El Gobierno neoliberal del acaudalado presidente argentino Mauricio Macri le pedirá al FMI (uno de los gendarmes del sistema monetario y financiero global) un crédito de tipo stand-by cuyo otorgamiento está sujeto a lo que se llaman las “condicionalidades”. Estas no son otras que las ya enunciadas en el llamado “Consenso de Washington” en los ochenta (*) que para el caso Argentino consisten en medidas de austeridad, de ajuste fiscal y reformas estructurales.
En palabras de ciudadanos esto significa eliminación de programas sociales estatales para los hogares populares y mujeres, recortes en políticas públicas como la salud hospitalaria, despido de trabajadores públicos, nula subvención a la cultura, ataques a los sindicatos, baja de salarios para los trabajadores y disminución de impuestos para los empresarios. Además de eliminación de tarifas aduaneras y desregulación ambiental para atraer a las empresas extranjeras. En definitiva modelo neoliberal y extractivista al máximo.
Los gobiernos de los ricos dicen “se acabó la fiesta” pero ellos viven de fiesta.
Austeridad se le exige al pueblo, pero los políticos de la elite como en Chile no siguen las normas. El caso del Ministro de Hacienda chileno Felipe (otro que habla de austeridad) Larraín ilustra bien la mentalidad del político oligarca. Larraín, perteneciente al 1% más rico de Chile, se paga una fortuna para asistir a reunión de ex alumnos en Boston con platas del erario público chileno, siendo que Harvard (donde estudia el 2% top de los ricos norteamericanos y del mundo) le pagaba el pasaje. Esto es malversación.
En el caso Argentino, según el ex director del FMI claudio Loser, el pedido de préstamo de 30 mil millones de dólares “va a doler”. Le faltó agregar que al pueblo argentino le va a doler.
El préstamo para ser otorgado debe contar con los votos del directorio del FMI, más la venia de David Malpass, Subsecretario de asuntos internacionales del Departamento de Estado norteamericano y con la aprobación final de la mandamás del FMI Christine Lagarde.
Escrito por Leopoldo Lavín Mujica
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(*) El denominado Consenso de Washington se refiere al conjunto de medidas de política económica de corte neoliberal aplicadas a partir de los años ochenta para, por un lado, hacer frente a la reducción de la tasa de beneficio en los países del Norte tras la crisis económica de los setenta, y por otro, como salida impuesta por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) a los países del Sur ante el estallido de la crisis de la deuda externa. Todo ello por medio de la condicionalidad macroeconómica vinculada a la financiación concedida por estos organismos.