Como buen argentino, el Papa Francisco es más espectacular en su actuar que en una verdadera capacidad para generar las urgentes reformas en una jerarquía y una parte importante del clero que se encuentran podridos. Muchas invitaciones a víctimas de abusos sexuales, de poder y de conciencia se han registrado en estos últimos meses y miles de peticiones de perdón, sumado a dos visitas de una comisión especial del Papa, muy prestigiada y creíble, pero los pedófilos siguen libres y, a lo mejor, manoseando a niños chicos.
El tema de la corrupción de la “ramera de Babilonia” es profundo y se prolonga por milenios, desde que el degenerado emperador Constantino nombrara como heredera del imperio romano a una secta de doce judíos, encabezada por el Mesías, que se autodenominaba rey de los judíos. La jerarquía de la iglesia prefirió el poder a la salvación de las almas: el “amaos los unos a los otros” se transformó en el “amar el dinero y las comodidades por sobre todas las cosas”, incluso, en servirse de los fieles para cometer los peores delitos, especialmente contra los niños.
El Cristo Crucificado, siempre inmaculado – como lo presentan en los altares – era muy útil para provocar compasión y darle certificado de bondad a los más degenerados purpurados y a sus delegados. Por siglos infinitos el clero era la casta privilegiada de la sociedad, pues veían en ellos los intermediarios entre Dios y los hombres.
Los latinoamericanos “somos españoles trasladados a otro continente” – lo decía el historiador Luís Thayer Ojeda (las familias Chilenas 1905) – y heredamos todos los males del país más católico de Europa, lleno de reyes, unos atrasados mentales, otros neuróticos, de reinas gozadoras de los placeres de la carne y de reyes infieles,(en España, a través de los siglos, las reinas se han practicado màs abortos que en cualquier paìs del mundo).
Antes, se compraban las indulgencias, a fin de tener dinero para construir catedrales y financiar los lujos de muchos de los degenerados Papas, hoy, obispos y curas son los mozos de los millonarios, y esconden los abortos de las niñitas “bien” y, luego, cada domingo, luego de la prédica destinada a los “rotos” para que no se rebelen, concurren a las invitaciones, donde se come y se bebe sin parar – generalmente, el cura es el màs hambriento sexual y el más glotón .-
La iglesia fue monárquica hasta muy avanzado el siglo XX y ha quemado màs libros que A. Hitler y también fue partidaria de B. Mussolini, de Hitler y de Franco y, para rematar, una parte de la jerarquía y del clero apoyò a los dictadores latinoamericanos.
El Papa polaco, Karol Wojtila, nos envió al màs pinochetista de sus embajadores, el obispo, Ángelo Sodano, que acusaba a los propios ante la temible organización criminal de la dictadura de Pinochet, la DINA; hoy es jefe de la mafia de los purpurados – la Curia romana – que, al parecer, no està inspirada en el Espìritu Santo, sino en un ave carroñera.
Algunos Papas han querido reformar la iglesia, pero ha sido imposible: el Papa polaco destruyó todos los avances del Vaticano II, asì como las conclusiones de las Conferencias Episcopales de Medellín y Puebla y colocò como obispos a los curas más reaccionarios, mafiosos y encubridores, (a quién le puede extrañar que los seminarios sean semilleros de homosexuales abusadores de menores, incluso, de regentes de casas de prostitución).
El Papa Francisco ha intentado cambiar la “ramera de Babilonia” en una iglesia conforme al Evangelio de Jesús de Nazaret, pero quizás le ha faltado valor y apoyo para enfrentar una mafia tan poderosa como la curia romana, cuyos dirigentes principales pertenecen a la P2, y que no están dispuestos a perder sus comodidades y lujos, sobre todo el poder, del cual han gozado “de degeneración en degeneración”. La iglesia no puede dejar de ser, para ellos, el baluarte de tiranos, ladrones, corruptos y millonarios y, para colmo, degenerados y abusadores sexuales de menores.
En las calles de Roma están apareciendo letreros que insultan al Papa reformista. Los cardenales privilegiados no se quedartàn tranquilos hasta que hagan con el Papa actual lo mismo que hicieron con Juan Pablo I: no faltarà la monja obediente que le lleve su desayuno envenenado.
La misión de Charles Scicluna logró despertar mucha confianza y cercanìa con las víctimas en Chile, pero desafortunadamente, en su último discurso mostró la hilacha al afirmar que las responsabilidades son personales y no de la iglesia, (equivalente a decir que el “Pacogate” y el “milicogate” no tiene que ver con el cuerpo de carabineros y militares, respectivamente, o que el único asesino de la DINA fue el “Mamo” Contreras y que Pinochet no tuvo nada que ver, o que los curas degenerados no fueron formados en seminarios de la iglesia católica).
Como remate de la visita de la comisión papal, nombraron interinamente a dos damas para recibir las quejas de las víctimas que dependen jerárquicamente de los “lobos de la Conferencia Episcopal.
Para que haya una verdadera reforma en la iglesia catòlica se requiere algo similar a “la rebelión de los campesinos” en Alemania, es decir, sacar a todos los mafiosos de la curia romana y reemplazarlos por curos honestos, que los hay en Chile y en el resto de los países, para una iglesia pobre y para los pobres, que son los auténticos hijos de Dios.
Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)
20/06/2018