemente, no votó por Macri para Presidente. La mayoría de los millonarios de América Latina son dueños de un equipo de fútbol de su respectivo país; (Piñera era dueño de Colo Colo, pero hincha de U. Católica; Macri era presidente de Boca Juniors, por ejemplo); los argentinos estaban convencidos de que Sampaoli era el mejor técnico del mundo y que su equipo iba a ser campeón en Rusia 2018 y que Mauricio Macri salvaría la economía argentina, Ahora, Sampaoli es el peor entrenador en su historia, y Macri, sólo sirve como payaso y bailarín.
El equipo de fútbol argentino es impresentable, y los gritones comentaristas deportivos se ensañan con Macri, Di María, Messi, Agüero y demás compañeros de Selección. Sampaoli no tiene la culpa de que los dirigentes de la AFA sean tan ignorantes y hayan firmado un Contrato con el técnico, por cinco años, y con una cláusula de salida de 10 millones de dólares. Sampaoli, que no tiene nada de tonto, (se conoce por su afición al dinero, ya le habría cobrado una ingente suma a Federación Chilena de Fútbol, y en lo único que acertó era que Chile no irìa al mundial de Rusia 2018), ahora le exige a la AFA que le pague la suma acordada, pues está estipulado en el Contrato firmado por las partes respectivas.
Usar sólo a Sampaoli como chivo expiatorio, pues los jugadores eran malos e indisciplinados, (ocurrió en el seleccionado chileno que gozaban unos bautizos más con pisco que con agua bendita), tampoco Macri tiene la toda la culpa de la debacle económica argentina más bien es la de los estúpidos ciudadanos que lo eligieron.
Que la Selección argentina se haya convertido, de campeón del mundo en un equipo común y corriente en América Latina, sólo afecta a los fanáticos del fútbol y, en menor medida, para los comentaristas. Es mucho más grave que Argentina pueda repetir el “rodrigazo” de 1985 y el default de 2001.
El ministro de Isabel Perón, Celestino Rodrigo, en 1975, propuso un plan económico por el cual devaluó la relación peso-dólar en un 300%, hecho que llevó al país a una inflación del 200%; en tres días, Argentina se empobreció al rozar el default; el plan de Rodrigo llevó al golpe militar, encabezado por Rafael Videla, que aplicó la política de los Chicago Boys, con su ministro de Economía, Martínez de Hoz. En 2001, la paridad peso-dólar, del crédito del FMI, provocó la cesación de pagos y la implementación del “corralito”.
En la actualidad, Argentina se encuentra con un 30% de inflación – un dólar vale 30 pesos – lo cual genera que los argentinos desprecien su moneda, como también y lo más importante, se de un 30% de pobreza extrema.
Una de las condiciones del FMI para el reciente empréstito es suprimir, al menos, el 50% de los empleos fiscales y devaluar el peso con respecto al dólar – seguramente llegará a 38 pesos – y, para evitar esta hecatombe, el Banco Central argentino se ha visto obligado a vender más de 2 mil millones de dólares de la Reserva fiscal.
Para detener la inflación y la sucesiva alza del dólar, el ministro de Hacienda ha subido la tasa de interés al 60% – en algunos momentos llegó al 100% -. Las Letras del Banco Central están pagando un interés del 40% al 60%. Esta medida permite sacar algunas sumas de dinero del mercado.
Es cierto que un 10% de la crisis argentina se debe a factores externos, como el alza de las tasas de interés de los bonos del tesoro norteamericano, así como la actual guerra comercial en Estados Unidos y China, sin embargo el 90% se debe a causas internas: ¿què empresario va invertir con una tasa de interés de más del 60%? ¿Quièn va a preferir el peso argentino al dólar? ¿Quién va a comprar bonos argentinos, calificados “basura”, contra un 3% que pagan los bonos del Tesoro en dólares? El gobierno de Macri quiso aplicar medidas tan estúpidas como un impuesto al turismo – como si alguien osara pagar más por ir a las playas argentinas -.
En medio de tanto desastre han surgido dos grandes estrellas de televisión, Caruso Lombardi, comentarista deportivo, y Javier Milei, economista, quien se autodefine como “anarco-capitalista”, enemigo mortal del socialismo, y admirador de Misses y Hayek. Para este último personaje los derechistas son aquellos que “comercian libremente, pero restringen con quién se acuestas”, mientras que los izquierdistas “controlan con quién comercian y permiten la libertad de con quièn se acuestan”. Para Milei debería suprimirse el Banco Central, así como cualquier bono o forma de subvención a los pobres, y el Estado sólo debe servir para proteger la propiedad privada.
Que un comentarista de fútbol y un economista neoliberal – para más broma se define como “anarquista capitalista” – demuestra el estado catatónico en que se encuentran nuestros vecinos de allende los Andes, (para desgracia nuestra, estos personajes son admiradores del Chile neoliberal de Sebastián Piñera).
Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)
07/07/2018