El famoso grito de lucha de mi padre, Jorge Eliécer Gaitán “Por la restauración moral y democrática de la República ¡A la carga!”, lo lanzó a raíz de la profunda corrupción del gobierno de Alfonso López Pumarejo.
Los debates de Gaitán canalizaron a la opinión pública contra López Pumarejo quien, para disimular, arguyó que dejaba el poder porque su mujer estaba enferma y que solo en Londres podrían tratarla.
Ya Gaitán venía combatiendo la autodenominada Revolución en Marcha de López Pumarejo, a la que calificó de “Revolución de papel y cartulina” y cuya reforma agraria denunció, por haber favorecido a los terratenientes que se habían apropiado de los baldíos colonizados por los campesinos, robándoles así el derecho a ser los propietarios de la tierra, tomándose dolosamente los dineros que deliberadamente les pagó el Estado por latifundios que no eran suyos.
En venganza contra la lucha de Gaitán por la restauración moral, López Pumarejo participó como mentor intelectual del asesinato de mi padre, por conducto de su fiel y permanente amanuense Plinio Mendoza Neira.
Y ahora, en una mezcolanza inaudita, Petro dice que admira a López Pumarejo porque Gaitán levantó las banderas de “la restauración moral” y que por eso él se considera liberal. Petro está cometiendo MEMORICIDIO. Allá él. Lo grave es que sus seguidores, a sabiendas de que López Pumarejo cayó del poder por corrupto, me envían una avalancha de mensajes justificándolo con el argumento de que “todo vale” para ganar las elecciones. ¿Qué nos diferencia, entonces, del jefe del Centro Democrático que utiliza la mentira y el engaño como herramientas políticas?
Tengo 80 años, es muy probable que, por las leyes de la vida, será la última vez que votaré en unas elecciones presidenciales en Colombia. Por eso, reflexivamente, en homenaje a quienes lucharon y entregaron su vida por la RESTAURACIÓN MORAL, como Jesús, quien dijo “Yo soy el camino, la verdad y la vida”, Gaitán, el Che, Allende, Martí, Martin Luther King y Camilo Torres, entre otros, votaré en blanco en la segunda vuelta, porque si el cambio es aplicar el “todo vale”, quiere decir que no habrá cambio sino continuismo.
Mi voto en blanco lo depositaré en contra del “todo vale”.
Bogotá, junio 7 de 2018