Noviembre 15, 2024

¿Está desorientado el Frente Amplio?

 

 

El Ministro de la Segpres Gonzalo Blumel acaba de reiterar en “reservada reunión” con miembros de Cieplan, a la que asistieron entre otros Alejandro Foxley (DC), Pablo Piñera y René Cortázar (DC) que la táctica llevada adelante por el Gobierno sigue siendo la de “retomar el espíritu de los acuerdos” de los 90 en los temas ya enumerados por el Presidente. Es en estas comisiones, inspiradas en la ideología del consenso, como la de Infancia, donde se inscribieron para participar, el diputado Gabriel Boric (MA) y la diputada Natalia Castillo (RD).

 

 

De esta manera, dos diputados de lo que pareciera ser el sector colaboracionista del Frente Amplio, adoptaron tácitamente lo que es una vieja práctica de la transición pactada entre la Concertación y los sectores de la ultraderecha en la que se incluían golpistas civiles de tomo y lomo.       

 

Cabe insistir que en entrevista a diario capitalino Miguel Crispi, el ex funcionario del ministerio de Educación de Nicolas Eyzaguirre y actual jefe de bancada de Revolución Democrática del Frente Amplio en la cámara, reconoce haberse equivocado por segunda vez “al no haber leído bien el plan perfecto con el que llegó Piñera”.

 

Recordemos que Crispi y otros funcionarios de RD renunciaron a sus pegas en el Mineduc después de reconocer que era imposible aspirar a cambios fundamentales en educación superior desde el Gobierno de Bachelet. La justificación de RD para entrar al gobierno pasado fue un supuesto ímpetu reformista que “abría puertas” (Dixit el diputado Jackson).

 

Si bien Crispi reconoce ahora que el plan piñerista es solo en “apariencia perfecto”, el dirigente RD declaró a El Mercurio, con una ingenuidad que sorprende, que durante las primeras semanas su bancada y a “nivel general” dice, sin dejar en claro si se refiere a toda la representación parlamentaria del FA, se instaló la “opinión que el Gobierno de Piñera era un bloque sin grietas”.

 

En ningún momento en su entrevista en El Mercurio, se le ocurre siquiera a Crispi caracterizar la composición social y política del Gobierno de Piñera. Le hubiera podido ayudar un poco a ubicarse y a evitar que la instalación del FA en el Congreso fuera “accidentada”, como dice. El jefe de la bancada de RD ignora inexplicablemente que éste sea hasta los tuétanos un gobierno de empresarios y que gobernará para la oligarquía con un plan de conjunto de corte neoliberal y conservador en lo político, económico y cultural.

 

Pareciera que algunos en el Frente Amplio consideran que es “ideologizado” insistir en caracterizar el gobierno de Piñera como un Gobierno neoliberal con fuerte presencia empresarial. Sólo algunas semanas en el parlamento y ya algunos diputados frenteamplistas le echaron agua al vino. Hay un proceso de parlamentarización y de profesionalización elitista sobre el que cabe reflexionar.

 

En su entrevista a El Mercurio, Crispi no mencionaba que la clase empresarial, que ha sido sistemáticamente favorecida por los gobiernos de la Concertación-Nueva Mayoría, bajo la presión de sus partidos (Chile Vamos) y financiada por las grandes empresas Penta, SQM, Luksic, Paulmann, Angelini; grandes bancos, Isapres, AFPs, oligopolios farmacéuticos, forestales, pesqueras, mineras, decidió ella misma administrar el país al igual que las oligarquías occidentales y latinoamericanas lo están haciendo al aprovechar los errores y la corrupción desatada por los “progresismos” y las “centroizquierdas” neoliberalizadas y en descomposición. Y es que las oligarquías nacionales perciben que hay una crisis civilizatoria profunda y que globalmente planea el espectro de otra crisis financiera parecida a la del 2008.

 

Nada extraño que el presidente chileno en cuestión sea un millonario de Forbes.

 

Sin embargo, nada de esto ayudó a Crispi para leer el conjunto del diseño neoliberal.

 

Dentro de Revolución Democrática parece haberse instalado una mirada estrecha y burocrática de la política. Por ejemplo, el diputado Pablo Vidal plantea, sin que hayan habido debates democráticos ni en RD ni en el FA, que según él: “buena parte del futuro del Frente Amplio se juega en las elecciones municipales del 2020. Y en ese sentido, creo que tenemos que prepararnos para una coordinación entre el Frente Amplio y la ex Nueva Mayoría que permita enfrentar de manera sólida a la derecha que hoy está representada por Chile Vamos. Una señal de gobernabilidad sería coordinarnos con la ex Nueva Mayoría”.  Al priorizar lo electoral, sin plantear siquiera sobre qué base programáticas se hará la “coordinación”  se está dejando de lado la construcción del Frente Amplio en los territorios sociales. Es ahí que surgen los conflictos reales y las demandas y se está a la escucha del pueblo. Ese era, al menos, el discurso del FA.

 

Tales declaraciones del diputado Pablo Vidal van en el mismo sentido de las que M. Crispi expresó. Éste no explica por qué algunos diputados fueron demasiado lejos y se plegaron a la táctica de los “acuerdos nacionales” de Piñera. 

 

Hay elementos que indican que el discurso y la práctica que se están imponiendo en un sector del FA privilegia los “liderazgos” y la experiencia. Sin embargo, Crispi no explica qué entiende por esto de ser “líder”, ¿serán los tipos más ‘inteligentes”, aquellos plebiscitados por los medios y las encuestadoras como “cancheros”?

 

El discurso críptico de Crispi dice “no supimos leer” el plan de Piñera. ¿Será por eso entonces que algunos cayeron redonditos en la trampa de las Comisiones “sobre la infancia” y otras, debiendo comprobar más tarde lo que el sentido común decía: que se trataba en la práctica de una maniobra discursiva del piñerismo para apaciguar les tensiones, seducir a la ciudadanía, neutralizar y profundizar la crisis en la oposición? Si autocrítica no ha habido, quiere decir que se sigue creyendo en las comisiones de Piñera como medio para resolver los problemas del país. Lo cual es política de la ilusión.

 

Los sectores gobiernistas ya declararon que  buscarán a como sea bajarle los impuestos a las empresas (una de las tasas más bajas de la OCDE). El fin (que justifica los medios) no es otro que reactualizar en diversos frentes el plan neoliberal, el mismo de los Chicago boys en dictadura, pero en las condiciones de una democracia representativa liberal con irrupción de movimientos sociales.

 

Después de escuchar el plan de represión de Piñera en la Araucanía, el plan de Hacienda y Economía de Larraín-Valente destinado a bajarle los impuestos a los súper ricos para atraer inversiones del capital extranjero(algo nunca demostrado, sino más bien pura ideología); el de Varela para salvar el mercado de la educación superior, de Santelices para continuar con el negocio de las subvenciones públicas de las clínicas privadas de salud “objetoras” del aborto por tres causales, de ver para dónde va el plan devastador de Dominga (de Délano-Lavín Penta), la ingenuidad de Crispi se debe más bien a una incapacidad para entender el diseño neoliberal y las dinámicas de las fuerzas políticas conservadoras y liberales y los antagonismos sociales que ellas genera.

 

El jefe de bancada de RD no conceptualiza la realidad política y social. Demuestra ignorar que el único plan de un gobierno neoliberal es beneficiar a la oligarquía, y que para eso busca fragmentar las demandas y los frentes de conflictos (las “causas”) para administrarlas en su provecho.  Por lo tanto, y vista así la situación después de instalado el Gobierno y haberse percatado de la ofensiva neoliberal en marcha, la tarea de un movimiento político antineoliberal y democrático es trabajar para construir en el parlamento una oposición popular, democrática y antineoliberal que utilice la tribuna parlamentaria para explicar cuáles son los verdaderos planes de los ministros de Piñera. Fue así como a los columnistas de derecha no les gustó las interpelaciones públicas de las diputadas Marcela Hernando (PR) y Maité Orsini (RD) al ministro de Salud Santelices de Piñera en la cámara, pues éstas contribuyeron a develar la agenda oculta del Gobierno y las maniobras conservadoras contra las reivindicaciones de las mujeres en el plano del aborto.   

 

¿No tendrían los sectores de izquierda del FA que transformarse en portavoces de las luchas  sociales para contribuir a que converjan las exigencias feministas, las sindicales (denunciar el acoso de Cueto contra el sindicato Lan Express por ej), las estudiantiles, las ambientalistas para potenciarlos?

 

Tal situación obliga a preguntarse, más que por los “liderazgos” en el Frente Amplio, por la plataforma política que los sectores de izquierda del FA levantan y proponen y a la cual invitan a sumarse a diputadas y diputados del PC, del PS, PR y otros. Además de defender posiciones propias y de encarar el problema de la democracia interna, es decir ¿cómo las bases del conglomerado ejercen un control sobre los parlamentarios y parlamentarias que adoptan posturas no debatidas en el seno de la coalición frenteamplista?  

Escrito por Leopoldo Lavín Mujica

 

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