Uno de los valores de los movimientos sociales es la provocación contra el orden establecido, que necesariamente, comienza a derrumbarse. En la marcha, recientemente realizada por estudiantes de la Universidad Católica, se despojaron de sus sostenes, y uno de ellos recayó en la estatua de Monseñor Carlos Casanueva.
A fines del siglo XIX y comienzos del XX el enemigo principal de la era la secta masónica; se dieron personajes tan especiales como uno que se hacía llamar “el enemigo personal de Dios”; otro era Voltaire Lois, un “mata curas” sin piedad.
La Universidad Católica se creó para proteger la educación superior del dominio de ateos en general, que antes se habían apropiado de la Universidad de Chile.
La primera “toma” de la Universidad Católica tuvo lugar en 1931, con ocasión del derrumbe de la dictadura de Carlos Ibáñez del Campo: el presidente de la Federación de Estudiantes de la U. Católica era Bernardo Leighton y, el de la U. de Chile, el poeta Julio Barrenechea, (se cuenta que durante la toma de UC los jóvenes recibían los almuerzos enviados por el Club de la Unión).
La segunda toma de la Universidad Católica tuvo lugar en 1967, dirigida por jóvenes democratacristianos que, en esa época, estaban en el poder, con Eduardo Frei Montalva. Esta toma permitió la caída del Rector, Alfredo Silva Santiago (Pomposo), además de la toma de la rectoría, encabezada por el progresista Fernando Castillo Velasco, dando inicio a la Reforma Universitaria.
El líder de la Reforma era el estudiante de medicina, Miguel Ángel Solar; “El Mercurio” dedicó muchos artículos para acusar a los estudiantes de estar infiltrados por el marxismo, y la famosa respuesta ante la ofensiva de ese Diario estaba consignada en un cartel que rezaba “El Mercurio miente”. En esa toma se gestaron los famosos “gremialistas”, cuyo líder era Jaime Guzmán Errázuiz; en la calles se veían jóvenes, de Fiducia – grupo de ultraderecha – que defendían la propiedad privada contra la Reforma Agraria.
La Casa Central de la Pontificia Universidad Católica está ubicada en un lugar estratégico, la Alameda de las Delicias, muy cerca del Cerro Santa Lucia, (en el siglo XIX servía para observar los movimientos de los “rotos” en la Chimba, hoy Recoleta).
La Universidad ha sido siempre financiada por el Estado, que antes el gobierno controlaba a UC por medio de exámenes finales, tomados por profesores radicales que, (seguramente les decían a las estudiantes las mismas insolencias y faltas de respeto de hoy). Los curas, que siempre han sido muy vivos, le preparaban al profesor examinador una garrafa de vino, a fin de que fuera condescendiente con los alumnos.
La Universidad Católica, a pesar de recibir dineros fiscales, se da el lujo de burlar la ley de aborto en tres causales, obligando a todos los médicos de sus hospitales clínicos a hacer uso de la objeción de conciencia institucional para negarse a practicar el aborto.
Como ha ocurrido siempre en la Universidad Católica, han surgido grupos de mujeres que rechazan la reciente toma bajo el pretexto que ellas están ahí solamente para estudiar, y no para protestar por los abusos reiterados contra las mujeres.
La promesa, por ejemplo, de privilegiar a las mujeres en las Isapres aumentando la cuota de los hombres para que las mujeres en edad fértil no sean rechazadas, o bien, aumentadas sus cotizaciones es “agua molida y viento raspado”. Los dueños de estas empresas generadoras de su propia riqueza están dispuestos a rezar mil Ave Marías con tal de no perder dinero.
Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)
26/05/2018