Septiembre 20, 2024

Unos viajan a Harvard y otros a Valparaíso

Como el escritor Dionisio Albarrán había sido invitado a dar una conferencia a un centro cultural de Valparaíso, vinculado a la Sociedad de Escritores del puerto, solicitó del gobierno 35 mil pesos de viático. “Me alcanza para el pasaje a Valparaíso. Desayunar en el mercado, y después de dictar la conferencia, ir a almorzar al bar inglés y si mi sobra algún dinerillo, pueda comprar “La represa”, la última novela de Enrique Germán Liñero”.

 

 

Todo este entusiasmo vinculado a la cultura, le surgió al enterarse que el Ministro de Hacienda don Felipe Larraín, viajaría a Harvard a participar en un encuentro de ex alumnos. “Yo no iré a Valparaíso para entregarme al ocio, ni asistir a gaudeamus, como piensan los envidiosos”, sostuvo.

Presentó su solicitud en el Ministerio de las culturas y el funcionario al recibir el documento, le pidió el carnet de identidad y un breve currículo. Si escribía en la prensa y si estaba patrocinado por alguna institución cultural.

Dionisio Albarrán como sabía del tema, llevaba los antecedentes en la carpeta y los mostró al funcionario. El burócrata que bizqueaba, se puso a examinar los papeles y con un lápiz rojo, le hacía marcas, como si realizara una corrección de estilo, a la laureada prosa del escritor. Como no encontrara irregularidades, ni faltas de ortografía, menos aún disonancias verbales o gástricas, le preguntó:

-De casualidad, don Dionisio ¿usted conoce a algún ministro a quien podríamos preguntar si tiene validez comercial esta charla? Se lo consulto, pues a diario llegan cientos de solicitudes y nuestra capacidad para socorrer la creación cultural, que al año es igual al valor de una ametralladora, nos obliga a ser cautelosos en los gastos.

Dionisio Albarrán se apresuró a comentar, que hacía una semana, uno de los ministros, cuyo nombre había olvidado, se le aproximó en una cafetería y mientras le golpeaba el hombro, le dijo: “Gracias don Nicanor Parra, por su última novela que me mandó de obsequio”. 

-Yo no acostumbro a enviar libros de regalos a las autoridades de gobierno, pues no leen e ignoro por qué el ministro me confundió con Nicanor, que ya está muerto.

El burócrata se apresuró a manifestar que la anécdota era un valioso antecedente y le aseguraba, que la solicitud iba a salvar los escollos burocráticos.

-No lo podemos negar, don Dionisio, que los trámites son lentos, sin embargo, se va a agilizar, tratándose de usted.

De ser así, el escritor debía confiar que en un mes iba a recibir los 35 mil pesos solicitados. Y el burócrata agregó:

-Bueno sería don Dionisio Albarrán o don Nicanor Parra, que en la conferencia se refiera a que, gracias a nuestra desinteresada ayuda, usted pudo desarrollar su labor de divulgación cultural. 

A fines de abril, Dionisio Albarrán presentó esta solicitud en tres copias y a la fecha, no hay respuesta. Quizá si fracasa el viaje a Harvard de don Felipe Larraín Bascuñán, le den una colita de los viáticos que el Ministro de Hacienda, iba a utilizar en su frustrada gira de califa, rumbo a Jauja.   

 

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