En las elecciones de ayer se juegaron casi todos los cargos del sistema político: Presidente de la República; Cámara de Diputados Federal, 500 miembros y Senado Federal 128; cinco Gobernaciones, los Parlamentos de los Estados; y Alcaldes y Consejeros.
La diferencia entre el PRI de hoy y el de la “dictadura perfecta” es ahora no existe “el dedazo”, en que Presidente elige al sucesor. Enrique Peña Nieto está tan desprestigiado que su mínima intervención en las elecciones terminaría por hundir a su “delfín” y a su partido.
El PRI y el Pan son la misma cosa, razón por la cual la sociedad lo llama el “PRIAN”: es difícil encontrar alguna diferencia entre Ricardo Anaya, candidato del PAN y el PRD, (este último, un Partido de izquierda que se pasó a la derecha por oportunismo), y el candidato del PRI, José Antonio Meade, salvo que Anaya está encausado por lavado de dinero y, para de la estupidez, amenaza con enviar a la cárcel al actual mandatario; José Antonio Meade es un tecnócrata, que sólo representa la continuidad del PRI.
El “rinoceronte gris” es un animal invisible que no permite dar cuenta cabal del casi seguro triunfo de Andrés Manuel López Obrador.
El “cisne negro” es el enorme poder del fraude, instalado por el Partido Revolucionario institucional, (PRI), y sus socios del Partido de Acción Nacional, (PAN). Amlo ya tiene la experiencia de dos fraudes sucesivos, cuando le robaron el triunfo: 2006, contra Felipe Calderón, y 2012, contra Enrique Peña Nieto. La capacidad de cohecho y de compra de certificados electorales es enorme, y en la elección de 2012 la cifra de votos fraudulentos llegó a 8 millones de sufragios. Llamar hoy democracia al sistema electoral mexicano es un chiste.
Los Presidentes Salinas de Gortari y Zedillo, ambos del PRI, y Vicente Fox y Felipe Calderón, del PAN, y el actual, Peña Nieto, son ladrones y corruptos, delitos que en México gozan de impunidad. Amlio propone, y con razón, terminar con la millonaria jubilación de estos sinvergüenzas que, además, incluyen a sus viudas e hijos, (es el caso de la viuda del ex Presidente La Madrid).
Las dos principales fuentes de ingresos en México son el narcotráfico y las remesas, enviadas desde Estados Unidos; el petróleo fue privatizado por Peña Nieto. La diferencia entre los Estados del Norte y del Sur es enorme: los primeros tienen índices positivos de crecimiento, mientras que los segundos padecen una crisis económica de proporciones: López Obrador es oriundo del Estado de Tabasco, y se le venera como “un santo” en los sectores y Estados más pobres del país.
Sería una insensatez identificar a López Obrador con la izquierda, más bien es popular – no confundirlo con populista -. Sus héroes y mentores se encuentran en misma historia mexicana – Benito Juárez y su “república errante”, y más contemporáneamente, en el general Lázaro Cárdenas. Sus discursos de esta última campaña estuvieron centrados en el ataque frontal a la corrupción que, en el electorado mexicano, da mucho rédito.
El pueblo mexicano está harto de la clase política, lo que llegó a su culmen con los robos de Enrique Peña Nieto y de su mujer, la actriz Angélica Rivera, (el más conocido la adquisición de la “casa blanca”, camuflada en una compañía contratista).
El México de hoy corresponde a la más perfecta definición de un Estado inviable, no sólo por la corrupción en los Estados – el caso de Veracruz – sino también por el dominio del narcotráfico en parte del territorio nacional; en dos meses de campaña han sido asesinados 120 candidatos, y por temor, se han retirado cerca de mil postulantes a ls distintos cargos gubernamentales.
En todos los países del mundo las encuestas son más falsas que las estadísticas, sin embargo, en todas ellas Amlo aparece con 20% de distancia por sobre sus dos rivales inmediatos. Por muy mentirosos que sean las encuestas, la diferencia es demasiado grande.
El Instituto Nacional Electoral mexicano es el lugar central del fraude: si jefe, Lorenzo Córdova, con un cinismo digno de mejor causa, se atreve a pronosticar que el resultado de la elección será muy estrecho, y el objetivo de esta opinión es preparar el fraude. Cabe preguntarse en qué país democrático el mismísimo director del Instituto Nacional Electoral Electoral anticipa el resultado de las elecciones.
Es bien sabido que en México, actualmente, no manda Enrique Peña Nieto sino Luis Videgaray, ministro de Relaciones Exteriores e íntimo amigo del yerno de Donald Trump. No hay que engañarse respecto al izquierdismo de Amlo, pues sus partidarios van desde el historiador de izquierda, Paco Taibo II hasta economistas neoliberales, que darían plena garantía al empresario
A Pie de urna 21 horas en Chile
Amlo 45,29 Por ciento
Anaya 28
Mead 18
Rafael Luis Gumucio (El viejo )
01/07/2018