Don Sebastián Piñera, presidente de Chile y de los borregos, amigo de frecuentar los salones rococó, le ha hablado al país. Incluyamos a la cursilería y al fantoche, que añoran la dictadura y le encienden velones al sátrapa Augusto Pinochet. Ahora, sin temas locales, en demasía manoseados, don Piñera las emprende en contra de Nicolás Maduro, presidente de Venezuela. Le aconsejaron opinar de todo, sin detener la lengua, y si concurre al dentista, sería la única oportunidad, donde debe mantenerse mutis por el foro. No se ha lanzado en contra del bizarro Trump, el hacedor de bombas de papel picado y de nitrógeno, ni del gaucho Macri, rumbo a la bancarrota, quien canta: “Adiós pampa mía”, porque en silencio se aman.
Tanta es su preocupación por el futuro de Venezuela, que orondo aseguró hace un tiempo: “Los únicos que pueden sacar a Venezuela de esa situación es la resistencia heroica del pueblo venezolano”. ¿Se refiere a igual resistencia utilizada por los golpistas en 1973, que sumieron a nuestra patria en la dictadura? Ni Churchill en su tiempo de gloria, cuando arengaba a sus tropas a combatir el nazismo y el fascismo, habría logrado semejante sentencia, destinada a servir de epitafio en la tumba de la traición.
¿Qué entiende el jefe de las empresas pesqueras de las costas del océano Pacifico, por “la resistencia heroica”, dirigidas a desconocer la reciente elección presidencial en Venezuela? Quizá le envía un mensaje encriptado a la oligarquía de ese país y les quiere soplar a la oreja: “Hagan lo que hicimos nosotros en 1973 para derrocar a Salvador Allende”. O bien: “Aquí en Chile organizamos una brigada internacional y la enviamos a luchar a Venezuela”. En otra de sus declaraciones del mismo tenor -aunque no es tenor- se observa el delirio por figurar, vestir prendas de demócrata, pero bien sabemos cual tipo de ropaje añora. Nos vamos a reservar el nombre de ese vestuario chocarrero, usado en los circos en Fiestas Patrias, pues nos podría demandar por difamación. Agrega orondo: “En Venezuela no hay democracia ni respeto por los Derechos Humanos”. ¿Cómo andamos por casa? O sea, la solución es dar un Golpe de Estado, azuzar a la insaciable oligarquía de ese país a actuar; comprar mercenarios, invadirlo, calentarles las orejas a militares sediciosos, pero resulta que Nicolás Maduro, cuenta con la lealtad del pueblo y de las Fuerzas Armadas.
Así, don Sebas, dentro de su marrullería -palabra registrada por él en marcas, patentes e invenciones- ha sabido colgarse de las ambiguas declaraciones del anterior gobierno de Chile, cuya zigzagueante política exterior lo tuvo habitando el limbo de la majadería, en manos de inexpertos parlanchines, héroes de ninguna guerra, el lorito del organillero -entiéndase don Heraldo- que en conjunto actuaban igual a fastidiosos moscones de verano. Insistían en detenerse en el detritus y después pretendían visitar los alimentos.
Como usted señor Piñera es padrino, mecenas de la oligarquía, de empresas internacionales, cuyo domicilio nadie conoce; del Banco de Talca, piensa que de triunfar la sedición en Venezuela -aunque para usted debe ser seducción- florecerán los negocios especulativos en ese país y se abrirán las posibilidades de invertir en las pesqueras del Caribe. En seguida, con una llamada a sus amigotes el che Macri y al carioca Temer, se involucra en las pesqueras del Atlántico y rodea nuestro continente con un cepo de acero. En tal caso, la más infeliz de las anchovetas, debe pedir autorización, si quiere desovar en su litoral, debido a que va a estar reservado a las pirañas.